De Vuelta en Casa

Mujeriegos, Desmayos y Hospitales

Tengo que admitir que esto de ir al instituto sonaba mucho mejor en mi cabeza, si lo comparamos con la realidad. Ya había olvidado lo que era tener tantas tareas y responsabilidades al día, ¡Ya ni tenía tiempo de ver mis series favoritas! Además, ya me estaba cansando de las miradas constantes a donde sea que fuera. Es decir, sé que suelo hacer un par de entradas dramáticas y me gusta crear escenas a donde vaya pero...¿que no es hora de que se vayan acostumbrando? Porque honestamente, no sé si seré capaz de soportar el resto del año a las niñatas envidiosas que me miran como si pudieran fulminarme a mi muerte y a los chicos que me miran como si fuera una hamburguesa.

Y tampoco nos olvidemos de los profesores, porque vaya que si me odian...aunque tal vez sea con razón teniendo en cuenta que no hago nada más que interrumpirlos dada que sus clases me importan una mierda.

Eres toda una señorita, Sky. Toda una señorita.

Por suerte, y gracias a todo lo bueno en el universo, ya estábamos a viernes. Específicamente, en la hora del almuerzo. Lo que significaba que quedaba aún menos tiempo para ser libres!

Nuevamente, la fila en el comedor era eterna y la comida, repugnante. Así que había tomado la decisión de ir al gimnasio para distraerme un rato de tantas miradas y susurros.

Y ahí me encontraba ahora mismo, descargando todas mis emociones bailando. No era algo que hacía muy seguido, pues nunca encontraba ni el tiempo ni el espacio.

Además del hecho de que odias expresar tus emociones, claro.

Ignoraré eso.

Como les decía, bailar era algo que amaba. Ayudaba a eliminar la tensión de mi cuerpo y eliminar todos esos pensamientos no tan luminosos que nadaban en los márgenes de mi mente. Tal era la relajación que me provocaba, que ignore que tenía un espectador, silencioso y observador.

Me hizo conocer su presencia al terminar la canción, cuando lo único que reinaba en el salón era el silencio y mi respiración agitada. Sus aplausos llamaron mi atención hacia su persona y fue allí cuando vi que se trataba nada más ni nada menos que Thomas Anderson.

-¡Eso ha sido estupendo!-Exclamó-Mueves muy bien tu trasero-Dijo, mientras ondulaba sus cejas.

-¿Gracias? Supongo, no se. Bueno no importa, ¿Desde hace cuanto estás aquí?-Pregunte haciendo una coleta con mi cabello.

-Lo suficiente para saber que llevas el baile en tus venas-Respondió, un tono de ¿admiración? escondido en su voz. Mis ojos lo analizaron de arriba hacia abajo, todo estaba normal, ¿tal vez tenía fiebre?-Se que soy lindo, pero no me comas con la mirada, que pareces muerta de hambre-Y...ahí estaba el Thomas que yo conocía.

-Sabía que era demasiado bueno para ser cierto-Murmuré, al parecer lo suficientemente alto para que me escuchase.

-¿A qué te refieres?-Cuestionó con las cejas levemente fruncidas, mostrando su confusión.

-Habías sonado demasiado amable por un momento y me pareció raro-Dije encogiendome de hombros-Hasta que volviste con tu ego de siempre-Dije dando media vuelta y acercándome al reproductor de música para apagarlo. Se quedó callado por un momento y después volvió a hablar.

-Oye, ¿quieres jugar un partido?-Pregunto. Mi comentario ignorado u olvidado, quién sabe.

-Vale, me parece una buena idea. Pero tal vez sea mejor si buscas al resto del equipo así lo hacemos más entretenido-Le respondí, buscando un balón. El asintió y salió del gimnasio, yendo a buscarlos.

Mientras esperaba, comencé a juguetear con el balón, correteando de un lado al otro de la cancha y haciendo picar la pelota en mis manos. De la nada, mi vista se vio enmarcada por negro y un leve mareo cruzo mi cuerpo. Sacudí mi cabeza, intentando deshacerme de aquella sensación, pero eso solo provocó que empeorara. Sentí mi cuerpo comenzar a caer, mis manos sacudiéndose a mis costados intentando evitar la fuerte caída. Pero fue imposible, mi cabeza parecía estar desconectada del resto de mi cuerpo. Termine de caer, mi lado derecho recibiendo el impacto principal y mi cabeza rebotando fuertemente contra el suelo, provocando un estruendoso ruido. Senti el dolor unos segundos y despues, deje que el negro abarcara el resto de mi vision.