C18 • Parranderas y Atrevidas

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Minerva llegó a la hacienda, guardó sus cosas, y se quedó sentada en su cama.  Observó su alrededor en silencio por varios minutos, cada rincón recordándole los momentos feliz que ella y Dante pasaron juntos aquella vez, y decidió que era demasiado.  Necesitaba despejarse, liberarse de ese dolor en su pecho.  Tomó su bolso y subiéndose a su coche se dirigió al pueblo.

Cantina Del Pueblo - Horas Después..

Nando: Ya fue mucho, Seño Mine.  No debería darle más.

Minerva: Tu échale.  Te estoy pagando, ¿que no?

Nando negó, dándole otro caballito de tequila, uno que Minerva se lo echó de un solo trago.

Minerva: !Ahh, así me gusta! y póngame las de Jenni mijo, que ando mal del corazón.

Nando: Mine, si sigue así no me quedará más de otra que llamar a ya sabe quién.

Minerva: Ni se te ocurra Nando.  No sabes la que me espera cuando ella se entere de lo tonta que fui [respiró profundo, el sentimiento apoderándose de ella de nuevo y comenzó a llorar] ¿Por qué Nando? ¿Por qué son los hombres tan desgraciados?

Nando: Pues que le digo patrona.. ni yo lo sé.

Minerva recargó su cabeza sobre sus brazos en la barra, llorando desconsolada, que Nando no supo que hacer, más que llamar a la única persona que podía ayudarla en este momento, su compañera de parranda.  Esa que junto con Minerva pasaban su juventud de parranda en parranda, siempre alegres, siempre atrevidas.  Aunque los últimos años no se juntaban tan seguido por cuestiones de vida y trabajo, esa amistad de ellas se mantenía tan fuerte como siempre.

No pasó ni media hora, cuando esa castaña entró por la puerta, miró a su alrededor, y al localizarla, caminó directo a la barra, sentándose enseguida de Minerva.

Valentina: Nombre mija, no me digas que estás así por ese wey del que me contaste la otra vez.

Minerva: ¡Valeeeen! [la abrazó llorando incontrolable, y esa bella castaña acariciaba su espalda y su pelo para calmarla]

Valentina: Ya, ya, calma mi Minni. Cuéntame por que estás así pues, ¿qué te hizo ese mendigo?

Minerva logró controlar sus sollozos, y con la ayuda de otro tequilita más, le contó todo a Valen. Como había bajado su guardia, entregándole su corazón a Dante, solo para ser traicionada de la peor manera.

Minerva: No se como me lo voy a sacar de aquí, plebe [señalando su pecho]  Él lo era todo para mi, y me duele tanto que no se que hacer conmigo misma.

Valentina: Mana, ya no llores por ese canalla, mira que pelados guapos hay de sobra.  Consíguete otro como el Julián, que te siga como perrito.

Minerva: Eso intenté, pero no pude. ¿Recuerdas a Fabricio?

Valentina: ¿El muchachito de lo calzones de tigre? [soltó una carcajada] Como olvidarlo.

Minerva: Mensa, no debí enseñarte esas fotos [sonrió recordando] Bueno pues, lo invité a la casa para recordar viejos tiempos, pero no, al llegar la hora no pude [suspiró] Nadie es como mi mugroso, plebe.

Valentina: No se me achicopale, mija.  Tiempo al tiempo.  Sabes cómo arreglaremos esto, ¿verdad?

Minerva: ¿Con unos jodasos?

Valentina: ¡No babosa! Siempre tan violenta, caramba.   ¡Con tequila y música! Hay que alegrarnos el corazón.  Nando, póngame Me Siento Libre, ándele.

Nando, siempre a los pies de sus clientas favoritas, puso esa canción, dejándoles de una vez otra botella de tequila.  Valen puso su brazo al rededor de los hombros de Minni, y después de un shot las dos cantaban a todo pulmón, sin darse cuenta de ese hombre guapo y elegante que acababa de entrar a la cantina, quien con manos en su cintura miraba a las dos lleno de asombro.

"Por si acaso me miraran
Que se me sube lo alegre
Y me agarro coqueteando
Con el primero que encuentre
No crean que soy
Hembra fácil lo que pasa
Es que no quiero
Ni acordarme de ese gacho
Que me salio traicionero

Que contenta estoy
Como una paloma que cruza los mares
Ya me siento libre"

Al terminar la canción Ricardo se les acercó, y al escuchar su voz ambas giraron a verlo.

Ricardo: Valen, no se equivocó Alan en decirme que te encontraría aquí.  Necesitamos hablar.

Valen rodó sus ojos, sirviendo otra ronda de shots, pasándole una a él también.  Minerva lo miró de arriba a abajo.

Valentina: Mira, Minni, él es Ricardo, de quien te conté.  Ricardo, te presento a Minerva, mi amiga de toda la vida.

Ricardo: Mucho gusto, Minerva.

Minerva se puso de pie, dándole la vuelta.  Valen mordiéndose el labio para no reír por la carita de nervios en el rostro de Ricardo.

Minerva: No pues, Valen. Si está fuerte y buenote.

Valentina: Te dije, pero ¿qué hacemos? Es cuñado [suspiró]

Minerva: En familia es mejor, babosa, cálale. Pero que va, lo mío son los jovencitos, ah que por cierto ¿y el Aladin como está? Hace tiempo que no lo veo [preguntó con una sonrisa traviesa]

Valentina: Canija, ya sabía que no lo habías dejado ir. ¿No que sufriendo tanto por el mentado Dante?

Minerva: Aish, déjame. De alguna forma tengo que sacarlo de mi corazón. El Alan está muy bonito, quizá me doy una vuelta por tu hacienda para saludarlo.

Valentina: Tan mensa, deberás.

Ambas soltaron una carcajada, tomándose ese shot, pidiéndole más canciones a Nando, y Ricardo aún con el shot en la mano no podía dejar de verlas sorprendido.  Las dos con las mejillas rojas, con brazos sobre sus hombros, tarareando las canciones alegres.  El propósito de Valen se había logrado, hacer que Minerva olvidara su dolor tan siquiera por esta noche.

Y aunque Minerva estaba pasada de copas, su tolerancia era alta, y esas miradas entre Valentina y Ricardo no pasaron desapercibidas.  Conocía muy bien a su plebe, y decidió retirarse, para darle un espacio a esos dos para hablar.  Le mandó mensaje a su chofer para que viniera por ella, y después se despidió.

Minerva: Ricardo, que gusto conocerte.

Ricardo: Igualmente, Minerva.  Te podemos llevemos hasta tu hacienda si gustas.

Minerva: Gracias que lindo, pero no hace falta, mi chofer ya me está esperando.  Mi querida plebe, un placer como siempre.

Valentina: Ya sabes mija, aquí estoy cuando me necesites.

Minerva: Lo se, te quiero babosa [se acercó y le dio un abrazo susurrando en su oido] Cálale plebe, que tu galán te mira con ojos llenos de amor.

Valentina: Eso que ni que, mija.

Sonriendo Minerva le dio un beso de piquito en los labios a Valen, y ante la mirada atónita de Ricardo y la risa divertida de Valentina, Minerva salió de esa cantina, con su corazón más ligero que al llegar.

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Valen hermosa, Minni te adora y te agradece siempre tu apoyo y tu cariño. 

[ SinergiaEnLetras 🧡 DESIGUALES ]

La Reina [Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora