Un helado chorro de agua se estrelló contra el casi desnudo cuerpo de Cherry el cual temblaba y castañeaba, pareciendo hacerse más pequeño por cada segundo que transcurría. Cherry abrió los ojos con esfuerzo. Sentía sus pestañas casi cristalizadas y los ojos a punto de quebrarse. Quiso llorar, pero no producía líquido alguno. Sintió un fuerte vacío en su estómago y el esfuerzo de sus dedos gordos del pie por mantener el equilibrio. Subió la mirada y observó sus manos atadas a unas cañerías que no estaban lo bastante altas. Detalló el piso helado y las paredes forradas que aislaban cualquier sonido. No era un lugar muy grande, pero oscuro y lúgubre.
Luego de detallar la habitación, otro chorro de agua salió disparado en frente de ella y sintió el golpe del agua en su estómago. La otra mitad de la habitación estaba completamente oscura, sólo entraba una débil luz de la puerta abierta de la habitación.
Un hombre sentado en una posición de comodidad en una pequeña silla de plástico del lado oscuro y siniestro estiró las piernas sosteniendo la manguera entre sus manos. Parecía divertirse con el sufrimiento de la joven mujer. Cherry quiso gritarle, pero no sabía cómo actuaría él.
-Buenos días, princesa.- Dijo el hombre con una voz ronca e irreconocible. De alguna forma la estaba manipulando, porque no sonaba humana.
El hombre se levantó de la silla, vestido enteramente de negro y con una máscara también negra que parecía de plástico, pero de alguna forma le filtraba y alteraba la voz. Cherry intentó reconocerlo de alguna manera, pero no pudo. El hombre se acercó a unos cuantos centímetros del rostro aterrado de Cherry y la acarició con el guante. El tacto del cuero se sentía terriblemente áspero.
-¿No tienes dudas de que estés estás colgando como un cerdo y congelándote viva?- Preguntó él riendo aún a una distancia atrevida. Su respiración sonaba fuertemente a través de la máscara y producía ganas a Cherry de escupirle y patearlo en ese mismo momento.
Cherry asintió nerviosa.
-Qué bien. Es bueno tener dudas, ¿Sabes? Es... naturaleza humana.- Prosiguió él caminando lentamente en círculos alrededor del cuerpo de Cherry. Se detuvo en su espalda y tocó levemente su cabeza. Cherry produjo un quejido de dolor. Una punzada se estableció en el lugar que la golpearon en el carro y parecía no querer irse, a pesar de que el tacto del hombre fue leve, el dolor era insoportable.
-Uh, eso tendrá que arreglarse.- Espetó el hombre con asco.
-¿Por qu- Intentó preguntar Cherry pero su lengua parecía inútil.
El hombre volvió a estar frente a ella, y a pesar de que Cherry no podía verlo, por sus suspiros, presintió una macabra sonrisa.
-Cómo te decía. Es bueno preguntarse cosas, pero no todas las preguntas tienen respuestas.- Dijo él más divertido que antes.
-¿Es en serio?- Preguntó ella batallando con sus labios. Aún sonaban adormecidas sus palabras.
-Nah- Se echó una carcajada el hombre - Tú sabes porqué. Bill tiene un gusto excelente, debo admitirlo.- Observó todo su cuerpo con detenimiento. Cherry quiso vomitar.
Bill... Gritó su mente de repente. La imagen del hombre estallando la ventana detrás de Bill y sus quejidos se repetían rápidamente en su mente. Con las pocas fuerzas que poseía en su cuerpo o dentro de sí, deseaba que Bill estuviera a salvo.
-¿Amas a Bill?- Preguntó el hombre. A lo que Cherry calló. Recordó la desilusión de Bill ante su declaración rechazada, y pensó que estaría mintiéndole ante sus propios ojos claros, si le decía a este desconocido lo que no le dijo a él.
-¿Aún te duele la lengua? Qué fastidio. Puedo darte un café o algo.- Dijo el hombre con una tono aparentemente ofendido.
Cherry siguió guardando silencio. El hombre se dio la vuelta y caminó lentamente hasta la zona oscura. Agarró la pequeña silla en la que estaba sentado hace unos minutos, y la lanzó a un metro de Cherry golpeando la pared detrás de ella, y reforzando las punzadas en su cabeza.
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Yes, daddy, i will • {Bill Skarsgård} •
RandomEn una fría tarde lluviosa, con amigas aparentemente indiferentes, un dolor que se hunde con parsimonia en tu pecho y la desorientación afligiéndote. Lo único que te queda es su mirada intensa que te empuja a la obediencia, la sumisión y a callar el...