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Y un mes después, luego de haber pasado desapercibida, ya me encontraba gateando en la tubería llena de asquerosidades para salir de aquí, quería vomitar, pero realmente era mejor que cavar un hoyo bajo mi cama, eso tardaría años.

Era una extensión larga, estaba segura de que había gateado 5 kilometros entre vuelta y vuelta, hubo un momento en que creí que no saldría de ahí.

Le dije a la mujer de mi celda que me siguiera pero al parecer ella ya acabaría su condena y no querría tener más problemas.

Hasta que pude salir cayendo en una colina y rodando hasta abajo, lo bueno fue que me limpié un poco al restregarme en el pasto.

Cuando llegué hasta abajo, llegué a donde la mujer me dijo que estaría el estacionamiento, ahora abandonado por ser la madrugada.

Corrí, trepé las rejas y escogí el auto que creí que conduciría mas rápido. Me quité la parte de arriba de mi uniforme y la enrollé en mi mano y con ella golpeé en la ventana haciendo que esta se rompiera.

La alarma no sonó, lo cual me hizo darme cuenta que esta no tenía seguro, bien soy una idiota, pero no más idiota que el hombre que no puso la alarma.

Entré y saqué los cables de abajo mientras los pelaba como mi compañera me había indicado, hasta que lo logré y encendí el carro.

"En caso de que a tu padre y a mi nos llegue a pasar algo. Tu serás quien deba huir, y no podrás huir caminando ¿o si?"

Y sin pensarlo moví la palanca y arranqué el auto. La velocidad a la que iba me asustada pues nunca había ido tan rápido y sentí que en cualquier momento me estrellaría.

No planeé ir a ningún lugar, solo huir, lejos de esta ciudad. Lamentablemente mi plan se vio interrumpido cuando me encontré tres autos tapando la calle, no tuve de otra más que detenerme.

Mierda, me revolqué en mierda para nada.

—Sal del auto—Alguien exclamó. Nuevamente pensé que tenia 13 años y que si me resistía no ayudaría en nada.

Entonces bajé del auto, levanté las manos en caso de que alguien quisiera disparar, nuevamente sentí el miedo de volver a ese lugar.

—Arrodíllate con tus manos en la nuca—Obedecí aún sin saber de donde provenía esa voz.

Hasta que una puerta de las camionetas negras y blindadas se abrió, dejando ver a un hombre con gafas y bien vestido que se acercaba a mi a cortos pasos.

—Hola niña. Soy Doc, y vengo a salvarte.

.

—¿Tu quieres qué?—Pregunté con el sueño fruncido.

—Lo que escuchaste—Respondió el hombre—Te ayudo a vengar la muerte de tus padres y tu me ayudas con algunos trabajos—Fruncí el ceño.

—¿Por qué cree que quiero vengar la muerte de mis padres?

—El rumor de la corte se corrió por todo el condado, tu carácter en el juzgado mostraba coraje, y con ese mismo coraje escapaste de la cárcel—El caminaba al mismo tiempo que me rodeaba—Eso sólo muestra tu inconformidad, ademas piénsalo. Si tuvieras la oportunidad de herirlos como te hirieron ¿No la tomarías?

Yo sólo bajé la mirada a mis pies quienes jugaban con su balance, sabía que estaba mal pero la verdad es que si había fantaseado con hacerlos sufrir antes.

—Manejaste muy bien esta noche, eso podría servirte para muchas cosas—Comentó él—Conmigo claro, porque es obvio que una pizzería no aceptaría que una niña fugitiva de 13 años entregue a domicilio—Chasqueé la lengua, la verdad es que no sabía mucho acerca de que haría después una vez que saliera.

THE VILLAIN SIDE | Peter ParkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora