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Según Rochefoucauld "Todos tenemos fuerzas suficientes para soportar los males ajenos" ¿Y qué crees? Es pura mierda

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Según Rochefoucauld "Todos tenemos fuerzas suficientes para soportar los males ajenos" ¿Y qué crees? Es pura mierda.

No hubiera creído que se tratara de una falacia sino fuera porque lo experimenté la primera vez que fue hospitalizada.

Fue un martes durante la comida, justo después de haberla dejado en casa; la tos no cedía, el dolor en su pecho superaba cualquier dolor que ella jamás había sentido, las secreciones no podían salir y solo se acumulaban en sus pulmones, su cuerpo sufría de febrícula y mucho dolor.

Oh mi pobre Jennie sufrió mucho esa noche.

Verla con tantas cosas conectadas hizo que algo que creía extinto en mi interior, se rompiera en pedazos diminutos, imposibles de recoger.

Los doctores hablaron algo sobre un tipo de fibrosis pulmonar, sí, en ese entonces era algo de sumo cuidado y se tenía que ser delicado. El pronóstico no era del todo bueno pero aún había una posibilidad con una nueva medicina experimental. Jennie aún podía seguir viviendo.

Yo no sabía si enojarme con los doctores, con sus padres, con ella o... con él. Realmente no sabía con quién hacerlo, me sentí por primera vez impotente y te preguntarás ¿Por qué no la ayude? ¿Por qué no use mi poder para sanar sus pulmones?

Sencillo, porque iba a condenarla.

Y ella no merecía ser condenada, ella no merecía deberme nada.

—Llegaste —me sonrió. Esa sonrisa tan esplendida trazada en sus labios me hizo estremecer.

—Había tráfico

—Te hice viajar seis horas, lo siento —negué aún con una media sonrisa mientras me acercaba a ella.

Acaricié su cabello como si fuera un lindo gatito y luego besé su cabeza, acción que la hizo cerrar sus ojos. Disfrutar de mi cercanía, de mi aroma le traía paz.

—Seis horas son nada a una hora de sermón ¿no?

Odiaba esos chistes, pero al menos podía mantener mi esencia en esa habitación.

—Si tuviera las fuerzas para discutir y reprenderte, lo haría Kim Taehyung

—Lo tengo por seguro Nini

—¿Cómo entraste a este lugar? Ya pasaron las horas de visita —me encogí en hombros restándole importancia.

—Tengo contactos que me dejaron pasar

—¿Quiénes?

—No puedo revelarte todos mi secretos Jen.

—Según los doctores me perderé una semana de escuela —bajó la mirada observando la intravenosa.

—Eres lista, te recuperarás

—Espero hacerlo —luego me miró con algo de gracia, sí, sabía lo que me iba a pedir.

—No

—Vamos —me rogó juntando ambas manos.

—No

—Taehyung, por favor

—Esas mujeres me odian

—No cabe odio en sus corazones

—Díselo a esos ojos prejuiciosos que me ven como si fuera un demonio —Sí, las desgraciadas tenían razón.

—Solo pide mi tarea

—Jennie debes descansar, los deberes los puedes hacer luego

—Por favor, no puedo retrasarme

—Enserio quieres ir a una buena universidad ¿verdad? —Arqué mi ceja mientras recargaba mi barbilla en la palma de mi mano.

—Sabes que sí ¿tú no? —rodé los ojos e hice una mueca mientras me recargaba por completo en el respaldo de la silla junto a su camilla.

—Bah, lo que encuentre es bueno

Jennie me examinó unos momentos, mientras yo  veía sus regalos, algunos osos de felpa que no podía tocar y flores que no podía oler. Tomé el pequeño oso y comencé a jugar con este un poco.

Sus ojos me barrían de arriba abajo, preguntándose si realmente era real.

—¿Lo harás? —Insistió en un suave murmullo.

Expulsé el aire de todos mis pulmones, había dicho que no quería entrar en ese lugar, quizás si le pregunte a otro chico de su curso, este me la daría... Así que, después de un largo silencio, acepté.

Nuevamente ella sonrió como una niña pequeña, emocionada, encantada por mi respuesta; no pude evitar sonreír y enternecerme por tan bella imagen de Jennie, la cual, poco a poco se convirtió en una imagen triste al ver esos aparatos y su situación.

Las bolsas bajo sus ojos eran moradas y su piel era tan pálida como la próxima nieve de ese invierno, pero aun así no me dejaba de encantar.

—Necesito que me ayudes a levantarme

—¿Para qué?

—Rezar —bufé ¿por qué tenía que ser tan buena? ¿Por qué?

No objeté y solo la ayudé a reincorporarse un poco para luego juntar sus manos y cerrar sus ojos.

Lo único que podía pedir de mi era respeto y se lo di.

Para cuando terminó y abrió sus ojos, no pudo evitar toparse con mis ojos y eso la sonrojó.

Ese sonrojo se estaba haciendo una costumbre cada vez que nuestras miradas se cruzaban o había cercanía más de la necesaria.

—Que

—Ninguna vez has dejado de rezar por él

—¿Por quién?

—Por Lucifer

—¿Tú también crees que no merece perdón?

—Nada de eso, solo me causa curiosidad ¿por qué merece el perdón?

—No importa la desgracia que hayas cometido, ante los ojos de la bondad de nuestro señor, sea como fuera, como haya sido o como se haya creído, todos merecemos perdón.

¿Hay una palabra que la pudiera describir?

No la había.

Solo sabía que Jennie era una de las personas más buenas en este mundo y este mundo no la merecía.

—¿Te quedarás toda la noche? —sus ojitos comenzaron cerrarse

—Si tú lo quieres, lo hago —suspiré

Ella me extendió su mano y yo la tomé. No sé porque la coloque en mi mejilla como si estuviera deseoso de sentir su calor, era una necesidad enorme estar tan cerca de ella,

Y a pesar de mis premoniciones, decidí disfrutar ese momento junto a Jennie.  

  

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