ᴇᴘɪʟᴏɢᴏ

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La ventana de la tienda de Hyuna parece una especie de loco circo de la era victoriana de Janucá que explotó en un estallido de agujas y encaje

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La ventana de la tienda de Hyuna parece una especie de loco circo de la era victoriana de Janucá que explotó en un estallido de agujas y encaje. Cinta de terciopelo azul y blanco pegada con agujas que deletrea Tattoo Bitch en cursiva. Los ángeles de Bud Light parecen flotar en las esquinas de la ventana y las viejas máquinas de tatuajes se apilan una sobre otra para formar un árbol de metal. Todo espolvoreado con brillo azul y plata. En realidad, se ve un poco impresionante.

—¡Yaaaay! —Hyuna me llama cuando entro a la tienda—. ¡Es Janucá!

—Bueno, técnicamente, Janucá ha terminado, pero...

—Cállate. Janucá nunca termina. ¡El aceite arderá por la eternidad!

Menos mal que nadie está en la tienda porque Hyuna está claramente en modo vertiginoso. No puedo evitar sonreír en su cabello mientras se lanza hacia mí para un abrazo.

—Está bien, puedes contarme todo mientras vamos por la comida.

Guardo mis bolsas detrás del mostrador y Hyuna me lleva de regreso a la puerta, su codo unido en el mío.

—¿Todo sobre qué?

—Todo acerca de porque te ves estúpidamente feliz.

Ella me aprieta el codo en el hueco de su brazo y me sonríe.

—Huh. Tú también —le digo—. Espero que no nos atropelle un autobús para igualarlo todo.

—Pff. ¿Aquí? Como si el tráfico alguna vez se moviera lo suficientemente rápido para que nos matara. —Por supuesto.

Cuando vamos a comer, Hyuna me cuenta que fue a la casa de los padres de Hoseok a cenar y que le causó una buena impresión hasta que accidentalmente se rió en la cara de su padre cuando le dijo que amaba a Neil Diamond porque creía que estaba bromeando.

Le digo a Hyuna lo que Mina dijo sobre el trabajo en la universidad y sobre que Tae me pide que me mude con él. Lo que no le digo es que Tae y yo hablamos mucho sobre el futuro anoche. Sobre nuestras opciones. Sobre cómo se sentiría al dejar Pocheon. No le digo que anoche, cuando nos fuimos a la cama, puse la llave de la cabaña de Tae, nuestra cabaña, ahora, supongo, en la mesilla de noche para poder verla hasta que me quedé dormido. O que, cuando me quedé dormido en los brazos de Tae, con sus grandes manos sobre mí, estaba seguro que estaría allí por la mañana. Que no me despertaría para descubrir que el mundo había desaparecido.

Mientras comemos, Hyuna toca música navideña como DJ, poniendo de todo, desde coros de niños escoceses hasta el álbum navideño de Scott Weiland. Prácticamente me ahogo hasta la muerte con un bocado de pollo agridulce cuando me pongo a gritar por una parodia en YouTube de un comercial de Time Life CD con A Very Eddie Vedder Christmas en el que un genio ha manipulado canciones de Pearl Jam en forma de villancicos navideños. Por último, presenta El extraño mundo de Jack, que es su película favorita de Janucá porque dice que es obvio que Jack Skellington, un forastero flaco que intenta acceder a la Navidad estudiándola, es una metáfora de los niños judíos que crecen y tratan de entender cuál es el gran problema con la Navidad.

ᴀᴍᴅǫᴘ_ᴠᴍɪɴ ||ʟɪʙʀᴏ 1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora