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¿Quieres que te cuente algo gracioso? No todo era risas y caramelos en ese pueblo

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¿Quieres que te cuente algo gracioso? No todo era risas y caramelos en ese pueblo.

La carnicería del pueblo que se encontraba justamente en contra esquina del parque, estaba allanada ¿por qué? Al parecer el carnicero, el cual visitaba todos los domingos la iglesia, estrechaba tu mano con una sonrisa, te daba los buenos días sin falta, le daba dulces a los niños en el día de brujas y ayudaba a los ancianos a cruzar la calle, al parecer él consideró una buena idea vender y mezclar la carne de cerdo con restos humanos.

Fue un escándalo, uno muy grande. Los federales tuvieron en jaque al pueblo entero durante semanas.

Y ¿sabes? Entre más tiempo pasaba en ese lugar, más me preguntaba ¿por qué él no está decepcionado? ¿Enserio es lo suficientemente grande para perdonar estas atrocidades?

Jennie y yo estábamos sentados nuevamente en la banca frente la carnicería, viendo en silencio los cordones que rodeaban el lugar.

—Lo conocí desde que era una niña, el señor Chou era... dios mío

Estaba horrorizada, y no la culpa, hasta yo sentí un poco de asco al respecto.

Ahora, mi relación con Jennie era extraña, no incomoda, solo extraña.
No sabía lo que quería de ella y el por qué aún me quedaba a su lado.

Ese día fui un egoísta de lo peor

—¿Crees que él merezca el perdón de tu Dios? —No la miré.

Mi expresión estaba neutra mientras veía a las patrullas y los oficiales caminando alrededor.

Jennie me miró con una expresión cansada, no le sorprendían mis palabas, parecía ya acostumbrada a eso.

—Tae...

—Es una pregunta seria, ¿tu Dios lo hará? —crucé mis brazos a la altura de mi pecho mientras la veía con el ceño fruncido.

—Aquel que busque el perdón verdadero

—Oh Jennie, basta —rodé los ojos —Ambos sabemos que esto no tiene perdón de Dios

—¿Tú cómo lo sabes?

—No se trata de saber, o dime Jennie ¿Qué sentido le encuentras a esta aberración?

Ella volvió su mirada confundida hacía la escena, sí, ese día, por una fracción de segundo o menos que este, la hice dudar. Lo vi en su expresión, lo vi en sus ojos oscurecidos mientras se preguntaba si El Creador perdonaría esto. Era como si hubieran apagado la vela de un pastel, así de triste y fugaz.

No me gustó verla así

—No lo sé —susurró— Solo sé que cuando pierdes la fe, pierdes tu razón de vivir —se giró y me vio directamente a los ojos—. Uno no se adhiere a su fe porque se agradable, sino porque es verdadera Taehyung

Diable ››taennie‹‹ Where stories live. Discover now