A Teenager In Love | eruri

06. De una taza de té

Luego de aquel fatídico día donde su corazón y mente se pusieron de acuerdo para derramar en él sus sentimientos más profundos, dejándole en vergüenza y como un cretino frente a su persona más querida, parecía que el pueblo había entonado con la tristeza de su cuerpo e, ignorando que se suponía debían estar en puertas de la preciosa primavera llena de flores y cálida luz, el cielo se había tornado en un gris oscuro y la lluvia no paraba de bañar las calles. Daba igual, porque no planeaba salir de su casa nunca más.

Había abandonado su celular en la habitación esa mañana, un poco cansado ya de que Hange no parara de enviarle mensajes preguntando si enserio estaba bien.

La útlima semana de clases se la había pasado pegado a Farlan e Isabel, quienes estaban en grados diferentes a él, y escapando de Erwin. No es que enserio quisiera ignorarle, pero de verdad no podía siquiera mirarle a la cara. Aquel color azul tan profundo que en su momento le había deslumbrado con las sensaciones más cálidas en su pecho, ahora le hundían en miedo y vergüenza. No quería enfrentar lo que apenas se atrevía a mencionar para sí mismo. Sabía que no podía ni debía huir para siempre, que su comportamiento iba a tener consecuencias, que no podía darle la espalda a su amigo, pero el pesar de sus sentimientos solo le permitían esconderse por el momento. No sabía que hacer con aquello que sentía.

Por ahora solo podía abstenerse a dejar su celular en silencio sobre su cama, abandonar su habitación y abrazar sus esperadas vacaciones rumbo a una de las mejores actividades que disfrutaba desde que su pequeña familia se agrandó: tejer con Uri mientras veían peliculas.

Tomó los palillos que descansaban en una repisa al lado del televisor, y sonrió cuando vio a su padre seleccionar su película favorita.

Desde su niñez, y desde que habían comenzado a compartir hogar definitivamente, Uri se había dedicado a cuidarle en el sentido más cariñoso y comprensivo de la palabra, tomando ese papel que su madre había abandonado el día de su muerte. Así como Kenny tomó el papel de brindarle un techo y comida cuando se convirtió en un niño sin familia, Uri dedicó mucho de su tiempo a pasear y compartir con él, tratando de desligarlo de la soledad de la pérdida, y simplemente acompañándolo como una figura protectora que le daba palmaditas en la espalda cada vez que el mundo se ponía un tanto rudo. Levi podía decir sin dudas que, si había crecido como un niño feliz con muchos intereses y sueños, eso había sido gracias a quien ahora consideraba una de sus figuras paternas. Por eso ahora, viéndolo sentado a su lado en el sofá compartiendo ese hobby que él mismo había alimentado, Levi se sentía conmovido de que pasaran los años y Uri siguiese notando cuando necesitaba ser contenido de forma exepcional.

Un par de horas pasaron allí, ocasionalmente viendo la película, ocasionalmente hablando de vanalidades como la vida de sus familiares o planes para el verano, y totalmente concentrados en lo que tejían. Su padre se concentraba en terminar los volados de un pequeño gorro morado el cual iba a ser un regalo para su prima menor, a quien irían a visitar esa misma tarde por su cumpleaños. Por su lado, sus palillos se habían perdido entre ideas, y finalmente había terminado tejiendo una bufanda.

En algún punto de la tarde, la lluvia y la pelicula habían llegado a su fin, dando paso a la suave musica de la radio y a una conversación más prolongada cuando ayudó a su padre a dejar las tazas de té en la mesa del living.

—¿Una bufanda en primavera?— le escuchó decir, con sus ojos claros aún clavados en el sombrero, sonriendo ameno. Levi miró a su propia creación, un tanto desorientado.

—Bueno... quería darle una a Erwin el invierno pasado y no pude. Creí que podría hacerlo ahora.

El hombre volvió a sonreir. —Ha pasado un tiempo desde que vi a Erwin. ¿Como está?— Levi bajó la mirada, dejando de tejer y vagando su mirada por los palillos. Suspiró antes de contestar.