El Niño Perdido

18 0 0
                                    

Erase una vez, en algún lugar de un país no muy desarrollado, un niño huérfano llamado Carlos. Sus padres habían muerto cuando él aun era un pequeño bebé y desde entonces él vivía con sus abuelos. Tenía una vida muy aburrida, sin acción ni aventura, solo el colegio y sus tareas en el hogar. Un día, cuando tenía alrededor de quince años, decidió cambiar el rumbo de su destino, la forma en que transcurría su vida. Para lograr esto escapó de la casa de sus abuelos para aventurarse en el mundo exterior, un mundo que no conocía.

Pasó la mañana y Carlos estaba fuera de casa, casa a la que jamás volvería.

Llegó la noche y se encontraba sólo, sin ninguna clase de compañía, ninguna persona ni ningún animal, ningún ser vivo, solo él, sumido en su soledad. Y en esta soledad sintió el abrazador frío de la noche, de la más fría noche que jamás había vivido, o por lo menos aquella que había sentido más fría hasta ahora. Intento buscar un lugar que le cobijara un poco de esta terrible sensación que al mezclarse con sus sentimientos era un puñal al corazón.

Pasaron las horas mas Carlos no logró conciliar el sueño, a cada minuto que pasaba recordaba la precaria situación en la que se encontraba, los pensamientos invadían su cabeza y una vez ahí era imposible sacarlos.

Recordó aquellos días en la casa de sus abuelos, comiendo lo que quería, durmiendo hasta tarde en su suave y tibia cama, todo sin preocupación alguna. Pensó en volver pero ya era tarde había tomado su decisión y debía seguirla, sino luego se arrepentiría.

Amaneció y Carlos seguía despierto, no había logrado dormir ni un solo minuto durante toda la noche. Sus ojos estaban rojos y con muchas ojeras, se sentía muy cansado pero debía continuar su camino hasta alcanzar sus metas.

Se levantó y se dio cuenta de que tenía hambre, tanta hambre que su estómago rugía exigiendo algo con que alimentarse, tanta hambre como nunca antes la había tenido. Miró a su alrededor y no vio nada realmente apto para ingerir, solo había porquería, basura y residuos de todo tipo. Se levantó y decidió continuar su camino, a pesar del cansancio y el hambre que tenía.

Al pasar de las horas caminó hacia donde él creía lo llevaba el destino. Después de andar por un buen rato llegó a una gran ciudad, llena de gente que caminaba de un lado a otro, cada uno centrado en si mismo, indiferente de su entorno y de las personas que lo rodeaban. Se dirigió a un callejón, en el que encontró a un vagabundo, urgando en la basura, buscando algo para satisfacer sus rugientes tripas. Se acercó suave y cautelosamente, entre abrió sus labios y dijo: "Hola, soy Carlos, y tu eres..." El vagabundo volvió su mirada hacia él y le dijo: "Soy simplemente un vagabundo, una persona que cometió algunos errores en su vida y debido a eso estoy aquí, sin comida, sin hogar, sin familia, sin nada en este mundo."

   "Entonces, mi nuevo amigo, estamos igual" respondió Carlos "pero háblame un poco más de ti y cuánto hace que estás aquí."

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 01, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El Niño PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora