✝ 1 6┆ 𝙾𝚋𝚜𝚝𝚊𝚌𝚞𝚕𝚘𝚜 𝚎𝚗 𝚕𝚊 𝚟𝚒𝚊

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Mis ojos se abren por inercia al sentir el sol rozar mi rostro. Parpadeé, pasando una mano por mi cara en un intento de eliminar mi somnolencia, y luego de hacer unos estiramientos me levanté de mi cama improvisada de mantas.

Recordé mis primeros días en la milicia, habían sido una tortura; tanto, que hubo un día en el que quise renunciar a todo, ya harto del fuerte trato, los fuertes entrenamientos, la mala atención, las fuertes rutinas que hacían que mi cuerpo doliera como un demonio. Renunciar a todo tan sólo con un mes allí.

Pero recuerdo haber llamado a mi madre, haberle dicho que volvería a casa. Sus palabras habían sido suficientes para darme más fuerzas de continuar. Así, que seguí, y pronto me acostumbré a todo eso, mi cuerpo cambio, mi voz cambio, yo cambié totalmente después de dos años allí. Ya ningún entrenamiento se me hacía tan fuerte, mi cuerpo se había acostumbrado, y gracias a mi desempeño fui el mejor en mi tropa. Después de subir de rango, me ascendieron a teniente general tres años después, guiando misiones y trayendo éxito al escuadrón.

Observé a mis compañeros dormir. Yoongi llevaba más tiempo que yo, fue ascendido desde Daegu y pronto se unió a mi tropa. Nos hicimos buenos amigos con el tiempo. Luego ya después entró Seokjin, quién odiaba la milicia, pero estaba allí sólo para cumplir su servicio militar, para el cual aún faltaban unos meses para culminar.

Ambos dormían plácidamente envueltos en mantas. Mi madre y hermana igual, y Ji-Eun...

¿Y Ji-Eun?

La busqué con la mirada por toda la cancha, pero no había rastro de ella.

Con rapidez me coloqué mis botas, las cuales me había quitado para poder dormir. Y sin demorar un segundo, tomé un arma y comencé a trotar como el calentamiento matutino de las mañanas, bajando de las gradas para pasar por las rejas y llegar a la cancha.

Miré el arma entre mis manos. Usarla ocasionaría mucho ruido, lo cual atrae a los zombies y quién sabe, también podría atraer a los enmascarados y demás bandidos. Debíamos encontrar otra cosa con qué atacar a débiles cadáveres vivientes.

Troté hasta las puertas de la cancha, y observé que el alambre que las unía ya no estaba, y las puertas desprendidas estaban caídas levemente hacia los lados. Sin más, salí por el espacio entre las dos puertas.

Todo se veía tranquilo, la camioneta de Seokjin Hyung se hallaba como la dejamos, y sólo algunos zombies se dejaban ver, algunos simplemente parados en medio de la carretera, otros echados en el piso como si estuvieran descansando (lo cuál, claro, era erróneo pues los zombies no necesitaban descansar), y otros caminando sin rumbo fijo.

Habían más zombies que ayer, eso lo noté.

Sin perder tiempo, y con cautela, me dirigí a paso sigiloso hacia la plaza, rodeando los muros de la cancha. Y allí estaba Ji-Eun, sentada en un banco solitario, sin percatarse que tres zombies parecieron notar su presencia y caminaban hacia ella con pasos torpes.

Si disparaba llamaría la atención de los demás zombies que merodean el lugar, y eso sí sería un caos.

Guardé el arma, sosteniéndola de una correa especial en mi chaqueta militar, y con la mirada busqué algo con qué matar a esos zombies. Y a no muy lejos de mí observé un grueso alambre de alguna reja destruida, y sin demorar, corrí hacia ella agachando un poco mi cuerpo para no llamar la atención con mi altura. La tomé y la sostuve con fuerza para alcanzar a aquellos tres zombies que solo estaban a pasos de sorprender a Ji-Eun.

Fue más fácil de lo que pensé.

Con fuerza y rapidez, enterré el alambre en el cráneo de un zombie quien cayó cuando lo retiré, todo eso mientras daba una patada al zombie más cerca a la descuidada chica en el banco. Y al tercero, al estar un poco más lejos de mi alcance, le lancé el alambre como una lanza que se clavó en su cráneo, cayendo sin vida alguna.

𝐓𝐇𝐄 𝐏𝐔𝐑𝐆𝐄 𝐎𝐅 𝐃𝐄𝐀𝐓𝐇  ||  J.JKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora