parte veinticuatro

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Habían pasado dos semanas desde que Draco le pidió a Annelisse que fuera su novia y ninguno de los dos podía estar más feliz. Se habían convertido en la envidia de Hogwarts y todos hablaban de ellos, aunque a ninguno le importaba. 

Como no eran del mismo año, podían verse hasta el final de las clases , aunque de vez en cuando se saltaban algunas y escapaban al lago negro para pasar un rato juntos.

Además, a menudo se mandaban pequeñas notas entre clase y clase cuando lograban cruzarse en los pasillos. Cuando terminaban, Annelisse pasaba el rato con Mittie y Thaddeus, para luego encaminarse a la sala común de Slytherin para terminar el día con Draco y sus amigos.

Aquella precisa jornada, las clases terminaron, había hecho todos sus deberes y aprovechando que Mittie y Thaddeus estaban ocupados, decidió ir a ver a Draco antes.

Cuando Annelisse llegó, dijo la contraseña y entró, mirando de lado a lado, esperando que Snape no la atrapara. 

Una vez dentro, vio a Pansy junto a Blaise en el sofá frente a la chimenea y decidió sentarse con ellos. 

—¡Oye, oye!—dijo feliz, apoyando su brazo en el respaldo. 

—Ann, llegaste muy temprano hoy—dijo Pansy. 

—Terminé todo a tiempo y quería darle una sorpresa a Draco—sonrió, pero instantáneamente cambió su rostro cayó, frunciendo el ceño—. Por cierto, ¿dónde está?

—El idiota está castigado—respondió Blaise. 

—¿Qué?—dijo sorprendida. 

—Saboteó la poción de Potter. Snape lo atrapó y por primera vez no tuvo piedad por Malfoy—rió.

—Oh, Dios mío, ya van dos veces esta semana, ¿cómo se las arregla para hacerlo?—Annelisse puso los ojos en blanco. Entonces, tuvo una idea—¿Está en clase de pociones?—le preguntó a Pansy. 

—Sí, se fue hace unos quince minutos—respondió. 

—Perfecto—dijo con una sonrisa, levantándose—¡Hasta luego!

Sin darles tiempo para despedirse, Annelisse abandonó la sala común de Slytherin para vagar por los pasillos de las mazmorras. Saludó a algunos conocidos con una sonrisa mientras se dirigía al salón de pociones. Esperaba que Snape se hubiera ido y pudiera pasar la detención con él.

Cuando Annelisse llegó a la puerta, miró con cuidado y lentamente el interior. Encontró a Draco barriendo el salón. Tuvo que taparse la boca tratando de no reír. Apretó los labios  y se recompuso. Estaba tan inmerso en su trabajo que no se había dado cuenta de que Annelisse lo estaba mirando desde la puerta. 

—Cenicienta, ¿has perdido tu zapato?—se burló. 

Draco, al escuchar eso, se dio la vuelta con el ceño fruncido. Pero al ver quién era, su rostro se relajó y sonrió.

Annelise se levantó del marco de la puerta y entró a la clase con los brazos cruzados.

—Así que saboteando a Potter, ¿eh?—dijo mientras caminaba hacia él.

—Seguía molestándome y le hice pagar por ello—respondió mientras se acercaba también, rodando los ojos. 

—Chico malo—arrugó la nariz de una manera divertida, mirándolo.

Draco soltó una pequeña risa. Acunó su rostro con una de sus manos y dejó un tierno beso en sus labios.

—¿Qué estás haciendo aquí?—le preguntó en un tono suave. 

—Cumplo el castigo contigo, por supuesto—dijo con una sonrisa. 

—Tengo la mejor novia del mundo.

—Lo sé, me adoras.

A lo que ambos sonrieron. 

Draco pensaba en esa palabra que le estaba costando tanto decirle a Annelisse. Consideró que era demasiado pronto para decirlo, incluso si se sentía así y estaba aterrorizado de decírselo, así que se mantuvo callado.

—Bueno, ¿qué tenemos que hacer?—comenzó a caminar por la clase.

—Cuanto antes terminemos, antes podremos hacer lo que queramos durante el resto de la detención—sonrió.

—Yo me encargo, no tienes que porqué hacerlo, Lisse—insistió.

—Bueno, quiero poder ayudar a mi novio, ¿qué tipo de novia no hace eso?—arqueó una ceja con diversión. 

—Que estés aquí conmigo es más que suficiente—dijo acercándose aún más a ella, la hizo sonreír. Dejó un pequeño beso en sus labios antes de seguir limpiando.

Annelisse ignoró las palabras de Draco y lo ayudó. Mientras terminaba de barrer, ordenó las estanterías. Estaban tan concentrados que apenas hablaban, pero disfrutaban en silencio de la presencia del otro. 

—Uf, creo que está hecho—bufó Annelisse, pasándose la mano por la frente. Dándose la vuelta, vio que Draco estaba sentado con los pies sobre la mesa, los brazos cruzados y mirándola con una sonrisa un tanto traviesa—¿Desde cuándo has estado sentado ahí?—arqueó una ceja. 

—Dado que las vistas son tan buenas desde aquí—respondió. Al verla sonrojarse y tratar de no sonreír, se echó a reír.

—Eres un pervertido, Draco—le tiró el trapo que había estado usando para los estantes.

—Me adoras—dijo con una sonrisa divertida. 

—Solo un poco—respondió, juntando los dedos para mostrarle cuánto se acercaba a él.

Draco bajó los pies y Annelisse se sentó en su regazo, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello. Draco le dio un pequeño beso en los labios. 

—Podríamos escapar e ir al lago—susurró él.

—Suena bien, si estás buscando ganarte otra detención—respondió levantando una ceja. 

—No me importaría otra detención si vienes a verme—sonrió con suficiencia.

Agachando un poco la cabeza, tratando de ocultar su sonrisa tonta, Annelisse estaba jugando con el cabello de Draco, tirando ligeramente de los pequeños mechones

—¿Has pensado en lo que harás para las vacaciones de Pascua?—preguntó ella dudosa. 

—Mi madre ya lo sabe, pero él no—se encogió de hombros—. Te prometo que esta vez iré a tu casa. No importa lo que me diga—le sonrió. 

Eso alivió a Annelisse. Después del baile, no habían podido volver a verse hasta que regresaron a Hogwarts y Draco no pudo ir visitarla.

Lucius se había enterado del estatus sanguíneo de Annelisse y no aprobaba en absoluto su relación con ella. Y a Draco no le importaba, quería e iba a estar con Annelisse sin importar lo que pensara su padre. No iba a dejar que nada se interpusiera, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa.

(n/t: me tengo que despertar en tres horas😭)

cinco horas con draco malfoy ─ draco malfoy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora