-¡Apúrate!- Gritó Jean desde el primer piso riéndose.
-Faltan cinco minutos aún.- Respondió Cherry divertida sabiendo que le faltaba elegir el vestido.
Las pisadas del alto hombre sonaron por las escaleras.
-Mierda.- Dijo Cherry cerrando con seguro la puerta de la habitación.
-Me harás ayudarte a elegir igual. Abre.- Siguió riendo Jean.
Cherry abrió la puerta estando en ropa interior y sonrió coqueta.
-Así ya te ves preciosa, si deseas mi inútil opinión.- Dijo acercándose y tomándola de la cintura mientras besaba su rostro.
-Me estás atrasando.- Dijo ella besándolo de vuelta.
-Perdón, perdón. Esperaré acá para que me muestres tus opciones.- Dijo él besándola por última vez y sentándose en la cama.
La luz de la mañana entraba imponente acariciando la piel tersa de Cherry, también daba brillo a los tatuajes que le había regalado a su piel los últimos años. Jean la detallaba sonriendo y divertido.
-Disculpa atrasarme. Estoy nerviosa.- Espetó Cherry sacando un par de vestidos.
-Siempre lo estás.- Comentó Jean sonriendo, a lo que Cherry lo miró fulminante - Y está bien, amor. Te gusta esto y parte de la emoción son los nervios. Todo irá bien, ya verás. Siempre te va bien.- Dijo él dejando de reírse y las burlas, lo decía lentamente y con cariño.
-Gracias, J.- Se volteó Cherry sonriendo mientras se derretía ante las palabras de su pálido compañero -Sólo estaba algo pensativa, porque, esta serie es... diferente.- Dijo Cherry apagando la voz. Jean la observó en silencio y sonrió comprendiéndola, él sentía entender de qué hablaba Cherry.
La mujer salió de la habitación gigante asomándose por la escalera con su gran vestido brillante escarlata finamente ocultando su piel. Jean sintió su llamado con la risita mágica de Cherry, y este volteó observándola como si nunca hubiese visto su extraordinaria piel bajo aquella seda. Cherry sonrió cálidamente y agarró su bolso. El frío de New York se estrelló contra sus brazos desnudos y sonrió ante el ambiente citadino.
Bajó temblando del escenario y con las manos sudadas. Los aplausos retumbaban en las paredes de yeso de la galería y las sonrisas se atravesaban en su camino, con las felicitaciones. Sintió que lloraría de orgullo, pero se limitaba a asentir y abrazar a sus colegas, conocidos, amigos y periodistas.
Recorría el espacio tomando algunos sorbos de vino para no verse incomoda entre la multitud. Realmente no le gustaba el vino, pero le gustaba menos quedarse de pie escrutando a las personas que observaban sus fotografías.
-Excelente trabajo, Cherry.- La saludó su colega, Angelina, con quien un par de veces habían hecho algunos tours por Asia para unas series de fotografía documental.
-Gracias, Angie.- Respondió Cherry sonriendo.
-Se ven muy... personales. ¿Lo son?- Preguntó ella detallando la imagen de dos metros colgada a unos centímetros de su cuerpo y acariciando los bordes ensimismada en la composición.
Miró a Cherry atenta y ella sólo asintió con una extraña mueca. Realizar aquella serie le había permitido experimentar de las mayores catarsis que habría tenido en su vida, pero decirlo con sus propios labios y voz le generaban un remolino violento en el fondo del estómago.
Apretó con delicadeza el brazo de Angelina y siguió caminando en el largo pasillo. Se sorprendió a sí misma de la cantidad de fotos que había añadido a la serie.
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Yes, daddy, i will • {Bill Skarsgård} •
De TodoEn una fría tarde lluviosa, con amigas aparentemente indiferentes, un dolor que se hunde con parsimonia en tu pecho y la desorientación afligiéndote. Lo único que te queda es su mirada intensa que te empuja a la obediencia, la sumisión y a callar el...