La mano de 6 dedos

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Eran las seis de la tarde, en una tienda de té en la ciudad portuaria de Khar Muri; una mujer contemplaba el atardecer mientras bebía una infusión de finas hierbas, podía verse el mar siendo acariciado por el sol. Aquella mujer no poseía un nombre, un tiempo lo tuvo, pero ahora no lo necesitaba. Sin embargo, la gente que la conocía, que era poca, le decía Xini.

Aunque parecía bastante relajada bebiendo té y observando el atardecer, sabía que no había ido al país de Khumuusiin como turista. Estaba ahí para encontrarse a un hombre que al igual que ella no necesitaba un nombre, pero respondía al mote de "Gar". Este era su mecánico y médico personal. Le daba mantenimiento a sus prótesis mecánicas: ambas piernas, el brazo derecho hasta el hombro y su mano izquierda hasta la muñeca. Gar tenía su taller justo frente a la tienda de té.

Cuando Gar llegó, pues había salido a ver a un cliente, y la vio, no la llamó, sus miradas cruzaron y al instante Xini se levantó, pagó y entro al local, tras lo cual Gar cerró con llave. Era un hombre muy diferente a los habitantes de Khumuusiin, gente de estatura media y piel blanca rojiza, con la cara grande y os ojos rasgados; él por otra parte era como la gente del país vecino Kánata, que, aunque comparten parte de sus rasgos faciales, su tez suele ser mas blanca, casi pálida. Ya era un hombre maduro, pero no poco vigoroso, aún mantenía un porte fuerte y viril. Hizo que Xini se sentara en su consultorio mientras alistaba sus herramientas.

-la rodilla izquierda ha empezado a chirriar -dijo Xini acostándose-, mi muñeca se siente tiesa también y mi codo truena cuando lo muevo.

-te he dicho que no lo laves con mucha agua, bastara con un trapo húmedo. Además, no le has puesto suficiente aceite...

-tuve que meterme al agua... a veces es necesario, además en katu la humedad hace que mis extremidades...

-sí, sí, si... muchos pretextos -sujetaba una gran jeringa en su mano mientras hablaba-. Ahora respira hondo, te voy a anestesiar.

Como debía retirar las prótesis de su cuerpo, la anestesia debía ser fuerte y solía hacerla dormir por más de tres horas, de lo contrario el dolor fantasma y el dolor que provocaba quitar y poner las prótesis le haría desmayarse.

Tras las tres horas de duración de la droga, Xini despertó con sus extremidades ya reparadas, se movían tan naturalmente como un brazo normal.

-la maravilla del cuerpo humano -dijo gar-, mientras más lo usas mejor funciona, se vuelve más fuerte... las maquinas son ineficientes, mientras más las usas más se desgastan.

Xini no dijo nada, solo sonrió.

-tienes algo para mí. ¿No?

-Está en mi mochila -Gar hurgó en ella y sacó un pergamino percudido, enrollado y sellado.

-¿qué es?

-¿has oído hablar del pirata Nicola alias "Kib"?

-¿quién no? El hombre que domo los 5 mares, desde los mares helados del norte como trust y Várico como los mares más peligrosos, Nilo y Katu... he leído de él.

-se decía que poseía una fortuna tan basta que podía comprarse una isla entera y le sobraría para vivir en ella el resto de su vida.

-no entiendo a los piratas. ni siquiera su avaricia estaba bien dirigida. El dinero se gasta, no se entierra para nunca usarlo...

-si algún rey, pirata, mercenario u alguna otra persona obtenía esta fortuna -se detuvo un momento para abrir el pergamino y ver dentro de él-, podría desestabilizar no solo un país, quizá todo un mar... sería una catástrofe clase B

CRÓNICAS DE MAR Y TIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora