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Nicolás

Les sonrío a la pareja frente a mí mientras les entrego sus palomitas antes de despedirme con un gesto amable y desearle que lo disfruten.

Apenas se despeja la fila suelto un bufido mientras dejo que mi cuerpo se apoye en el mesón. Por alguna extraña razón la gente se han coordinado, pues el cine ha estado más lleno que los demás días, debe ser por los nuevos estrenos. De todas formas, he estado sirviendo palomitas dulces y saladas por casi cuatro horas, y aún debo esperar otras tres más para poder volver a mi dulce cama.

— ¿Agotado? —Mi compañero se apoya a mi lado. — Hugo tuvo suerte, tuvo que acompañar a uno nuevo a donde el jefe. —arrugo las cejas, los hacemos muy bien los tres en este turno, no necesitamos a un cuarto.

— ¿Estará en el mismo turno que nosotros? —Jin asiente mientras se mete un puñado de palomitas a la boca. — ¿Y quién es el nuevo? —se encoje de hombros y vuelve a su lugar cuando un grupo de personas llegan.

Los atiendo con mi mejor cara, cobro y les entrego sus cosas. Todo se vuelve más lento, tenemos tiempo de echarnos un par de chistes y conversaciones banales con el simple objetivo de quitarnos el aburrimiento de encima. Y, como si el mundo estuviese en mi contra, justo en el apogeo que mi risa, cuando el estómago me duele por una estupidez que dijo Jin; aparece Hugo con el nuevo vendedor, y como si esto fuese una broma de mal gusto, Cody, peinado perfectamente, está parado frente a nosotros.

Ni siquiera intento esconder mi disgusto cuando nos encontramos cara a cara, quiero que note en cada una de mis expresiones lo infeliz que estoy de que ahora debamos vernos dos días a la semana por siete horas.

—Chicos, les presento a Cody, comenzará mañana pero ha querido venir hoy para prepararse. Denle la bienvenida y, —se dirige a mí. — Nico, luego lo llevas a los casilleros para que sepa cuál será el suyo, le muestras la ropa y le explicas como es todo por aquí.

— ¿Por qué yo? —no pienso por ningún motivo pasar tiempo con él.

—El jefe lo dijo.

Me imagino en un mundo paralelo donde tengo suficiente dinero como para gritarles en la cara y renunciar, porque si algo no me agrada no dejaré que me obliguen a hacerlo. Pero lamentablemente necesito el dinero, odio la idea de depender de André, y aunque a él no le moleste, no me gusta ser una carga.

Con la mejor cara de desagrado asiento y vuelvo a mi trabajo para concentrarme en todo menos en él.

¿No les ha pasado que pueden hacer algo bien hasta que alguien los mira?

Sentir el peso de la mirada de Cody en mí me mantiene completamente inquieto, quiero voltearme y gritarle que se largue pero no puedo arriesgarme, me costó conseguir el trabajo como para tirarlo a la basura solo por él.

Aunque no puedo negar que durante los últimos treinta minutos tuve pensamientos oscuros sobre escenarios donde yo era feliz mientras él sufría; escenarios que por alguna razón solamente me hacían sentir peor, y aunque tal vez sepa la verdadera razón de ese dolor, prefiero no prestarle atención por temor o simplemente por mantenerme en mi ignorancia que, de alguna u otra forma, me hace sentir bien.

Es como dicen, el que vive en su ignorancia es feliz. Si algún día deseo... más bien, me atrevo a escarbar entre las telarañas de mi interior hasta llegar al centro de mis pensamientos y emociones con el fin de descubrir mis verdaderos sentimientos, probablemente sea el día más triste de mi vida.

—Eh, Cody, andando. —ni siquiera me decido a mirarlo una vez lo llamo, hago un simple movimiento con mi cabeza para acelerar su paso y lograr que me siga hasta los casilleros.— Aquí es donde guardamos nuestras cosas, elige uno que esté vacío y pone tu nombre con una de esas. —Señalo las pegatinas blancas que descansan sobre una mesa en nuestra sala de descanso. — El plumón está ahí mismo, date tu gusto.

𝐒𝐄 𝐓𝐑𝐀𝐓𝐀 𝐃𝐄 𝐓𝐈 ♥︎ᵎ CodylasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora