C11 • Diferencias

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La tarde llegó, y con ella ese momento incómodo e inevitable para Dante.  Tenía que ir a ver a Carla y terminar su relación con ella de una vez por todas.  No pondría en riesgo ese futuro al lado de Minerva, ya que por fin ella había aceptado su amor haría hasta lo imposible para luchar por el.  Dejó a Pedro a cargo de cerrar todo, y después de refrescarse un poco tomó camino a la casa de ella.

Dante: ¿Mamá? ¿Qué haces tú aquí? [preguntó sorprendido al entrar y encontrarse a Luisa sentada con Carla en la sala]

Luisa: Carlita me llamó para contarme lo que está sucediendo.  No puedo creer que la estes engañando, Dante.  Así no fue como te crié.

Carla: Y es con una mujer mucho mayor que el, mamá Luisa, que asco enserio.

Dante: Mira mamá, este es un asunto entre Carla y yo, no tienes por que meterte, y tampoco voy a permitir que insulten a Minerva, de una vez se los advierto

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Dante: Mira mamá, este es un asunto entre Carla y yo, no tienes por que meterte, y tampoco voy a permitir que insulten a Minerva, de una vez se los advierto.

Luisa: ¡Ja! Que nos advierte dice [mirando a Carla] Pues no hijo, si me voy a meter, por que yo no voy a dejar que arruines tu compromiso con Carla por una simple aventura.  Tienes que dejar de ver a esa mujer, ustedes están por casarse y..

Dante: No, mamá [interrumpió]  Entre Carla y yo no va a haber ninguna boda.  Y ya que no te quieres ir, pues.. [caminó, arrodillándose enfrente de Carla quien había empezado a llorar]

Carla: No lo hagas, por favor amorcito [tomó la mano de Dante poniéndola en su mejilla sin parar de llorar] Por favor no me dejes..

Dante: Lo siento Carla, pero hasta aquí llegó lo nuestro. No te amo, sería un error casarnos sin amor.

Carla: Pero yo a ti sí, tanto tanto, eso es suficiente..

Dante: No lo es. Perdóname, pero no voy a cambiar de parecer, la amo a ella, y quiero estar a su lado.

Luisa: ¡Dante! No digas esas estupideces, no puedes estar con una mujer que puede ser tu madre, ¡por dios! Y mira a la pobre Carlita, como está sufriendo por tu culpa [fue hacia ella abrazándola]

Carla: ¿Es solo por el dinero verdad? Se ve que es una ricachona, pero yo estoy más joven, más bonita, te puedo dar hijitos, te perdono que te hayas metido con ella, ¡pero no me dejes te lo suplico! [sollozando histéricamente]

Dante: ¡Basta! Las dos, basta. Ya me dejé manipular mil veces con sus chantajes emocionales, pero no más. Lo siento Carla, pero no te amo y no hay nada más que hacer. Y mamá, Minerva es mi felicidad, no me importa ni su dinero ni su edad, yo la amo, y nada ni nadie me va a separar de ella, que les quede claro a las dos.

Dante salió de ahí azotando la puerta, y Luisa y Carla se quedaron viendo atónitas. Sus chantajes siempre habían funcionado con el, logrando que Dante hiciera lo que ellas se propusieran, pero por primera vez no funcionó.

Luisa: No te preocupes, Carlita. De que se casa contigo se casa, ya verás ¿Qué sabes de esa mujer?

Carla: No mucho [limpiándose las lágrimas de cocodrilo en sus mejillas] Pero puedo averiguarlo.

Luisa: Encárgate de eso, y ya veremos la manera de separarlos.

Dante no sabía que esperar de esas dos, siempre se salían con la suya, pero esta vez no.  Esta vez el pensaría en su felicidad, en ese sentimiento que despertó entre él y Minerva.  Lo defendería a toda costa. 

Ellos habían quedado en verse esa noche, y Dante tenía el plan perfecto, unos mensajes después y todo quedó listo.  Saldrían a su primera cita como pareja, a cenar y después ver una película en el cine.  Después de bañarse y arreglarse, Dante llegó a la casa de Minni a la hora acordada, y ella al salir y verlo se quedó en shock a causa de su atuendo llamativo.  Esta vez no andaba vestido en mezclilla o piel, si no una camisa roja, pantalones coloridos, y chaleco café.

  Esta vez no andaba vestido en mezclilla o piel, si no una camisa roja, pantalones coloridos, y chaleco café

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Minerva: Dante... ¿no pensarás ir vestido así a nuestra primera cita, verdad?

Dante: ¿Por qué? ¿Qué tiene de malo? [preguntó mirando su ropa]

Minerva: Mi vida.. no lo tomes mal, pero.. pareces un payasito [mordiéndose el labio para no reír]

Dante: ¿Cómo me llamaste? Hazlo de nuevo [sonriendo de oreja a oreja]

Minerva: Payasito

Dante: Ajá, sabes bien a qué me refiero, chistosita [se acercó tomándola de la cintura]

Minerva: Mi vida, mi amor, te amooo.  Pero así no vamos a salir.  Iremos primero al centro comercial a comprarte un traje, creo que alcanzamos a llegar antes de que cierren [checo su reloj]

Dante: Ah, no.  A eso si me niego, no me voy a vestir como el princeso de Julián.

Minerva: No te pido que te vistas como el, pero si algo más... presentable ¿Por favor? ¿Por mi? [pregunto dándole besitos en la mejilla]

Dante: Esta bien, tu ganas.. pero trajes no.

Minerva: Tu déjamelo a mi, te va a encantar, ya veras.

Dante: Bueno, vamos [resignado]

Dante la tomó de la mano caminando hacia su moto, y Minerva se detuvo de repente al notar su dirección.

Minerva: ¿No esperarás que me suba a esa cosa de nuevo, o sí?

Dante respiró profundo, volteando a verla seriamente.  Sí, habían muchas diferencias entre ellos, y si su relación tenia algún futuro, deberían hablarlo de una vez por todas, y dejar todo en claro.

Dante: Amor, ¿te das cuenta? Somos muy diferentes, tu y yo.  Acostumbrados a nuestras cosas, tu a tus lujos, a tu ropa fina, yo a mi moto, mi ropa sencilla pero cómoda.  Me imagino que no comes tacos, o tomas cervezas, cosas de mi mundo.

Minerva: Te equivocas, yo amo los tacos, prefiero el tequila, y me gusta la musica de banda como ya te diste cuenta.  Y sí, somos de mundos diferentes, pero te amo, y me amas.  ¿Compromisos? Los dos ponemos de nuestra parte para que funcione esto.

Dante: Me parece una gran idea.  Yo acepto ponerme la ropa que quieras, y tu te subes a mi moto.

Minerva: ¡Ay, niñito, lo que hago por ti! [suspiro tomándolo del rostro y dándole un suave beso] Esta bien, vamos en tu bendita moto.

Dante: Esta bella moto se llama, La Loba.

Minerva: ¿Hasta nombres les pones? Si que estas loco, Dante.

Dante: Loquito por usted, ándele, súbase [pasándole el casco]

Minerva hizo gestos, pero por fin se puso el casco, subiéndose a La Loba, y arrancaron rumbo al centro comercial. Los dos se amaban, y sabían que no sería fácil, pero por estar juntos, por su amor, ellos estaban dispuestos a todo, hasta ceder un poco, encontrándose en el medio.

La Reina [Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora