Nueva Era

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El final de la guerra deja una profunda herida en los corazones de muchos, perder colegas, amigos o subordinados sin importar el resultado será considerado una derrota.

El cuartel general de la marina ha quedado destrozado y hasta se puede decir que inhabitable, la reconstrucción parece casi imposible, aún así entre los escombros se nota la fortaleza de su gente que le tiende la mano a los heridos.

-Espero escuchar una buena justificación sobre esto Akira — sentencia Sengoku apretando la carta de autorización.

-Que hay que explicar? Son los caprichos de un tenryuubito — niega restándole importancia, el almirante no está satisfecho con la respuesta, pero sabe que ella tiene razón — no le des muchas vueltas Sengoku-san hay asuntos mucho más importantes que atender — el hombre no entiende lo dicho y entrecierra los ojos dejándola continuar — gracias al desastre que hizo Teach en Impel dawn los presos del nivel seis lograron escapar — sin contar los que salieron con Buggy — y el gobierno quiere encubrirlo — el hombre abre los ojos a más no poder.

-Que tontería es esa! — grita exaltado, es un acto completamente frívolo.

-Lo mismo pienso — se cruza de brazos mostrándose calmada — buscaré una manera de obtener la autorización — con el respaldo de la familia Kalomte es pan comido — y en mi opinión eso es más importante que seguir una guerra absurda que ya tenía un claro final, dime Sengoku-san, si no defenderemos a los ciudadanos inocentes, que clase de justicia somos? De qué nos sirve todo esto? — observa los escombros del cuartel casi con lastima.

Sin decir más se retira dejando al hombre pensativo, avanza hasta encontrase a Garp doblando una esquina, no sabe si escucho su platica y poco le importa, ambos caminan otro tramo alejándose.

-Abuelo... — solo cuando está segura que nadie los escuchará lo detiene — gracias por decirme — de lo contrario no se hubiera dado cuenta a tiempo.

El héroe de la marina sabe que rompió las reglas y que ha traicionado la confianza de Sengoku, pero si lo piensa detenidamente lo hizo desde hace mucho, cuando se hizo cargo del hijo de ese bastardo de Roger.

-Ustedes mocosos siempre dándome problemas Gua ja ja ja ja — qué más podría esperar de sus nietos?

No hay más decirse entre ellos, Garp le dio un lugar cuando no tenía a donde ir, siempre habrá dificultades entre ellos porque tienen diferentes motivaciones e ideales, pero son familia y es lo único que importa.

Se separa del experimentado marine que se dirige a la enfermería, necesita estar seguro que sus pupilos están bien, mientras la peli blanca camina al centro de todo el desastre buscando a uno de sus subordinados, Rengoku es un chico confiable al que dejó encargado de todo mientras Shinobu dirige la unidad médica y los demás ayudan a remover escombros o cualquier otra cosa, antes de llegar a su destino una figura aparece sacándole una tenue sonrisa, hace tanto que lo ve.

-Mihawk — aunque fue poco el tiempo a su lado la pasó muy bien.

-Diría que no has cambiado, pero sería una mentira — se quedó un poco más solo para verla.

-También me alegra verte — sabe leerlo bien — nunca dude que alcanzarías tu propósito.

-Y tú lo hiciste? — aunque nunca supo exactamente lo que era, ella siempre fue misteriosa en ese asunto.

-Falta poco — suspira mirando al horizonte, las olas del cambio se acercan.

El mejor espadachín del mundo da media vuelta a rumbo desconocido, solo quiere llegar a su castillo y descansar tranquilamente.

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