parte veintiseis

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1998,

El tiempo pasó rápidamente para la pareja y en un abrir y cerrar de ojos llegaron las vacaciones de Pascua.

A partir de ese día, Annelisse y Draco se mantuvieron más unidos que nunca. Había cambiado mucho, ahora estaba alegre, feliz, se reía sin importarle lo que pensaran los demás, aunque no dejaba de meterse con la gente de vez en cuando (algo que enfadaba a Annelisse). Pero al fin y al cabo, era Draco Malfoy y su personalidad; terco, egocéntrico y, a veces, un poco celoso.

Incluso Annelisse estaba experimentaba un lado de ella que ella desconocía por completo.

Esa tarde estaban en la biblioteca. Era época de exámenes y solían reunirse allí juntos a estudiar, aunque no fueran las mismas asignaturas.

Se sentaron enfrentados y estudiaron en silencio, ocasionalmente sonriéndose el uno al otro. Draco solía ayudarla con pociones, ya que era el mejor de su año y Annelisse, que era más avanzada en Adivinación, lo ayudó.

Repasaba sus notas de clase y cuando levantó los ojos hacia Draco, mirándolo durante unos segundos. Inclinó la cabeza ligeramente, una sonrisa algo malvada se formó en su rostro. Lo vió concentrado en su lectura, incluso le pareció sexy la forma en que se reclinaba en su asiento, con la corbata suelta y el primer botón de la camisa desabrochado. Su cabello, algo despeinada, pero le gustaba más de esa forma.

Annelisse se mordió el labio inferior ante la idea que estaba teniendo. Se quitó un zapato con la ayuda del otro y se acercó a Draco por debajo de la mesa, comenzando a acariciar su muslo, provocando que saltara un poco. Instantáneamente fijó su mirada en ella, pudo ver a Annelisse con una sonrisa divertida en el rostro mientras continuaba mordiéndose el labio, a lo que entrecerró levemente los ojos y elevó la esquina de su labio, formando una leve sonrisa.

Annelisse continuó levantando el pie, acercándose a donde quería. Pudo sentir la mandíbula de Draco apretarse en reacción.

—Lisse...—trató de decir, pero tuvo que detenerse cuando sintió que su pie se apretaba aún más, a lo que terminó gruñendo—¿En serio?—preguntó levantando una ceja.

—Te ves tan bien, no puedo resistir—puso los ojos en blanco con diversión.

—Tienes que estudiar, Lisse—trató de hacerle entrar en razón.

—Oh vamos—respondió, provocándolo aún más. Lo hizo removerse sobre su asiento.

—¿Desde cuándo te has convertido en una chica tan sucia y mala?—preguntó en un tono divertido.

—¿Y tú desde cuándo eres un blando?

Draco trató de mantener la compostura, a pesar de que amaba ese lado salvaje y atrevido que Annelisse había desarrollado. La mayor parte del tiempo le costaba resistirse, pero esta vez tenía que hacerlo.

—Lisse, tienes que estudiar—la miró con seriedad, tratando de hacerla entrar en razón.

—Vaya, mi propio novio me rechaza—fingió estar herida, haciendo pucheros.

—No has estudiado en toda la semana y sabes que no puedes desaprobar los exámenes si quieres ir a ese viaje a Francia.

Ante eso, Annelisse resopló y se rindió, reposicionándose en su asiento.

—Draco Malfoy es un aburrido.

—No te preocupes, hoy te comeré de cena en mi habitación—sonrió divertido.

Una sonrisa se dibujo en el rostro de Annelisse. Relamió sus labios, tratando de no distraerse y volver su atención a sus notas.

Mientras leía, no podía dejar de pensar en el viaje. Le había hecho una propuesta a Draco y todavía no habían hablado de eso. La preocupaba.

Segundos después, decidida, le preguntó—:¿Ya pensaste si vendrás?

—Me encantaría, pero le tengo miedo a tu familia.

—No te van a matar. Al menos no tan pronto—bromeó. Y al ver el rostro incrédulo de Draco no pudo evitar reír.

—No tienes que venir si no quieres, Draco. No quiero obligarte. Además, ni siquiera fue idea mía—levantó las manos—. Acostúmbrate, mi familia está así de loca—. Annelisse rió.

—Todavía me cuesta creer que su propia madre me haya invitado a viajar con todos ustedes.

—Oye, no te ofendas, pero mi familia no juzga por las apariencias—arqueó una ceja.

—Touché—torció los labios.

Si bien la familia de Annelisse había querido conocer a Draco y lo aceptaba sin importar el hecho de que fuera un Malfoy, su padre aún no aprobaba su relación y no quería saber nada sobre la novia de su hijo.

Con respecto a Narcissa, estaba dividida. Adoraba a su esposo, pero el hecho de que él rechazara la única felicidad que su hijo tenía, la hacía sentir como la peor madre del mundo. No poder hacer nada al respecto.

Annelisse solo había estado en la mansión Malfoy una vez, antes de que Lucius dejara en claro que no quería volver a verla en su casa.

—Oye—llamó la atención de Draco—. Te amo—le sonrió ampliamente.

Draco sonrió con alivio. A pesar de que su relación no fue aprobada en su casa, le gustó que Annelisse no se rindiera y luchara por ello, que no le importaba para nada que su padre no la quisiera en su familia.

Le gustó que, aunque a veces las cosas no fueran como querían, no se rindiera.

—Yo también te amo—finalmente respondió.

—Pero... ¿Cuándo me llevarás a tu dormitorio?—arqueó una ceja, bromeando.

—Annelisse Haunt, eres una desesperada—respondió y ambos rieron.

cinco horas con draco malfoy ─ draco malfoy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora