Preguntas de media noche

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- No tengo sueño...- Murmuró con voz baja escondiendo el rostro en el cuerpo del contrario obviamente mintiendo, estaba deseando como nunca dormir aunque sea unos momentos.

- Estuviste a punto de morir, tus puntos de vida están en su límite, debes recuperarte del toque de Reaper. Lo conocías antes?- Respondió dibujando líneas imaginarias en el cráneo del esqueleto oscuro.

- Sólo su universo, nunca lo había visto en persona.-

- Y por qué él dijo que no te había olvidado? Incluso te llamó Geno.-

- No lo sé... sólo cállate un momento.-

El albino acunó el rostro del azabache entre sus manos para obligarlo a mirarle directamente, las fallas y mensajes de error eran más notorias en ese momento pero no estaban presentes por la fobia de ser tocado.

- Qué se siente?-

- Qué cosa?-

- El toque de la muerte...-

- Tu fuerza se va rápidamente y sólo quieres dejarte caer.- El destructor cerró las cuencas al sentir como sus pómulos eran acariciados con la punta de las falanges blancas y su voz se volvió susurrante dejándose llevar por sus instintos llegando a recargar el rostro en la mano contraria.

Sintió su alma latir de nuevo y las flores azules renacer cubriendo su cuerpo una vez más trayendo de vuelta su agonía.

El sueño le era tan tentador en ese momento pero no quería rendirse ante el cansancio, mucho menos ahora que tenía el cráneo recargado en la caja torácica del guardián, los huesos nunca serían suaves como una almohada pero aún así le parecían tan cómodos que era irresistible recostarse sobre ellos aún si no podía escuchar nada en el cofre ajeno, luchaba por tratar de escuchar el palpitar de un alma pero sólo había un vacío en su lugar, ni siquiera sabía la razón por la cual buscaba un alma que le hiciera compañía a la suya, aún peor si buscaba específicamente la de un ser tan vacío como el lugar en el que nació, no era capaz de aceptar que se había encariñado con el pintor, su orgullo le impedía pensar toda posibilidad de ello, incluso cuando el esqueleto blanco hizo que ambos se recostaran en el pasto abrazándose el ego continuó de pie tragándose a la fuerte vergüenza y ligero miedo, no podía decir si estaba avanzando como tal con la haphephobia debido a que el único capaz de tocarlo a esos niveles era Ink y nadie más, ya se había acostumbrado a tomar la mano del pintor, abrazarlo e incluso dormirse encima de él debido a que sólo era capaz de conciliar el sueño de esa manera, se sentía tan tranquilo que no había un sólo indicio de las pesadillas que solían atacarlo.

Solamente paz y un sueño reconfortante, era curioso que se sintiera así estando con alguien a quien decía odiar o al menos eso lo ponía como excusa para  no ser molestado, no odiaba al guardián en absoluto. Ink era insinuante, ruidoso, amante de las bromas y un sinvergüenza innato pero aún así no sería capaz de odiarlo, había sido el único que se quedó a su lado sabiendo que era un monstruo responsable de destruir universos, al único ser a quien podría llamar su amigo sin contar a las voces ni sus tan queridos títeres, además le había regalado un lugar lleno de estrellas y siempre se robaba un poco de chocolate de distintos universos para dárselo.

El sueño le hizo desvariar recordando los buenos momentos que habían pasado juntos, desde que hablaron por primera vez en Outertale hasta sus persecuciones abriendo portales a diestra y siniestra sólo por juego, sonrió ligeramente mientras sus pómulos se coloreaban de azul sin notarlo. Estaba feliz por poder pasar tiempo con el albino. Sus pensamientos de acabar con su vida al lograr el cometido que siempre quiso se desvanecieron por completo.

No quería morir

Si pudiese pasar el resto de su existencia así lo haría pero nunca dejaría de destruir, borrar las fallas era su papel en el multiverso y no lo dejaría por ningún motivo, ahora tenía dos razones para seguir con vida, aunque sabiendo que Ink era el guardián de todos universos existentes probablemente surgiría un problema serio entre ellos si el azabache hacía un movimiento grande, siempre solía deshacerse de aquellas creaciones no acabadas, con fallas, olvidadas y que nadie extrañaría si dejaran de existir. Destruir ese tipo de creaciones no molestaba al esqueleto blanco debido a que estaba más ocupado con las cosas nuevas y haciéndose cargo de aquellas que poseían más vida.

Tinta y pétalos [Hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora