Otro salón, igualmente oscuro, pero con un matiz diferente. Mis pies se rinden, parece que no se moverán más. Se fijan al piso cuál cerradura a una puerta y se echan a dormir mientras que yo, admiro esta nueva habitación, quizás más solitaria que la anterior.
Pareciera una gran pantalla, una en la que María ya no camina tan apurada, de hecho, levanta su mano hacia mí en cuestión de saludo, pero mis manos tomaron el mismo rumbo de mis pies. Intento sonreírle pero mi rostro no responde, así que la Floristera sigue su camino. Tal vez si pasa de nuevo le ofrezca una explicación.
Sigo apreciando el vasto proyector y mientras todos caminan y caminan, yo sigo inmóvil llamando a mis sentidos, buscando qué hacer, sin embargo, mi mente está de viaje, quién sabe cuándo volverá.
De pronto a lo lejos veo algo. Una silueta que camina en dirección contraria. De hecho, mantiene la intención de venir hacia mi.
- Hola. - tenía similitud a los hombres, pero no era uno en lo absoluto. - ¿Estás perdida? - sonríe sin gracia.
Miro a todos lados con el rostro entumecido. ¿Me estará hablando a mi? Algo aún más importante, ¿Cómo lo supo?
- Puedo llevarte por otra dirección. - replicó enseguida.
Me detuve a analizar un momento. Eso tal vez podría ayudarme, pero no le conocía. Mamá siempre me dijo que no era bueno andar con extraños, pero en cierto sentido, había algo en su voz que me atraía a su petición.
- Conozco bien este lugar. - prosigue. - Y me parece que "esto" no es lo que necesitas.
Mis pies parecieron creerle y sin previo aviso emprendieron la marcha tras aquella figura, cuál aura desconocida, exudaba recelo y aprensión.
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Almas
RandomEn un mundo de vidas perdidas, existen almas que necesitan ser escuchadas. Seres que anhelan que su voz promulgue ese grito que los saque del abismo, que alguien baje una estrella que alumbre su camino. Podrían ser muchos, podría ser yo... Podría...