Créditos al autor: Arminius
Luego de levantarse temprano, Naruto había realizado la rutina de ejercicios físicos en el patio trasero de su casa. Los primeros días luego del desastroso examen para ascender a Chunnin, había estado muy deprimido. Los dolores que lo aquejaban por las heridas y lesiones coleccionadas a lo largo de los meses pasados, eran algo nuevo para él. Nunca había notado lo rápido que el Kyuubi había ayudado siempre a recuperarlo. Lo que antes le tomaba un día en sanar, ahora al menos eran tres. Aprovechó ese tiempo muerto para intentar comprender las técnicas de sus padres que había heredado. En algunas horas del primer día, descartó de plano los sellos Uzumaki. No solo eran incomprensibles para él, sino que aunque pudiera ejecutarlos, no disponía del chakra para hacerlo. Intentó entonces, leer las técnicas y anotaciones que su padre había dejado. Un Shinobi con chakra en niveles normales y al cual Naruto por descarte ahora se parecía más.
Su frustración fue a la par de los anteriores pergaminos. Su padre tenía técnicas que él podía ejecutar desde su poder, pero no podía realizar por lo complejo. ¿Técnicas de fuego? ¿Agua, tierra? Solo las de viento Naruto tenía posibilidad de alcanzar por el momento, y la teoría de cómo hacerlas era algo que no estaba al alcance de comprender. Su último intento fue a los 7 días del examen Chunnin. Ya recuperado de sus heridas encontró entre los jutsu sacados de la montaña de los ermitaños el legendario Dios del trueno volador.
Tuvo un momento de breve ilusión. Si lograba dominar esa técnica se trasformaría automáticamente en un ninja de elite. Solo su padre había logrado ese poder, el trasporte instantáneo a través de sellos era un arma letal. Y el punto positivo, no requería masivas cantidades de chakra en la corta distancia. Pero cuando abrió el pergamino con los detalles esenciales de la técnica, su esperanza se evaporó al instante.
Números, números y más números. Signos, raíces, potencias. Matemáticas, un lenguaje de los demonios.
Naruto cerró el pergamino con cuidado, se froto su sien con insistencia, y finalmente se decidió a salir al patio para realizar ejercicios físicos. Durante esos días no cruzó palabras con nadie en Konoha. Solo una vez había salido para hacer compras generales y ya no había vuelto a asomar su cara a la calle. De su cuarto, al comedor, continuando al patio trasero, para regresar al comedor y de nuevo al cuarto.
Naruto sabía que ya no era un ninja, ahora era un fiasco.
Tenía una decisión que tomar, una dolorosa e inevitable opción. Su mente era un caos, no podía concentrarse, no podía ni sentarse a releer los libros básicos que jamás atendió en sus tiempos de la academia, todo para poder entender las técnicas en los pergaminos.
En las noches, comenzó a beber sake para conciliar el sueño. Aun así, necesitaba una buena iluminación en su cuarto para poder descansar brevemente. Aún tenía las mismas pesadillas que por mucho tiempo le había aquejado, aunque cada vez le producía menos impacto por la reiterada insistencia. Pero siempre como mínimo le hacía despertar empapado de sudor.
Era el día 10, desde que regresó a la aldea...
Había estado practicando sus técnicas básicas en el patio trasero. Como siempre su chakra no duraba mucho, calculaba que no podría luchar a buen nivel por más de una hora, y de requerir enfrentar a varios enemigos, no duraría ni 20 minutos. El día era hermoso, el sol brillaba y no hacia frio. ¿Por qué se preocupaba tanto por ser ninja? Ya no era claramente necesario que lo fuera, tampoco hacía falta por la paz en los países. Era cierto que podría haber problemas a futuro. Siempre existían los renegados que buscaban causar problemas. ¿Pero por qué Naruto tenía que hacerse cargo de todo? Había ninjas fuertes, todos tenían responsabilidades. El rubio ya había hecho su parte en la anterior guerra. No era una deshonra retirarse con la gloria aun intacta.
De pronto se sintió harto de todo, harto de compadecerse, harto de entrenar lo que jamás sería útil. Cierta vez, cuando vagaba de aquí para allá junto a Ero-Sennin, Naruto le había cuestionado que el peliblanco no se pusiera a entrenar más seguido. Que dejara las perversiones e hiciera honor a su título. Jirayja no se inmutó por la queja y solo respondió:
-Cuando seas más grande, te darás cuenta que la clave de un buen entrenamiento esta no solo en esforzarse siempre, sino en cómo aprovechar los descansos.
En aquel entonces no lo entendía, pero ahora tenía bastante sentido esas palabras sueltas del sabio pervertido. Naruto no tenía afición por espiar en baños termales como su padrino, pero aun así tenía otros gustos en cuanto podía tener un momento de calma. Un ejercicio para relajarse que aprendió en el monte de los ermitaños. Buscó entre sus cosas, ropa cómoda, dejó sus armas, dejó todos los pergaminos de técnicas guardados en un cajón. Y saliendo por primera vez de su vivienda, fue a una tienda a comprar una caña de pescar. Junto al rio o cerca de un lago, a la espera de un pez que caiga en el cebo, Naruto tendría todo el silencio y la tranquilidad necesaria para olvidar los problemas que lo aquejaban hace tiempo.
Caminó por las calles de la aldea con serenidad. Los civiles lo saludaban con entusiasmo y respeto. Los Shinobi en cambio, había algunos que seguramente ya habían escuchado rumores sobre su humillante derrota en un tonto examen. Lo miraban con cierto recelo, como desconfiando que realmente fuera el mismo Naruto Uzumaki que todos habían conocido. Durante 10 días había evitado a todos. Hinata, Sakura y varios más habían golpeado a su puerta y el nunca respondió. Necesitaba tener una respuesta para sí mismo antes que alguien más le preguntara. Por esos 10 días estuvo pensándolo, mas allá de su depresión, mas allá de lo que no pudo conseguir sentimentalmente o las deudas que dejó por responder a su regreso. Naruto necesitaba una respuesta ante sí mismo. Por fin luego de varios días, se podía decir que la tenía.
Luego de comprar la caña, y conseguir gusanos para cebo. Por primera vez en mucho tiempo se sintió seguro de que hacer. Un día de pesca, cocinar al costado del rio, un momento en la naturaleza y agradecer a Kami poder caminar, poder moverse y hasta correr. Ser un hombre sano, tenía una vida por vivir y un futuro por rearmar. Naruto el ninja estaba muerto, Naruto el héroe estaba muerto. El anciano sapo de la montaña tuvo razón, siempre la había tenido.
Salió de la aldea, como un simple pescador. Tuvo que mentir a los guardias diciendo que iba a entrenar, que pensaba pescar su almuerzo. Durante horas estuvo sentado junto al rio, a 2 kilómetros de la aldea. Mirando la naturaleza a su alrededor, tratando de encontrarle un sentido a la vida sin ser ninja. Era extraño, siempre había sido ninja pero ya no tenía chakra. Siempre fue valiente pero ahora tenía miedo a la oscuridad. Siempre tuvo muchos grandes sueños, pero sus noches ahora estaban dominadas por las pesadillas.
-Ser como el rio....-se dijo apenas- deja a las cosas suceder. Fluye, camina, mañana será otro día.
Necesitaba estar tranquilo, pensar, desconectarse. Necesitaba con urgencia calmar su corazón. Tomar una decisión, pero basándose en lo que le convenía a él, y solo a él. Por primera vez no había nadie más. No tenía que pensar en otra persona. Veía los pescados clavados en pequeños palos de madera junto al fuego, y le apetecía solo disfrutar de la comida. Solo eso, y nada más.
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Frente a un árbol grande, en el campo de entrenamiento 14, una joven golpeaba con precisión los puntos vitales. Tal como si fuera un cuerpo del enemigo, cada golpe hundía parte de la corteza y las astillas lastimaban sus manos. Había estado muchas horas entrenando y su chakra le cobraba cuota. Hinata Hyuuga estaba confundida.
¿Por qué? ¿Por qué Naruto-kun la ignoraba?
Había vuelto hace 10 días y no había señales de querer hablar con ella. Lo había buscado en los campos de entrenamiento a diferentes horas, lo buscó en el hospital por si tenía que curarse las heridas de su examen. Vigiló durante horas tanto a Sakura como a Shizune en busca de encontrarlo. Nada, ni una silaba, ni un indicio de su presencia. Antes era demasiado sencillo hallarlo. Solo tenía que activar su Byakugan y seguir las emanaciones más fuertes de poder. Ahora era buscar a un civil, le resultaba muy difícil. Pasaron varios días hasta que tuvo el tiempo para ir a su casa. Golpeó a la puerta con el corazón en la mano y espero. Él no atendía, Él la estaba evitando. Podía verlo con el ojo blanco en el interior, pero él no atendía a la puerta.
¿Era su forma de rechazarla? ¿Era la manera de decirle que jamás aceptaría sus sentimientos? Era cierto que Naruto tenía que entrenar, pero eso jamás le había prohibido tener tiempo para comer su ramen adorado o atender a sus amigos con amabilidad. ¿Qué ocurría con él? ¿Acaso estaba, con alguien más?
Hinata centró su atención en seguir a Sakura. Si alguna mujer le estaba arrebatando la atención de Naruto. Tenía que ser ella. De alguna manera se estaban viendo, aun cuando Sakura estaba comprometida con Sasuke Uchiha. De alguna manera esa mujer estaba con ambos. Hinata no sabía que pensar, pero necesitaba estar con Naruto al costo que fuera. Su padre hace meses estudiaba las propuestas de matrimonio para sus hijas. Hinata se sentía encerrada, sabía que en poco tiempo su destino estaría sellado. Tenía que lograr que Naruto-kun la salvara.
Demasiado perdida en sus pensamientos, Hinata nunca sintió la presencia del recién llegado al campo de entrenamiento. Él se acercó lentamente y con cuidado, no era buena idea acercarse a una Kunoichi que estaba destrozando un árbol por la furia en sus golpes.
-Diría que si no te mueves de ahí....-anunció Sasuke parado detrás de ella- el árbol te ha de caer encima.
Hinata dio un giro rápido y barrió con el pie izquierdo para luego lanzar un golpe frontal al pecho de quien estaba detrás. Demasiado abstraída en su pensamiento no prestó atención a su espalda, hacía tiempo que no tenía chakra para usar el Byakugan pero sus golpes aún tenían todo el poder para matar. Su barrida no tuvo efecto, por que el Shinobi elevo su pie adelantado para evitarla, pero el golpe a su pecho iba directo al corazón. Hinata detuvo su mano a escasos centímetros de impactar, a último momento su giro le reveló la bandana de la hoja en la frente del hombre tras de ella.
-Sasuke-san....-dijo algo jadeante y sorprendida- ...no debe acercarse por detrás a quien entrena.
-Lo siento....-indicó neutro- pensaba iniciar mi entrenamiento diario aquí mismo. Pero me quedé observándote. Por cierto, lo que dije sobre el árbol...sucederá ahora.
El crujir de madera les dio un último aviso, a pesar de ser un grueso tronco los constante ataques internos los había debilitado tanto que el propio peso lo derribaba. Ambos se movieron de la posición y segundos después, sobre el verde prado había caído el mastodonte de madera. Hinata observaba el árbol por los suelos y realmente no recordaba haber derribado algo grande y solido a pura práctica de golpes internos. Debía haber golpeado más de cien veces a cada punto para lograr tal daño. Realmente había estado demasiado tiempo entrenando y pensando.
-Pareces algo....enojada...-dijo Sasuke sin saber cómo definir lo que había visto- la furia es buena para entrenar....al menos a mí me ha servido bien.
-ah...si....gomen....
Sasuke ni siquiera preguntó por qué se estaba disculpando. Técnicamente ella no había hecho nada malo. Entonces establecido el saludo, fue al centro del campo y comenzó a practicar. Tenía mucho que pensar, mucho por discernir. Desde hace días, cuando tuvo esa... "discusión" con Sakura, que la pelirosa lo evitaba. Era sutil, pero ya no tenía tiempo para él. Que tenía trabajo, que tenía turno en el hospital, que tenía misión. Sasuke al principio no le dio importancia. Pero algunos días después comenzó a seguirla desde la sombras. Quería saber que la tenía tan ocupada, si estaba en problemas o si los viejos que tanto Kakashi le había dicho ya no molestarían, intentaban hacerle algo desde lo clandestino. Tuvo que tener mucho cuidado, ella ya no era la niña caprichosa y débil de los tiempos Gennin. Ahora podía detectarlo fácilmente si él la seguía personalmente. Así que Sasuke utilizó serpientes de invocaciones para vigilarla todo el tiempo.
En el día 6 desde la discusión que tuvieron, las serpientes de Sasuke siguieron a Sakura directo a la casa Uzumaki. Ella golpeó la puerta, estuvo bastante tiempo tratando de que el rubio atendiera al llamado. Golpeó y golpeó sin obtener respuestas. Finalmente tuvo que comprobar si Naruto estaba bien. Usó una pequeña babosa en su mano para rastrearlo dentro de la vivienda. Luego de esto, ella se retiró sin insistir más.
Sasuke reflexionó durante muchas horas mientras intentaba dormir en las noches. Acostado en la cama de su habitación en la mansión de sus padres, el moreno yacía con los brazos detrás de su cabeza y mirando al techo en la oscuridad trataba de poner en orden los pensamientos. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué la seguía? ¿Por qué le molestaba que ella quisiera acercarse al Dobe? Se sentía solo, esta no era una sensación extraña porque desde siempre había sentido la soledad. Pero por primera vez desde hacía mucho tiempo, comenzaba a echar de menos estar con alguien en particular. Cierta noche, no sabiendo cómo actuar, le consultó a Kakashi sobre qué hacer para atraer a una mujer:
El peliplata lo estuvo mirando casi un minuto en completo silencio sin apartarle los ojos. Sasuke no entendía que estaba pasando exactamente, porque lo miraba como si no fuera de este planeta. Kakashi destapó su sharingan y lo volvió a mirar fijamente, la situación ya iba rumbo a lo ridículo.
-ah....-dijo por fin el peliplata, cuando Sasuke ya estaba empezando a cabrearse- solo quería saber si eras tú realmente.
-¡¿Qué tiene de extraño que pregunte esas cosas?! –Exclamó enervado completamente el moreno- ¡¿Acaso soy el único que ha preguntado eso desde el principio del tiempo?!
-No claro que no....-dijo Kakashi sonriendo detrás de su máscara de esa forma que irritaba profundamente a Sasuke, como si bromeara con su problema- sucede que...-Kakashi se rascó la cabeza confundido- eres el ultimo que creí, me preguntaría algo como eso.
Sasuke continuaba con su entrenamiento furiosamente. Siempre entrañaba al máximo, al punto de quiebre. Se había quitado la chaqueta Jounnin y también la camisa quedando con solo los jean azules como prenda única. Practicó con Sunsanoo y trataba de ser más preciso en los disparos de la ballesta que el espíritu tenia. Luego desenvainó su Chokuto, y a la par de Sunsanoo con su espada, practicó sus artes de ataque y defensa. Su cuerpo lo hacía todo automático, pensaba en las palabras de Kakashi y se irritaba aún más. Lo primero que el Hokage le dijo, fue que tenía que darle más datos de esa mujer para saber qué consejo darle. Ni por un instante Kakashi había supuesto que era Sakura. Después de todo, ¿Cómo suponer eso? Sasuke jamás se había mostrado interesado en ella. Todo por el maldito contrato fingido que habían salido algunas veces y a disgusto. Sasuke soltó un "olvídalo" y se fue de la oficina de Kakashi más molesto que al principio.
¿Cómo lo haría? ¿Cómo lograría ser "romántico"?
Estaba en problemas y era consiente. Sakura no pretendía nada más con el que amistad, y eso evitaba que todo fuera sencillo. Cuando eran niños, ella era quien tomaba la iniciativa, le hablaba, le invitaba. Pero ahora eso ya no sucedería. ¿Valía la pena? Todo podía ser un simple capricho. Tal vez Sakura le interesaba solo por enfrentar a Naruto. Sasuke se había sentido muy irritado al ver como el Uzumaki daba pena en su batalla para ascender a Chunnin. Había tenido el deseo de enfrentarlo, de que se recupere para luchar contra él. Cara a cara, como en el valle del fin. Dos guerreros leyendo la mente y el alma del rival con solo mirarlo a los ojos. En silencio, aplastándole el espíritu de pelea, y alzarse con la victoria.
-Sasuke-san....pareces algo enojado....
La muchacha Hyuuga no se había ido del campo al parecer. Sasuke estuvo tan concentrado en sus pensamientos que ni siquiera se había dado cuenta. Ella se acercó por detrás cuando el moreno parecía detenerse. Entonces Sasuke giró por puro reflejo y su Chokuto estuvo a centímetros de enterrarse en el corazón de la mujer. Le apuntaba al centro del pecho, su Sharingan estaba fijo en la figura de Hinata. Luego de algunos segundos, donde siguió apuntándole con decisión. Retiró su arma de la posición de ataque y la guardó en la vaina de un ágil movimiento. Ella lo miraba sin miedo, por alguna razón pareció comprender que Sasuke no le haría daño. El moreno se dedicó a buscar sus armas y su ropa tirada por la zona de combate, mientras ella intentaba enhebrar las palabras que había guardado por todo el tiempo de entrenamiento:
-Sasuke-san....no quiero molestar....-decía ella incomoda- pero me gustaría saber....
El la miró como para confirmar que escuchaba, aunque eso no garantizaba una respuesta. Sin embargo, Sasuke se sentía tranquilo con Hinata Hyuuga. Era una de las pocas mujeres que no lo perseguían como locas al grito de: "SASUKEEE-KUN". ¡Era desesperante! ¡Totalmente frustrante! Su compromiso ficticio con Sakura solo redujo la efusividad del plantel femenino, pero no se rindieron en perseguirlo por donde fuera.
-Sasuke-san....-insistió la joven para que el moreno la mirara- ¿Cuándo....podrán fecha para el casamiento?
-¿Por qué te interesa eso?
-Por nada....-bajó la vista con suavidad Hinata avergonzada- solo curiosidad.
Antes ya le había ocurrido lo mismo. Sasuke recordaba que Karin por citar un solo caso, había hecho la misma pregunta con la clara intención de impedir que ese acontecimiento sucediera. Se le veía en los ojos a esa pelirroja desquiciada que no iba aceptar por las buenas perder. Tal vez atacaría a Sakura, tal vez intentaría alguna tontería. Sasuke observó fijamente a Hinata y estuvo a punto de mandarla al diablo. Pero tal como Sakura le había recomendado muchas veces, no debía ser grosero ni impulsivo con las personas a su alrededor. No todos eran enemigos a los cuales derrotar. Así que pensándolo con más cuidado, mientras se colocaba su remera y se ajustaba el chaleco Jounnin, recordó que Hinata Hyuuga no estaba interesada en el como hombre. Que siempre había estado atraída por el Dobe de Naruto.
-¿Qué tanto interés tienes por mi compromiso? –dijo no siendo todo lo amable que hubiera querido.
-Bueno....-ella se veía incomoda- lamento molestar, solo quería saber....si todo entre Sakura-san y tu.... ¿marcha bien?
Sasuke enseguida pudo encausar el asunto. Hinata quería saber si tenía que preocuparse por Sakura, en su asunto personal con Naruto. ¿Su asunto con Naruto? ¿Qué tanto habrían avanzado? Sasuke ahora era quien quería saber. Porque si Naruto seguía estando solo, si seguía aguardando por Sakura, eso era un problema para el moreno ciertamente.
-Ella es alguien....-no supo cómo definirlo- difícil.... Habla mucho pero siempre oculta algo.
-¿Pero....aún se van a casar?
-Quedan dos meses de contrato....-dijo tratando de rastrear con la vista ciertos kunai repartidos por el campo- (aunque no estoy seguro de lograr nada en ese tiempo)
Hinata supo que todo estaba mal. Sasuke no emitía expresión del problema, pero los años en su familia le hicieron a la joven una capacidad innata para comprender el silencio como un lenguaje aparte, como una forma de palabras sin sonido.
-¿Puedo....ayudarte en algo? – susurró la muchacha tal vez entendiendo que Sasuke necesitaba hablarlo con alguien.
-Entrenar....-respondió como a disgusto el moreno- ¿quieres...entrenar un poco?
Hinata sonrió, no supo porque, no supo de donde salía ese gesto. Lo único que se le ocurrió es sonreír. Sin más palabras, porque hombres como Sasuke no las necesitaban, porque mujeres como Hinata no requerían explicaciones. Ambos activaron sus Doujutsu, iniciaron movimientos de combate mano a mano. En completo silencio, en total concentración, la confusión de Sasuke era evidente. Ambos se encerraban en lo mismo, la práctica y el silencio. Ambos estaban alejados de lo que querían, ambos eran mejores entrenando que abriendo el corazón.
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El consultorio estaba por fin limpio y ordenado, Sakura había tomado casi dos horas para ponerlo en condiciones. Su mejor amiga Ino Yamanaka había estado dándole charla mientras la silenciosa pelirosa intentaba buscar en su propio espíritu las respuestas que necesitaba. Ino la observaba mientras los temas eran triviales y sin importancia. Sakura tan solo acompañaba todo el dialogo sin mucha atención. Por supuesto, el tema principal de sus últimos meses, era una elección y una necesidad. La elección de una pareja, la necesidad de ver bien a unos amigos.
-¿fuiste con Naruto?
-No sé de qué hablas, -señaló la rosa tratando de evitar que su amiga se entrometa.
-Estoy hablando de Uzumaki Naruto, -apuntó la rubia que quería saber más- el Baka en el que te la pasas pensando, mañana, tarde y noche. El único ser que parece tener la capacidad de hacerte sonreír. Aquel que está encerrado en su casa, y sin salir por mucho tiempo.
-Ya no puedo hacer nada por él, -respondió Sakura dándole la espalda a su amiga- quise esperar algunos días para que se recuperara de su pelea. Estoy segura que se siente muy humillado. Que está decepcionado, que no puede ni vernos a la cara. Fui a él, lo llamé y he golpeado su puerta tratando de que abriera a mí.
-¿Y qué pasó?
-Estoy aquí, -definió ella triste- sin saber que más hacer. Sin tener como acercarme a decirle algo, alguna cosa que nos una nuevamente. Poder volver a ser lo que éramos, comer juntos, sonreír juntos.
-¿vivir juntos? –sonrió Ino de esa manera que parecía haber visto el otro lado del alma
-No....-respondió Sakura dejando escapar una mueca de sonrisa que apenas pudo detener. –no estoy pensando en eso.
-Admítelo, -exclamo haciendo un gesto de sorpresa fingida- de una maldita vez admite que con él, estuviste cómoda y feliz. Que viviste en esa casa y fuiste feliz.
-¡Basta Ino por favor! –Sakura comenzaba a ponerse más y más colorada- ¡no es cierto! ¡Solo cuidaba de él! ¡Nada más!
La rubia disfrutaba abochornándola, era cuando su amiga demostraba su verdadera personalidad. En realidad se moría de ganas por ir con Naruto. Pero también entendía que el Uzumaki debía tener unos días de tranquilidad para volver a recuperar el ánimo. Los hombres no eran como las mujeres, no necesitaban que alguien más viera su debilidad. Sobre todo las personas como Naruto, siempre alegre.
-Anda...-le picaba Ino divertida- déjate de más vueltas y ve con él. Seguro debe estar entrenando como un desquiciado, y necesitara....alguien que lo cure...jujuju.
Sakura ya no pudo decir más, su garganta se había cerrado completamente y su rostro parecía tomate maduro. Ino tuvo dos cosas claras, que su amiga negaría completamente hacer lo que haría 15 minutos después de salir del hospital. Y que seguramente todo terminaría en un rompimiento de contrato con Uchiha.
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Algunos días después...
-Naruto-kun....
Hinata estaba en el patio trasero de la casa Uzumaki. Después de muchos días, al fin había podido ubicar a Naruto. El rubio le había abierto la puerta a la chica Hyuuga. Se había portado amable, sonriente y tranquilo. Le invito té, charlaron y todo parecía un sueño. Hinata veía a Naruto muy bien, sus heridas parecían haber sanado, su ánimo estaba de regreso.
Cuando el Uzumaki sugirió que necesitaba ir al patio trasero, Hinata supuso que sería para entrenar. Pero la situación la dejó completamente sorprendida. Naruto había conseguido unos tablones de madera, y con paciencia se dispuso a lijarlos. Siguieron hablando pero Hinata cada vez sentía más desazón. Él no estaba entrenando, su chakra no se estaba recuperando. El no parecía estar volviendo a ser fuerte.
Sakura también lo había visitado en esos días, y Sasuke apareció alguna que otra vez para invitarlo a entrenar. Naruto siempre fue amable, siempre una sonrisa y un té. Pero denegó cualquier invitación a entrenamiento, tampoco estuvo interesado en reuniones de amigos, o cuando en el cumpleaños de Ino todos pensaron en juntarse. Naruto se aislaba, era amable pero se alejaba de ellos. A cada uno le dilató la situación aunque todos se daban cuenta. Dijo que necesitaba descansar, señaló que con el tiempo volvería. Pero quienes siempre lo habían conocido notaban lo evidente. Naruto no estaba entrenando, Naruto no volvería a trabajar como ninja.
Esa mañana, cuando Hinata había visitado a Naruto y se quedó a almorzar con él. Pudieron comer y reír juntos. Conocerse más, hacía mucho tiempo que se conocían, pero por primera vez la muchacha podía saber cosas pequeñas, cosas que no sabía sobre el Uzumaki y viceversa. Comenzaban a forjar una relación, tal vez no todo lo intima que Hinata hubiera querido, pero ella tenía la impresión que exigirle una respuesta apurada, terminara con todas las chances de concretar una pareja. Lamentablemente el tiempo seguía su curso. El clan Hyuuga tenía una buena cantidad de propuestas para compromisos que ponían a Hinata como participe. Ella tenía la esperanza de lograr interés en Naruto Uzumaki Namikase. Su padre no podría negarse al apellido del Yondaime, Hiashi no podría negar la mano de su hija al hijo de Minato Namikase.
-Naruto-kun.... ¿me estaba preguntando?...-dudó en decirlo Hinata pero alentada por la charla previa había adquirido el valor- ¿Cuándo comenzaras a entrenar nuevamente para tu examen Chunnin?
El rubio sonrió apenas triste, con disculpa. Pero luego de casi un mes, luego de pensarlo mucho por horas enteras de reflexión, tenía una decisión final. Un rumbo nuevo en su vida.
-estuve pescando bastante, y una tarde conocí a un hombre que prometió ayudarme a practicar carpintería. –Naruto se recostó sobre su silla poniendo ambas manos detrás de su cuello- entonces decidí que como hay paz, no tengo necesidad de volver a ser ninja.
-pero pero....-Hinata estaba en shock- tú no puedes renunciar...
-no estoy renunciando a nada. –Admitió Naruto- simplemente ya no soy quien antes era. Hace casi 3 años, mi vida como Shinobi terminó. He sido ninja toda la vida, es lo único que creía saber hacer, pero ahora pensándolo mejor. Tengo una buena oportunidad de disfrutar la tranquilidad de una vida civil. Lo he aceptado, solo espero que mis amigos también lo hagan.
Naruto siguió hablando. Hablaba y hablaba sobre proyectos con madera. Decía que ahora tenía un sensei carpintero que le enseñaría a construir muebles. Que practicaría y con los años establecería un negocio. No tenía nada de malo la vida del civil. Era cierto que no tenían emocionante aventuras, y también que la gran mayoría no eran reconocidos por sus pares como los más poderosos ninjas. Pero Naruto había comprendido, según sus palabras, que Kyuubi le otorgó una segunda oportunidad de vivir. No como ninja, sino de vivir, de ser un simple hombre buscando su felicidad.
Hinata pretendía escucharlo, en serio lo pretendía. Trataba de apoyar su decisión aunque deseaba gritarle en la cara que no renunciara. Que no la dejara sola, que volviera a ser ninja porque si no jamás podrían estar juntos. Su padre jamás aceptaría que ella se casara con un civil. Tenía que ser un Shinobi, un poderoso Shinobi miembros de familia Shinobi respetada. Naruto estaba fuera de su vida, Naruto su amor estaba para siempre afuera. Hinata solo podía tener su amistad, solo la amistad del hombre que amaba. Nada más que eso.
Hinata no era una mala persona, nunca deseaba el mal a alguien. Pero maldijo el día que Sakura Haruno se cruzó en vida de Naruto. Lo maldijo por que directa o indirectamente ella había sellado su destino. No solo le había arrebatado el corazón de Naruto desde niños, sino también la posibilidad de conquistarlo ahora que ella parecía no estar en el medio de ambos. Hinata supo que había perdido a Naruto para siempre, y aun así deseó que en su nueva vida fuera feliz. Como un simple carpintero, como un civil, que tuviera larga vida, una familia, y fuera feliz.
Aunque esto le destrozaba el corazón.
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Sasuke no lo tomó tan pasivo o bien. En el fondo esperaba con ansias volver a enfrentarlo en combate. Cuando se negó a pelear con él, le enfureció mucho. Intentó provocarlo, como cuando eran niños, pero Naruto había tomado una decisión y sabía a la perfección que no tenía posibilidad de igualarse a Sasuke. No era cuestión de voluntad, no era cuestión de tozudez. Era la simple y llana perdida de su poder. Sasuke le dijo que muchos ninjas actuaban sin grandes reservas de chakra. Y que renunciar era de perdedores. Entonces Naruto solo respondió con lo más elemental:
-Si acaso el día de mañana perdieras para siempre tu sharingan.... ¿seguirías siendo ninja? –Sasuke se le quedo mirando confuso- serias una basura, porque todas tus técnicas dependen en mayor o menor medida de tus ojos. Toda la vida tuviste ese don, entrenaste y adaptaste a ese don todas tus habilidades. Serias un fracaso sin tu sharingan. Es lo que me paso a mí, me quede sin mi propio e inigualable don. Las grandes reservas de chakra.
Sasuke ya no sabía que decir, estaba completamente fuera de foco. Dos sentimientos se cruzaban en su cuerpo, el primero era la decepción de no poder derrotar al único sujeto que era digno de ser considerado rival. Y la segunda, la más confusa, esa rara tranquilidad de no tener que luchar en ningún aspecto más con Naruto Uzumaki. Era todo, se había acabado. Sakura Haruno seria suya, no rompería el acuerdo para terminar con un perdedor. Ella no se iría con un civil, los ninjas casi nunca se casaban con civiles. Era suya, sin haber tenido que hacer nada.
En el caso de Sakura, la noticia no pudo ser peor, ella lo conocía como nadie, como ninguna otra persona y sabia por tanto que no ser ninja para Naruto, era como estar muerto. Toda su vida había soñado con ser Hokage, toda su vida había soñado muchas cosas y ninguna se había concretado. ¿Cómo explicarle lo que ella sentía? ¿Cómo hacerle entender que ella ya no pensaba en Sasuke como pareja? ¿Aceptaría Naruto? ¿Aceptaría que ella sentía cosas especiales por él, más allá de ser o no ser ninja? Naruto era un hombre orgulloso, era cierto que de niño nunca lo había demostrado, pero ahora con su bien ganada fama esa cualidad destacaba fuertemente. Naruto era orgulloso, nunca se permitió a si mismo rendirse, nunca retrocedió y jamás dejó de buscar la felicidad. Jamás nadie le vio derramar lágrimas. Solo Shizune había constituido esa persona especial que penetró hasta el fondo del corazón y pudo ayudarlo a desahogarse. Pero hace meses, por un beso y una mala interpretación de la situación, Sakura lo había visto alejarse como nunca.
Lo quería mucho, estaba preocupada por el todo el tiempo. Ino decía que eso era amor. Ino decía que Naruto, solo necesitaba renovar ilusiones para volver a ser quien en realidad era. Ino decía muchas cosas, sabia de más a gusto de Sakura. Cuando la pelirosa le preguntó esas cuestiones meses atrás, Ino solo pudo defenderse con el simple hecho de la ocasión donde ingresó a la mente de Naruto. Sakura quiso saber lo que la rubia encontró, pero su mejor amiga fue tajante en ese aspecto:
-le prometí no hablar....-anunció seria y no daba lugar a cambios de idea- Naruto se sentía muy mal y le prometí no hablar jamás. Sus sueños y sus pesadillas son asuntos tan personales como subjetivos. Pero frentona....-sonrió reprendiéndole cariñosamente- no necesitas que te diga nada de su mente para que tu solita sepas lo que el mas desea, y a lo que más tiene temor.
Era cierto, Sakura sabía que Naruto deseaba una familia. Que deseaba amor, una esposa, hijos. Cuando no lo pudo encontrar esa tarde que fue su búsqueda, Sakura pensó que tal vez Hinata estaría con él. Las palabras de Sasuke siempre rondaban la mente de la pelirosa. "ella lo merece más que tu" "ella está segura de lo que siente por Naruto" eso le dolía, le molestaba y le dolía muchísimo. Quería verlo feliz, quería verlo bien aunque fuera Hinata quien causara ese efecto. Pero desde que Naruto le anunció que dejaría la profesión del ninja, Sakura enseguida pudo darse cuenta que Hinata no había llegado a su corazón, y que al parecer nadie llegaría. Cierta tarde ella fue a la casa de Naruto y charlaron un poco. Fue cuando...
-Hinata-san te ha estado visitando mucho ¿verdad? –Quiso mostrarse amigable Sakura y averiguar un poco más- ¿acaso has empezado a salir con ella? Según supe Hinata-san esta enamo...
-no Sakura....-le cortó Naruto siguiendo con su trabajo en madera- Hinata es una buena amiga, pero eso es todo lo que puedo darle y ella debería entenderlo. Hace meses hablamos sobre ese asunto, la invite a cenar para decirle que respetaba sus sentimientos, pero no podía corresponderle. Las cosas no salieron bien, pero con el tiempo ella lo comprenderá mejor.
-¿la rechazaste? –preguntó sorprendida Sakura y no sabía si estar alegre o triste- ¿Por qué razón?
-Por qué no la amo....-negó suavemente el rubio sin siquiera mirar a su compañera- no puedo engañarla ni engañarme. Así como no puedo mentirle, tampoco puedo hacer lo mismo con mi carrera ninja. Hace mucho tiempo que sabía la realidad, nunca volvería a ser un Shinobi. Quería morir, quería evitar volver a ser un patético sujeto incapaz de crear un jutsu decente.
-¿así que todo se terminó? –Interrogó Sakura triste- ¿solo te rindes y te dedicaras a pescar?
-pescar es noble, además solo lo hago por gusto. –Sonrió Naruto tratando de animar a la charla- lo que quiero aprender, es a trabajar con madera. Ya sabes, hacer muebles, arreglar techos, cosas así...
-¿madera? ¿Serás carpintero?
-Sí ¿Por qué no?, aprenderé lo que sea para seguir mi vida. Lo positivo para ti es que ya no tendrás que estar curándome constantemente. –Naruto nunca la miraba a los ojos- por cierto... ¿Cuándo será tu boda con el teme?
-no habrá una boda...-apuntó Sakura tratando de lograr que el la mirara directamente- hace meses te explique, que entre Sasuke y yo, no hay nada.
-¿ósea que cancelaran el contrato?
-por supuesto... -sonrió ella esperanzada- hablando de cosas importantes, ¿Qué dices si a partir de mañana comenzamos a entrenar juntos? Sería bueno para ti que...
-ya no mas Sakura... -definió el rubio- ya no puedo más, ya no quiero más.
Naruto dejó las maderas que intentaba lijar para una futura pintura. Suspiró profundamente, negarle algo a ella era tan difícil como volver a ser ninja. En el fondo, Naruto deseaba tener una excusa para compartir tiempo con Sakura. ¿Pero cómo resistirse al impulso de amarla? ¿Cómo soportar cuando la joven sino terminaba casada con Sasuke, se fuera tras otro ninja de buen nivel y renombre?
-ya he tomado mi decisión Sakura....-le advirtió suavemente- agradezco tu apoyo y quiero seguir siendo tu amigo. Pero ya no soy ninja, tú lo sabes, yo lo sé, aceptarlo es lo queda.
La pelirosa estaba furiosa, no lo podía disimular. Estaba muy decepcionada de su mejor amigo. No porque elegía una vida como civil, sino porque ni siquiera lo intentaba. Su espíritu ya no luchaba, ya no perseguía sus sueños. Naruto abandonaba su camino Shinobi no por elección, sino por apatía. Eso le hacía muy mal a Sakura, no lo podía describir pero no podía aceptarlo. Se giró molesta, yéndose del patio trasero de la casa Uzumaki. Soltó unas últimas palabras para hacerlo reaccionar:
-no puedes escapar de lo que eres Naruto...-él se detuvo en su tarea para escucharla- así no funciona. Nunca vivirás en paz sino concluyes lo que iniciaste. Se lo que crees, sé que piensas que sin tu chakra estas acabado. Pero estoy segura que juntos podríamos...
-pero no estaremos juntos...
-solo porque tu no lo quieres...
-es lo que más deseo...
-entonces deja de alejarme, -reclamo Sakura aun dándole la espalda- deja de apartarte de mí, deja de estar creyendo que todo lo que hago surge por culpa. Ven conmigo...
-¿adonde?
-quiero que vengas a casa de mis padres, -sonrió apenas la pelirosa rogando por una buena respuesta- para cenar juntos algo casero.....Oka-san cocina muy bien. No te quedes aquí solo. Luego hablaremos sobre tu retiro.
Hubo un momento de silencio, de eterno silencio. Naruto luchaba contra lo inevitable, era la sensación que escarbaba en su mente a cada paso, a cada palabra de Sakura Haruno. ¿Pero que quería ella? ¿Por qué si no aceptaba su amor, aun así seguía intentando estar cerca? ¿Acaso no se daba cuenta del mal que causaba? Naruto no luchaba por que no tenía caso hacerlo. Sakura no sería suya, jamás seria Hokage, había paz en el mundo Shinobi. No tenía nada que demostrar. ¿Cómo hacerle entender?
Simplemente aceptó, fue al interior de su casa para cambiarse y decidió ir con ella. Los padres de Sakura eran personas amables según Naruto había visto. Pero de ninguna manera esto cambiara su pensamiento de dejar la profesión ninja. Naruto había peleado por demasiados años, todo para regresar al comienzo. Ya no quería volver a tener pesadillas con el Juubi. Ya no quería tener miedo.
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El comedor de la casa Haruno era acogedor. Contrario a lo pensado y por la tensión que había entre ambos jóvenes, la cena fue muy alegre y provechosa. Kizashi Haruno era un hombre muy extrovertido. Naruto enseguida hizo conexión con él, y ambos se la pasaron realmente bien. Sakura no sabía si había hecho lo correcto al principio, pero cuando vio las risas a su alrededor en la mesa. Se dio cuenta que hasta su madre estaba disfrutando la velada. Sakura no pudo evitar relacionar esa cena con una ocurrida hace meses en la que participó Sasuke. Su Padre quiso ser amable y alegre, pero las cosas no funcionaron bien. El matrimonio Haruno era más bien informal, Sasuke era absolutamente silencioso y protocolar. Era como juntar agua con aceite. La cena en cuestión fue rápida y sin sobremesa. Sasuke se fue y los padres de Sakura no se vieron muy alentados a repetir la experiencia.
Con Naruto la situación era completamente a la inversa. Mientras Mebuki alistaba el postre junto a su hija en la cocina. Kizashi y Naruto no hacían otra cosa que contarse cosas alrededor de la mesa y reír ampliamente. Mebuki desvió su atención de las porciones de torta que dividía, para observar a su única hija espiándolos desde la puerta de la cocina a los dos hombres. Sakura estaba feliz, su madre lo notaba en la sonrisa que la pelirosa por muchos meses no había tenido. Si tenía que ser sincera, Mebuki comenzaba arrepentirse de haber aceptado firmar el acuerdo matrimonial con Uchiha. Porque conocía a su hija como nadie, y ese muchacho rubio era la causa de su felicidad. Lo había juzgado mal, había juzgado mal la relación de ambos. Creo que era el momento de hablar seriamente con Sakura.
-¿Le has dicho? -susurro apenas Mebuki- ¿le has dicho lo que sucede?
-¿De qué hablas Oka-san? –respondió sin apartar la vista de ellos.
-Cuando viste lo que le ocurrió en el examen....- dijo la madre- viniste aquí con nosotros y...
-¿Cómo supiste? –Pregunto Sakura- ¿Cómo pudiste saber que Oto-san era el amor de tu vida?
-Tu padre y yo fuimos compañeros de equipo hace muchos años. –Definió Mebuki- él siempre estaba bromeando. Durante mucho tiempo estuvo cortejándome. Pero no podía verlo como él quería. No podía tomarlo en serio, no podía verlo como...pareja.
-¿Eran amigos?
-Buenos amigos, -recordó Mebuki sonriendo- él era torpe, amable pero un tonto. Mi familia, el clan Yamanaka no querían ni que estuviera cerca de mí.
-¿Entonces como... pudiste saber que era más que amigo para ti?
-En la guerra anterior... -respondió la rubia- yo tenía que enviar mensajes a varios escuadrones y el enemigo nos rodeó. Estaba muerta, lo sabía bien, así que me concentre en enviar toda la información a los Yamanaka de otros escuadrones. Cerré los ojos y me dispuse a realizar mi última tarea.
-¿Y qué ocurrió?
-Yo era joven y estúpida....-sonrió con tristeza Mebuki- cuando abrí mis ojos luego de enviar la información, todos los enemigos habían muerto. Había casi 40 cuerpos en el campo a mí alrededor. Nosotros solo éramos 4 al inicio. No supe que ocurrió, pero como traíamos kunai especiales de Minato Namikase, supuse que él nos había salvado la vida. En ese tiempo era el hombre más guapo y popular, todas las chicas estábamos locas por él. Por muchos días creí que Minato-sama me había salvado.
-Pero.... ¿no fue así verdad? –indicó Sakura sorprendida por esta historia que nunca le habían contado.
-No...-negó Mebuki sonriendo- fue un simple Chunnin que al costo de recibir graves heridas, eliminó a casi todos. Kizashi había luchado como un loco para protegerme, solo él y yo quedamos con vida. No tuve ni un rasguño, Minato-sama tan solo llegó al final, para liquidar a 10. Solo a 10 de 40.
-Oto-san....-susurró Sakura muy sorprendida- ¿Pero entonces por qué no siguió siendo ninja?
-Por qué....-Mebuki se sentía muy apenada era obvio- por las heridas causadas, por protegerme él....ya no pudo.
Se abrazaron, ambas lloraban pero no era de tristeza. Era como si madre e hija se encontraran en un espacio apartado del tiempo. Kizashi Haruno había sido un simple Chunnin, pero que por solo un instante, solo en una batalla elevó su nivel hasta las estrellas. Había protegido a la persona que amaba. No le importo nada más.
-Desde ese entonces lo amé....-resolvió confesar Mebuki- lo he amado no porque fuera guapo o popular, no porque me uniría a un clan poderoso. Lo amé porque para él, yo era alguien necesaria y especial. Por mi hizo lo que nadie, era a mí a quien necesitaba desesperadamente. Las personas nacemos con el deseo de ser especiales. Pero la mayoría no lo somos. Tu padre....el hombre amable, tranquilo e inofensivo que conoces, me hizo sentir muy especial. Me hizo sentir única. Yo estoy segura que nadie podría reemplazarme en su vida. Por esa razón lo amo.
Mebuki no quiso contar esa historia antes. No quería confundir más a Sakura mientras ella no decidiera que hacer con su vida. Si ahora había hablado, es porque en los ojos y gestos de su hija vio algo diferente, observó una decisión tomada. Así que simplemente decidió darle un empujón final.
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Algunas horas después Naruto se fue de la casa Haruno. La cena fue un éxito y Sakura veía muy animado al rubio. En su corazón había muchos sentimientos encontrados. Ver a Naruto siempre era motivo de alegría para Sakura. Con el tiempo, él había logrado meterse debajo de su piel, hacer que ella lo extrañara. Que lo necesitara, así como Naruto mismo había confesado hace meses necesitarla especialmente a ella. Tal vez la decisión de no ser ninja, la decisión de no pelear más, estaba apoyada en esa simple razón de la vida. Necesitarla y no tenerla. Sakura comenzó a comprender que cuando Naruto la besó hace tiempo, lo hizo porque no podía pensar en otra cosa que demostrarle ese sentimiento. También pudo entender más profundamente lo que le causó de daño al enterarse del contrato. ¿Para qué seguir luchando? ¿Qué razón distinta de entregarle su vida a la mujer que amaba, podía impulsarlo a continuar?
Sakura ya estaba en su propio cuarto, con la piyama puesta y en silencio. Se recostaba en su cama y la oscuridad de la noche la impulsaba a dormir. Había comenzado a llover en Konoha, la noche negra y el viento fuerte era espeluznante. De pronto, Sakura comenzó a notar que el servicio eléctrico había fallado en las luces exteriores. No habría luz por esa noche, no habría luz hasta la mañana siguiente. Eso no reportaría ningún problema para las personas en común. Todos en su mayoría ya dormían en sus tibias camas. Sakura había cerrado los ojos y solo pensaba en Naruto. Su sonrisa, su valor, ella lo había visto brillar en la guerra. Lo había visto en su momento más espectacular, y también en su momento de mayor debilidad, cuando estaba postrado en silla de ruedas. Lo había visto en sus dos caras, y de las dos formas lo quería igual.
-no hay luz....-pensó de repente- Kami...no hay luz esta noche.
El miedo la asaltó, el recuerdo de una simple cuestión que rondaba lo inverosímil o complicado. Hacia 4 noches había pasado por la casa de Naruto volviendo de su turno del hospital. No se detuvo porque era muy tarde, pero la luz iluminaba el cuarto en la casa Uzumaki dando muestra que su fobia seguía igual de fuerte. Naruto necesitaba luz para dormir, y esa noche no la tendría.
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La pelea se prolongó casi 30 minutos. Lo obligaron a pelear, bajo la lluvia torrencial y la oscuridad de la noche. Las luces de la calle se extinguieron algunos minutos después de iniciado el combate. Un número de 5 ninjas pertenecientes al ANBU lo atacaron en plena calle. Al menos eso parecía, ya que tenían capa y máscaras. Naruto intentó razonar con ellos, pero todo fue inútil. Naruto resistió todo lo que pudo, incluso por algunos momentos pudo reconocer al enemigo principal que lo atacaba con katana. Alguna vez había peleado contra el en otra oportunidad. Pero esta noche no era una pelea amistosa. Intentaban hacerle daño, intentaban torturarlo concretamente.
-ahora veremos si luchas en serio monstruo...-dijo el líder y continuó atacando furiosamente.
Hizo lo que pudo, Naruto no estaba en condiciones de vencer a varios ninja y aunque actuó con valentía sus esfuerzos fueron insuficientes. Cuando lo sometieron, arrastraron su cuerpo a un campo de entrenamiento cercano entre los arboles del bosque. Allí el líder comenzó a golpearlo por puro placer. Naruto ya no podía mover su cuerpo libremente, estaba en el suelo, recibiendo patadas, puñetazos, y cuchilladas por todo su ser. Oía a sus torturadores reír, no sabía por qué lo golpeaban, porque lo atacaban tan salvajemente. La sangre manaba de su frente cubriendo sus ojos y cuello. Por todo su cuerpo había sangre, mesclada con el barro y sudor. Ya no tenía nada, ya no sentía más que dolor. Intentó ponerse de pie pero la andanada de golpes no se detenía. Finalmente, cuando casi estaba a punto de fallecer, escuchó unas últimas palabras del líder de ese grupo:
-la próxima vez....será mejor que luches con ganas.
Naruto escuchó apenas, aunque no entendió. ¿Próxima vez? ¿Ellos pensaban que sobreviviría? Los golpes y las cuchilladas eran demasiado. Apenas podía respirar, estaba en el suelo boca abajo, tratando por todos los medios de arrastrarse de regreso a la aldea. Estaba a pocas cuadras de su propia casa, un sitio bastante alejado del centro de la villa. Le habían dado la paliza de su vida, sin excusas, sin explicarle por qué. Lo único en lo que pudo pensar fue en arrastrarse hasta el interior de una calle, salir del bosque. Su vida se terminaba, no encontraría a nadie en esas horas de la noche y con esa oscuridad.
Lo extraño de esa situación fue que Naruto no sentía odio por esos ataques. Su mente solo podía refugiarse en la estupenda cena que tuvo en la casa de los Haruno. Como una familia, la que nunca tuvo. Si por solo ese momento, si solo por esas pocas horas Naruto había vivido después de ser atacado por el Juubi. Finalmente terminaría por agradecer haber durado lo suficiente. Sus ojos le pesaban, el sueño de la muerte venia en su búsqueda. No supo por cuánto tiempo se arrastró entre el barro y agua. No supo nada porque todo estaba demasiado oscuro.
Pero esa oscuridad no venía a darle miedo, esa oscuridad solo sería la compañía silenciosa, de su inevitable final.Continuara...
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Fanfic NS: Renacer [+18] [Terminado]
Fanfiction"nacer siempre es complicado. Conlleva a perder el mundo donde nuestros cuerpos se construyen, a salir de nuestra cúpula protectora y ser invadidos por luz, calor, frio, colores. Un ataque a toda regla sobre nuestros cinco sentidos. Nacer es perder...