Habían emprendido camino por las tres cuadras que separaban su lugar de encuentro de la escuela juntos, tomados de las manos.
Bueno, se habían soltado algunas veces.
Cuando Levi paraba a acariciar a algún gatito que paseaba por el vecindario, o cuando Erwin, haciendo uso de su fama de curioso, tomaba cada flor que veía porque "eran muy raras y lindas".
El más bajo llevaba sus rollos de canela en la mano izquierda, mientras sostenía con regocijo (muy bien escondido) la mano izquierda de Erwin, esa que sostenía una pequeña y brillante pulsera de cadenas que él mismo le había regalado unos meses atrás.
Solían darse regalos de vez en cuando.
Quizás era porque ninguno de los dos era muy bueno con las palabras, su amistad pecaba de ser silenciosa después de todo, y muchas veces tropezaban entre discursos que nunca llegaban a nada. Con el paso del tiempo (mucho, mucho tiempo) habían llegado al lugar amigable donde estaban ahora: desde comprarse el desayuno, hasta obsequiarse objetos que llevarían con cariño siempre con ellos. Esa era la manera de decirse que pensaban el uno en el otro, de estar atentos y atesorar la felicidad mutua. Y a Levi le encantaba ese concepto, obviamente, para nada cursi.
El menor llevaba con aprecio cada cosa que el rubio le daba, hasta ese feo gato/llavero que le había regalado, alegando que se parecía a él por ser "chiquito y enojón".
Imbecil.
Y aún así lo llevaba orgullosamente en el maletín de la escuela, haciendo rebotar al minino negro con cada paso.
Suspiró mientras comía su rollo de canela. ¿Lo que estaba pensando acaso no era muy cursi, tan cursi como las palabras de amor que su papá Uri le dedicaba a Kenny?
Bah, claro que no. Nunca podría ser tan meloso como ellos.
Miró al cielo agradeciendo no haber heredado la pasión por el amor de sus padres, y también porque no había llovido la noche anterior. Odiaba la lluvia, odiaba caminar por los pisos húmedos del vecindario y odiaba el frío. Quizás tanto como al concepto demasiado azucarado del amor.
Por suerte, el invierno estaba llegando a su fin. Eso lo sabía porque los animalitos que había saludado disfrutaban gustosos de los rayos de sol que cada vez eran mas frecuentes en la mañana. Poco a poco, la primavera iba bañando de sus colores a la ciudad.
Aún así, hacía frío, ¡muchísimo frío!.
Levi podía jurar que ya no tenía dedos, o que algunos faltaban allí donde debían estar, pues sus manos se encontraban en demasía heladas.¡Pero tampoco le gustaban los guantes!
Los consideraba una fuente peligrosa de bacterias y mugre, además de ser muy incómodos. No le gustaban para nada.
Y ahí vino el segundo pinchazo en su corazón. Ese que secretamente le daba la razón a las palabras de Uri.
Erwin, sin medir palabra y mirando al frente, tomó su mano entre la suya y la acarició, buscando darle un poco de calidez.
¡No puede ser!
Sus manos eran tan pequeñas, incluso pensaba que eran demasiado pequeñitas para un adolescente de su edad. ¡Pero las manos de Erwin eran tan grandes, y cálidas!
¡Había envuelto su pequeña mano en un segundo!
Bajo la bufanda negra que cubría su cuello y parte de su rostro, enrojeció un poquito, y su corazón comenzó a latir apresurado, nervioso.
Hacía calor.
Ni siquiera el gran abrigo azul o la bufanda fueron necesarias para cobijarlo y asfixiarlo. Su corazón dolía, sus cachetes ardían y hacía mucho calor.
-En tu cumpleaños te voy a regalar guantes. Tienes las manos heladas.
-Eso es porque siempre tienes las manos cálidas, el problema no soy yo. Y falta mucho para mi cumpleaños.
Erwin volvió a reír, y Levi sonrió a escondidas. La risa de Erwin era demasiado contagiosa. Y linda. Aunque no se lo diría por nada del mundo.
Además de curioso, a sus ojos Erwin tenía la fama de ser presumido y molesto. No le iba a dar el privilegio de reírse en su cara. Su amigo pecaba de ser confianzudo y cariñoso, pero cuando Levi decidía devolverle el afecto, el rubio solo se reía en su cara porque "parecía un tomate".
Siguieron caminando los metros que aún faltaban. Sus manos seguían unidas, balanceban hacia adelante y atrás, despacio, y sus cuerpos se acercaban un poco más en cada paso.
Las mañanas así valían la pena.
Aunque su corazón fuera un tanto dramático y se escandalizara por el más mínimo índice de afecto, Levi se sentía cómodo al lado de su amigo. Las mariposas en su estómago revoloteaban suavemente, y el rubio siempre era una presencia abrasadora que quería tener junto a él cada vez más cerca.
-Llegamos. Al fin, entre tantos gatitos casi perdemos las primeras tres horas de clases.
-¿Perdón? ¿Quien fue el raro que recogió flores solo porque eran lindas?
Erwin soltó su mano y sonrió. Estaban en diferentes años, así que ahí, en el gran portón, era el momento de separarse.
-Está bien. Los dos tenemos la culpa. Pero las flores son más lindas que los gatos, al menos.
Ese gran rubio tonto lo miraba desde arriba, tratando de molestarlo con ese último susurro malintencionado.
¡¿Acaso no tenía razón tachándolo de molesto?!
-Vuelve a decir algo así y no te hablo más, perro asqueroso.
-Me declaro culpable- carcajeó levantando las manos (que si llevaban guantes) y, aprovechando la diferencia de altura, dejó un beso en su cabeza.
"Nos vemos" había dicho, simplemente eso. Y la voz dulce que era solamente para él (Levi lo sabía, lo escuchaba hablar con todos y sabía que ese tono era solo y únicamente para él) lo hizo sentir escalofríos otra vez.
¡Por qué tenía que ser tan patético, seguramente sus orejas estaban rojas otra vez!
Pero entre su resongo interno, una idea alumbró su cabeza: ¡Podría culpar al frío!
Mientras corría por las escaleras rumbo a su salón, pensó que podría culpar al frío. De sus orejas y cachetes pintados de un color rojizo. Quizás también de sus temblores y nerviosismo, de su corazón brincando y esas ganas incontrolables de abrazarlo.
Sí, quizás todas las historias de amor que le contaban sus padres eran puras mentiras, y no se trataba de eso.
Sí, quizás no debía darle la razón a Kenny, y simplemente no era amor, ¡era el frío!
♧♧♧
Les dejo una playlist que creé pensando en la vibra y el ambiente del fanfic. Espero les guste ♡:
https://open.spotify.com/playlist/2IZ7dxhdbC1fvsYuSVyuc4?si=0PK6IZQjRYivxbktVCiH-Q
¡Gracias por leer!
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A Teenager In Love | eruri
Roman d'amourDonde Levi está enamorado de su mejor amigo Erwin, y esto significa una montaña rusa de emociones para su corazón que no logra comprender. Modern AU!