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Siempre me pregunté ¿cómo alguien tan buena y justa es ignorada de esa forma? No sé porque sus demás compañeros la veían como un bicho raro, quizás estaban cansados de ser comparados con ella

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Siempre me pregunté ¿cómo alguien tan buena y justa es ignorada de esa forma?
No sé porque sus demás compañeros la veían como un bicho raro, quizás estaban cansados de ser comparados con ella.

Ya saben ¿Por qué no eres como ella? ¿Por qué no rezas como ella? Ella no se queja al ir a la iglesia, ella no dice malas palabras, ella no miente a sus padres

Pero ¿qué pueden esperar de alguien tan malditamente perfecto?

Cuidé de ella y la protegí  de los animales que trataban de lastimarla y por más que le decía que dejara de ser tan buena, ella no entendía. Seguía embebecida con la idea de que todo lo malo tiene algo bueno y viceversa.

Ahora tenía trece años, sus padres pasaban por el peor momento económico de sus vidas, comiendo solo pan y leche. Todo el dinero era para las medicinas de Jennie.

Su enfermedad parecía no ceder y si te soy sincero, no creía que lo hiciera, pero era Jennie, el optimismo estaba presente en ella y no importaba si yo le dijera que no corriera o saliera sin suéter, ella quería vivir una vida normal.

—Debemos parar —solté de repente llamando la atención de la castaña quien parecía bofeada y sudando frío.

—¿Por qué? Ya estamos a punto de llegar —Tomé el balón con el que estábamos jugando en el parque y negué

Me senté en una roca junto al camino. Siempre acompañaba a Jennie ya que ella vivía un poco lejos del centro de la ciudad, tenías que pasar junto al camino que conectaba varios pueblos y la verdad, nunca me dio buena espina dejarla a su merced habiendo tantos monstruos alrededor.

Te preguntarás ¿Por qué? ¿Por qué me ha de importar lo que pasara con ella?

Y la repuesta es, no lo sé.

Muchas veces me encerré en la oscuridad, sumido en la soledad y en la amargura para ignorar su vida, pero cuando cerraba mis ojos, era inevitable no ver su sonrisa, sus ojos gatunos, su larga cabellera castaña.

Era una luz que estaba naciendo e incrustándose en mi interior y... lo odiaba.

Jennie cedió y se sentó junto a mí, pude ver como tocaba su pecho con dolor para luego hacer una mueca.

Le dolía respirar.

—Fue un buen partido ¿no? —sonrió luego de toser un poco. No pudo continuar, las secreciones estaban bloqueando sus vías aéreas y no solo era doloroso verla, era triste

—Jennie

—Estoy... bien —nuevamente esa sonrisa, ese optimismo—, mejor vamos

Tomé su mano antes de que diera un paso, tiré de ella y la obligué a sentarse junto a mí. Se quejó, me fulminó con la mirada e incluso recibí un manotazo con su mano libre sobre mi pecho, pero al final cedió.

—Estoy cansado

—¿La edad te pesa, anciano? —se burló y sonreír

—Un poco, sí —sonreí—, te sorprendería saber todo lo que he pasado y vivido, pequeña Jennie

Entonces, esos felinos ojos traviesos me miraron con curiosidad.
Ella no sabía nada de mí, solo sabía lo que yo quería que supiera y al igual que el pueblo entero, había incrustado en sus mentes la imagen de "mi madre" una mujer, según muchos, amable y linda.

Desvié mi mirada hacía su mano, la cual aún sostenía.
Mis dedos jugaron con los suyos, se sentía cálida y muy suave. Si no fuera por su situación económica y su enfermedad, ella podría ser una gran pianista o violinista.

Nuevamente me sonrió mientras nuestras manos seguían tomadas en una cálida e inocente acción.

—Taehyung —mi nombre siempre sonaba como una melodía tan dulce que estaba siempre dispuesto a oír

—Jennie

—Crees que pueda... ya sabes ¿saber?

Ella era curiosa y yo jodido mentiroso

—A veces, hace mejor no tocar el pasado Nini

—¿Es muy triste? —yo sonreí y volví mi mirada a su mano, la cual sostenía firmemente

—Algo... —suspiré —Es una historia distorsionada

—¿Distorsionada? ¿A qué te refieres?

—La verdad siempre será para quien escuché y crea

—Tae

—A ti te gustan las historias con finales felices ¿no? —Ella asintió y movió su cabecita frenética, yo sonreí y fue cuando me puse de pie—, andando, tus padres se preocuparan

Ambos nos pusimos de pie y seguimos caminando lentamente junto al camino hasta su pequeña y descuidada casa

—¿Tiene un final feliz? —se atrevió a preguntar justo cuando llegamos frente a su casa.

—Para mí lo fue, para otros fue trágico

Ella no parecía convencida con mi respuesta y solo suspiré. Me acerqué a ella y acomode los mechones de su castaño cabello que volaban al son del viento.

La calidez de mi mano sobre su rostro la hizo ruborizar, en sus ojos destellaba la luna y en sus labios carmesí curveó una sonrisa.

Jennie, tan bonita

Uno creería que en este mundo no podía existir tanta perfección y luego estaba ella.

—Mientras para mí haya sido un final feliz, lo demás no importa ¿Sí?

No sé qué pasó ese día que mi sonrisa la tranquilizó y la hizo ruborizar de nuevo. Ella siempre me veía como si fuera un mundo tan diferente que estaba dispuesta a descubrir.

Esa noche escuché una discusión muy fuerte con sus padres, ellos no tenían dinero y Jennie solo podía encerrarse en su habitación con lágrimas resbalando por su regordetas y bonitas mejillas.

Y nuevamente la escuché pedir por sus padres, por sus amigos, por las personas de la ciudad y por mí... En realidad, lo hizo dos veces, pero la primera fue la más importante, porque a pesar de todo, ella, sin saber mi verdadero nombre, pedía por Lucifer "el querubín soberbio que fue precipitado a tierra"

Realmente para mi final feliz, fue trágico; le mentí ese día para que pudiera dormir en paz. 

Ya tenía demasiadas preocupaciones, no podía darle una más.       

       

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Diable ››taennie‹‹ Where stories live. Discover now