2. Amor

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Año 833

El azabache y su amiga surcaban por los espacios de la ciudad subterránea con el equipo de maniobras tridimensionales, estaban planeando atacar algunos de los puntos débiles del mercado y como esperaban, salió a la perfección lo que planearon.

—Hoy tuvimos bastante suerte — exclamó emocionada la chica mientras tomaba una de las manzanas que habían tomado y la llevaba a su boca— ¡Están deliciosas esta vez!

Levi almorzaba en silencio, le era grato escuchar hablar a su amiga por lo que no quería interrumpirla. Era lo mismo de siempre pero ninguno se cansaba de cómo se complementaban el uno al otro.

»Lo bueno que para la semana nos alcanzará comer filete de pescado y sopa, ¿qué quieres que prepare para mañana o después?

El azabache se encogió de hombros, le gustaba mucho la cocina a pesar de que él no era un buen cocinero y la mayoría de las cosas las quemaba o las dejaba saladas. Por lo que la chica era quien hacía de comer la mayor de las veces.

Está bien cualquier cosa, siempre haces bien todo.

La chica soltó una risa nerviosa y dio un golpe en el hombro del azabache haciendo que se masajeara la zona golpeada.

Solo lo dices porque quieres quedarte más tiempo conmigo, pero debes aprender a independizarte —soltó la chica observando al azabache para luego mirar al vacío-.

»No todo el tiempo estaré contigo.



Año 844. Un año antes de la destrucción de Shiganshina.

—¡Enano! — saludó Hange desde el comedor del cuartel, las palabras de la castaña hicieron molestar que a Levi y ella lo sabía, desde lejos lo saludaba y lo animaba a que se sentara con ella, el azabache no tuvo de otra y se acercó.

—Ya te dije que no me hables así, cuatro ojos — chasqueó la lengua el azabache mientras tomaba con delicadeza su taza de té.

—Siempre que recuerdo tu anécdota de la taza me da mucha risa — alzaba la voz de manera chistosa la miope y el solo se dedicaba a ignorarla, no quería iniciar desde temprano a enojarse.

— Calla de una vez esa horrorosa voz, intento comer. No que se me quite el apetito — salieron las únicas palabras de Levi en todo el desayuno, palabras que fueron rotundamente ignoradas e incluso que lo hacían provocar para enojarse.

Al lugar entró Erwin Smith dispuesto a desayunar con los demás, entre tanto trabajo era su día libre y deseaba disfrutarlos.

Tras la muerte de Isabel y Farlan, la compañía de Levi se trataba del comandante de la región y la loca de los titanes, a su manera le hacían sentir la vida más amena a pesar de que no se veían con el rubio por algunos días.

La rutina de casi todos los días era revisar el panorama y cuando se veía necesario, hacían las expediciones saliendo de las murallas por algunos días. A veces regresaban victoriosos y otras veces solo regresaban diez soldados de cien que habían salido. Sí, ese era el castigo por entregar su corazón a la humanidad.

Tu Nombre (Levi×Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora