Errabundez/Los pasajes infinitos de Buenos Aires/10

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Aparecí (o desperté), terriblemente desconcertado, no sé cómo en el asiento trasero de un colectivo. Sólo recuerdo que éste dobló una esquina y leí el cartel luminoso de un restaurante o café concert "MichelÁngelo". Era de noche, cerca de las nueve. Es decir, el mismo día tres horas antes de la hora en que desvié mi habitual camino. Hacía frío. El colectivo pasó por Retiro, donde bajé y en tren, volví a mi casa, en San Martín.

Buenos Aires es infinita, inextricablemente infinita.

Narraciones y vivencias de un hombre que cree que estuvo soloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora