Capitulo 10

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Vivir mientras somos jóvenes.




Aileen.

Ser la única que debe cargar con tres guardaespaldas sin importar a donde vaya es agotador. Ahora si me esto volviendo una diva en todo el sentido de la palabra, tener dos padres no solo me doblo el amor y los mimos, sino también la sobreprotección que se gastan.

Sonrío tomando una fotografía la cual envió a Seth, me gusta esto de conquistarlo es diferente y me divierte su cara de sorpresa cada que me le insinuó.

Estoy ansiosa por la cena de hoy, según Derek fue iniciativa de Seth, así que presiento que mis coqueteos estén funcionando. No recibo respuesta por parte del chico de cabello negro y eso me frustra, pero no me rendiré. Hoy note los celos que aún le tiene a Max y su incomodidad con que este aquí, lo cual es estúpido y sin fundamentos. Lo mío con Max es pasado, aunque el amor que le tengo se mantiene intacto, no estoy interesada en él, además esta con la enfermera.

—Señorita Banks llegamos —avisa el jefe.

—Es Martinelli —corrige el otro chico —Lucían Martinelli es quien nos paga.

—Solo llámenme Aileen. —intervengo.

Este lio de los apellidos me volverá loca, para nadie es un secreto que el apellido Martinelli es de gran relevancia en Europa, pero mi Banks no me lo quitara nadie, ese apellido es el que me marca como persona y el cual amo más que a nada en la vida.

El chofer rodea el auto hasta llegar a mi puerta, la cual abre ayudándome a salir. Desde cuando Seth vive tan cerca a mí, solo un puerto nos distancia. Ingreso al edificio, acompañada del jefe de mi seguridad, debe estar seguro que estaré a salvo donde cenare. Menuda exageración la de Lucían.

Al llegar a la escala finalmente me encuentro con mis amigas en la sala de estar. Le doy una sonrisa al hombre a mi lado quien asiente sin salir del elevador y se va.

El penthouse de Grey se queda pequeño a comparación de este. Las paredes de cristal me enamoran, viviendo en este lugar es imposible preocuparse por vecinos espiando. Es el último piso del edificio más alto, la vista al puerto y a el cielo es ideal

Sonrío al ver el telescopio que adorna el balcón junto a la silla que cuelga de dos lazos del techo, adornadas con una mesilla de centro a un lado. Me adentro con mis amigas hacia el comedor en madera negra la cual contrasta con los muebles de cuero y la pantalla plana del lugar. Lo más llamativo de este lugar es la zona dl bar, tiene tras una vitrina todos los vinos, whisky, tequilas y demás tras una barra con sillas de tubo.

Emiliano me saluda besando el dorso de mi mano, la palabra caballero le queda pequeña a este hombre. Derek se acerca y me da una copa de vino besando mi mejilla.

—Bienvenida diva.

—Te encanta llamarme así ¿Verdad? —Indago.

—Eso eres para mí, una diva de admirar y mi posible futura cuñada, si dejan de arruinarlo.

Le doy una probada a mi bebida inmediatamente toso fuerte, vaya que esta potente jamás había probado un vino así. Derek ríe y niega sirviéndome un vaso de agua.

—La primera vez siempre es dura. Ese vino que estas bebiendo esta añejo hace más de 30 años. Es de la colección favorita de Tom.

—¿Tom? —rio bajo— Estoy segura que si te oye llamarlo así, se molestará.

—exacto, no sé qué tienen los Gold con las abreviaciones de sus nombres, todo les enoja. —alza su copa a mi brindando— que te parece si lo de Tom lo guardamos como nuestro secreto.

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