C10 • Eres Mío

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Un despertar como se estaba haciendo costumbre para esos dos enamorados, lleno de ternura y de pasión. Como deseaban con toda el alma que sucediera día a día, pero para eso aún había varios asuntos por resolver.

Después de un baño y un rápido desayuno, Minerva y Dante regresaron a la realidad. Dejaron el dominio de La Reina, esa hacienda que era su hogar, su refugio, y tomaron rumbo a la ciudad. Como habían ido en el coche de Minni, al llegar Minerva lo dejaría en su taller, donde los esperaba una muy desagradable sorpresa.

Dante: No me quiero despedir de ti, ojitos lindos [susurraba en su oído abrazándola]

Minerva: No sea tan cursi, Casanova [respondió, soltando una risa al sentirlo darle cosquillas] Yo también no quiero dejarte, pero tenemos nuestras obligaciones.. ¿Qué tal esta noche?

Dante: No me queda de otra [suspiró] ¿Un besito entonces?

Minerva: Solo uno.. [sonrió]

Dante la pegó más a él, y Minerva tomándolo suave del rostro lo besó, sin importar donde estaban, el mundo desapareciendo salvo ellos dos, viviendo ese amor que había nacido entre ellos, que apenas aceptaron y que comenzaban a vivir. Pero justo en ese momento lleno de felicidad llegó alguien que lucharía hasta el cansancio para separarlos.

Carla: ¿Está es la tipa con la que me estás engañando, Dante? ¡Es una anciana! [gritó asustándolos]

Los dos se separaron rápidamente volteando a verla. Ahí estaba esa que era la prometida de Dante, la que Minerva había visto en la fotografía sobre su escritorio.

Minerva: Anciana o no, este hombre ahora es mío, y créeme niñita, de mi lado no se va jamás [alzando su mentón desafiante]

Carla: ¡Anciana estúpida!

Minerva: ¡Tú a mi no me hablas así, vieja pioja!

Todo sucedió tan rápido que Dante no pudo ni siquiera decir una palabra o reaccionar de alguna manera, esas dos mujeres peleaban por su hombre a morir. Carla se fue sobre Minerva tratando de darle una cachetada, y ella no se iba a dejar, la agarró de los pelos jalando con todas sus fuerzas, y resbalándose en un charco de aceite de carros las dos cayeron, gritándose insultos sin dejar de tirar golpes. Logrando separarlas con la ayuda de otro mecánico, Dante cargó a Minerva de la cintura, ella gritando y pataleando enfurecida.

Dante: ¡Pedro! [gritó a su amigo que ya venía apresurado a ver cuál era todo el escándalo] Llévate a Carla a su casa, por favor.

Pedro asintió, y Dante comenzó a caminar rápidamente hacia su oficina. 

Minerva: ¡Bájame, animal! ¡Aún no termino de desgreñarme a esa pioja! ¡Aish!

Minerva estaba que explotaba del coraje, y a Dante sólo se le ocurrió una solución.  Directo a la ducha, la puso de pie, ella golpeando su pecho como loca, y Dante prendió la agua fría.

Minerva: ¡Casanova! ¡¿Como se te ocurre?!

Dante: Estás que te sale humo de los oídos del coraje, ademas toda cubierta en aceite. Ya basta.. [la abrazó fuerte contra su cuerpo] Calma amor, no dejes que ella te afecte de esa manera..

Minerva ponía resistencia, pero poco a poco se fue calmando bajo el agua. Dante la soltó, y lentamente fue quitándole la ropa, luego la suya, quedando ambos desnudos. Minerva se acurrucó con el de nuevo y Dante la sintió temblar, ajustando la temperatura del agua.

Minerva: Tu eres mío, Dante Casanova, solo mío [susurró alzando la mirada a la de él]

Dante: Soy solo tuyo desde el día que te conocí, mi amor.

Minerva: Más te vale, mugroso.

Dante: Que cariñosa, mi reina [soltó una carcajada]

Minerva se paró de puntitas, rodeando su cuello con sus brazos, besándolo apasionadamente. La adrenalina aún corría por sus venas, y las ganas inmensas de amarse se apoderaron de ella. Sonriendo en ese beso al sentir cómo su cuerpo reaccionaba, se arrodilló a sus pies, acariciando su hombría de arriba a abajo. Dante soltó un gemido, tomándola del pelo cuando Minerva lo tomó en su boca, lamiendo, succionando, amándolo como nunca.

Dante: Te amo, te amo, mi reina loca.. [jadeó]

Necesitando sentirla más, amarla con locura, Dante la tomó de los brazos, ayudándola a pararse, y acorralándola contra la pared la subió a su cintura, Minerva rodeándolo con sus piernas. Dante entró en ella lentamente, sus miradas conectadas, sintiendo tanto amor, tanta pasión por el otro, que les brotaba por los poros. Gimiendo fuerte y sin parar esos dos se adoraban, Minerva aferrándose a él, Dante moviéndose más y más rápido en ella, hasta que explotaron de placer. Besos tiernos y suaves caricias entre ellos, y terminaron de bañarse. Dante prestándole ropa extra que tenía en el taller.

Minerva: Me veo ridícula con esto. Ay no, que vergüenza [mirándose en el espejo]

Dante: Usted, señora bella, jamás se vería ridícula. Y cuide muy bien mi camisa, es mi favorita de AC/DC.

Minerva: Estas loco. Pero hablando en serio, ¿qué vas a hacer ahora con la garrapata esa?

Dante: ¿No que era pioja?

Minerva: ¡Casanova!

Dante: Ya, esta bien, no te enojes [riendo] Venga para acá.

Dante se sentó en el sofá, con ella sobre sus piernas, rodeando su cuello con su brazo, y el acariciaba su pelo corriendo sus dedos por el.

Dante: Hablaré con ella hoy mismo. Bien lo dijiste, de ti nadie me separa. Terminaré con ella definitivamente.

Minerva: Eso me alegra. Por que no pienso compartirte.

Dante: Sabes, me encanta tu lado salvaje ¿Y si te doy celitos más seguido?

Minerva: ¿Acaso quieres morir, Casanova?

Dante soltó una carcajada y tomándola del pelo se la comió a besos. Definitivamente estaban hechos uno para el otro, y ambos estaban dispuestos a luchar a capa y espada por ese amor.

La Reina [Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora