Heraldssen

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La familia Heraldssen descendía de un largo linaje de domadores de bestias, todo había iniciado cuando su principal fundador Herald, había derrotado, según se decía, a un par de lobos de las nieves con solo sus manos. Durante la guerra del mar Várico, los Heraldssen sirvieron a su tribu contra el rey Mario, cazaban a los heridos y pequeños grupos armados en las profundidades del bosque con la ayuda de sus amaestrados lobos. Los patriarcas en ese entonces de la familia Heraldssen: Axe y Björn, ganaron gran fama y renombre para su apellido y aunque resultaron estar del bando perdedor, nadie los miró con desprecio e incluso el rey les honraba.

Pasaron los años y Axe y Björn murieron y el que heredo el título de patriarca fue su hermano menor Einar. Dirigía la gran familia con la ayuda de sus hijos Aren y freydis, quienes no habían sufrido ni visto la peste de la guerra. Ellos también eran grandes conductores de trineo y domadores de lobos al igual que sus antecesores.

Lamentablemente ellos no eran mirados con admiración ni temor como lo habían sido Einar, Axe y Björn a quienes habían apodado las tres sombras del bosque del este. No porque no fueran dignos, más bien la vida no los había tratado bien y no había una guerra en la que pudieran demostrar su Valia y, aun si la hubiera, era poco probable que ellos pudieran participar; un invierno que nevó como nunca antes y que el suelo se cubrió por al menos 3 metros de nieve, una avalancha acaeció contra el pequeño poblado donde vivían los Heraldssen. En un intento de salvar a todos los posibles, el trineo de Aren se vio atrapado entre helada nieve por más de tres días... atrapado, Aren se limitó a no perder la conciencia y aunque el frio le quemaba los huesos y tenía mucho sueño, no durmió durante todo ese tiempo para no morir, finalmente lo rescataron, solo él sobrevivió ni las personas a las que llevaba tras él ni los perros, solo él y aunque todos podrían pensar que ese solo hecho lo postularía al premio de las personas más afortunadas de la historia, la verdad es que solo arruino su vida, es verdad que vivió, pero no pudo volver a caminar, se tuvo que atar a una silla de ruedas, viendo el mundo pasar y avanzar y dejándolo atrás, nadie le miraba como a un guerrero como a un hombre solo miraban la silla y le trataban con tanta consideración y lástima que había deseado la muerte muchas veces.

Algo lo alentó a vivir, un hecho que paso a la historia no solo de su tribu, ni de su país, del mundo entero. Fue un otoño del décimo año de reinado de Jord, un carruaje real tirado por un par de caballos blancos llego al pueblo, llevaba a dos mensajeros, con un mensaje del rey mismo para Einar y Aren Heraldssen y Freydis Heraldssdotter. Era una invitación al palacio Real.

Era una gran carrera organizada por el rey, se correría por todo el ancho y el largo de Negoheim y solo los mejores domadores del país estaban invitados. 100 cartas salieron repartidas, pero solo 30 fueron aceptadas.

Entre los que acudían al llamado del rey estaban los Ragnarsson, domadores de alces de la tribu norteña de los Baciros; Los Gormsson, domadores de caballos de la misma tribu; Los Tryggarsson, domadores de avestruces de nieve de la tribu sureña de los Vanlios; los Eriksson, domadores de Renos de la tribu central de los Ruciros, todos ellos mantenían el orgullo en sus apellidos y eran familias admiradas en sus respectivas tribus. Y aunque sabía que su familia era famosa, Einar no comprendía porque habían sido invitados, hacia mucho que su fama no era la de antes, las demás familias los veían con desdén y sobre el hombro y ellos mismos habían perdido su orgulloso porte, él ya era un viejo entrado en años que no podía concebir más hijos y su primogénito y heredero estaba lisiado, tenía una hija pero esta no heredaría su apellido a sus hijos además de que aunque estaba en edad de casarse, nadie había mostrado interesado en desposarla. Aren sabía lo que se rumoreaba de su familia... ni siquiera tenía que oír los rumores, él mismo podía ver que su familia estaba en declive.

CRÓNICAS DE MAR Y TIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora