Adiós amigo mío

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Necesitaba hacer algo.

Era tan libre como un ave, pero él mismo creaba sus propias cadenas, quería huir tan lejos hasta perderse, incluso escapar de las voces que murmuraban dentro de su mente, tenía tantas opciones pero sólo se le ocurrió una; aquél lugar en donde había más estrellas de las que podía contar.

Atravesó la fisura saliendo del yermo blanco para tocar el agua con sólo unos pocos centímetros de profundidad, miró la onda que creó expandirse hasta perderse a lo lejos, admiró el árbol de cerezo que seguía igual de majestuoso como la última vez que visitó el lugar. Los pétalos caían con gracia al agua y flotaban, estos se movían bajo su paso como pequeños barcos mientras avanzaba hasta llegar a la pequeña isla y sentarse bajo el árbol, miró hacía arriba al sentir un pétalo caer en el hueso de su naríz y poder olfatear el aroma dulce, cerró las cuencas recordando como el guardián también olía de esa manera al tener exactamente la misma planta.

Sacudió la cabeza al recordar ese pequeño fragmento y enfocó su mente en el paisaje, el agua tan pura daba la ilusión de espejo reflejando el cielo a la perfección, era simplemente hermoso; el glitch suspiró al sentirse un poco mejor y se dejó caer al pasto suave dejándose envolver por el calor de su propia alma, habría permanecido sin moverse excepto porque escuchó un sonido sordo y la salpicadura del agua.

Alzó la mirada un poco mirando los pétalos navegar a la deriva gracias a una onda de agua ajena a sus movimientos, levantó la mirada un poco más observando una cosa metálica tan afilada que cortaría con tan sólo tocarla delicadamente; sumado a ello un largo mango negro concluía con la herramienta formando una guadaña, el azabache se alarmó al ver una capa negra ondularse lentamente mientras dos alas tan negras como el ébano permanecían levemente desplegadas sin moverse.

No pudo evitar ponerse a la defensiva ante la presencia de la misma muerte quien estaba equilibrado sobre la guadaña con sólo uno de sus pies descalzos, podía sentir la mirada de la parca encima suyo a pesar de que la cuencas ajenas estaban vacías como siempre. Ambos se miraban atentamente como si nunca hubiesen visto a otro ser semejante jamás, nadie se movía ni hablaba, sólo podían observar al otro esperando que algo más sucediera para poder actuar.

- Es un lugar muy hermoso. ¿No es así?- Murmuró la muerte con algo de arrepentimiento por recordar el accidente que cometió tiempo atrás.

El destructor simplemente no respondió, sólo pudo alarmarse y retroceder al ver las alas batir el viento con suavidad mientras la parca se acercaba a él sin tocar el agua hasta que quedaron cara a cara, se llenó de fallas cuando él contrario acercó sus falanges a su rostro amenazando con rozar uno de sus pómulos pero al estar a unos cuantos milímetros de hacerlo el esqueleto de capa negra retiró su mano para darse la vuelta y sentarse en el suelo mientras el pasto bajo él se marchitaba hasta quedar seco, cosa que no pasó desapercibida por el esqueleto oscuro.

A pesar de que las cuencas de la muerte estaban tan vacías podía ver claramente la tristeza en ellas, una tristeza que decía haber perdido algo importante y estar tan cerca de encontrarlo, pero se había dado por vencido. Sin embargo la expresión se desvaneció en cuanto el esqueleto recién llegado dió unas palmadas en el suelo invitando al otro a sentarse a su lado aún si el pasto volvió a morir en donde tocó la hierba.

- Este lugar es mío. ¿Qué haces aquí?- Preguntó el glitch armándose de valor para enfrentar a la muerte mientras se sentaba con cautela a una distancia prudente del otro.

- Vine porque es muy bello, pero no sabía que era tuyo. ¿Acaso reclamaste esto como tú territorio?-

- No, alguien... Lo creó para mí.- Habló con algo de trabajo por tener a Ink involucrado.

Tinta y pétalos [Hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora