El conjunto de vivencias colorean tu corazón hasta alcanzar una gama determinada, el cual, definirá todos tus pensamientos, sentimientos y preferencias. Para poder comprender el color, debemos entender de dónde proviene.
¿Qué es lo que reside en el...
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Tal vez entre todas las apuestas que podían hacer, aquella superaba las expectativas de lo complicado. Ni a Ryo, ni a Alice le gustaba perder sin embargo cada vez que se miraban a los ojos, gritaban altamente cuán enamorados estaban el uno del otro. Los que presenciaron la apuesta de aquellos dos chicos eran Souma, Erina y Hayama. Los tres no sabían cómo era que aquellos dos habían llegado a la apuesta, pero sabían que iba a ser un dolor de cabeza para los tres.
—Ne Ryo-kun. —La chica miró con sus ojos rojizos a su compañero, el pelinegro también sostenía la mirada—. Una apuesta Ryo-kun, si te enamoras de mi pierdes ¿Qué te parece? —Una sonrisa se formó en los labios del chico, la comida que preparaban estaba en el horno esperando a ser sacada.
—La señorita dice cosas interesantes. Está bien señorita, te arrepentirás de hacerlo. —Ambos chocaban sus miradas como si fueran enemigos mortales.
—Esto es una locura —Los tres chicos miraron a la de los ojos amatistas, Souma levantó los brazos y Hayama se frotó un poco la sien, aunque habían sido llamados para evaluar un Shokugeki habían sido partícipes de una apuesta estúpida.
—Así no los convenceras Hayama —comentó Souma imitando la frase típica que el pelinegro le dice.
—De verdad que son complicados. —Erina cruzó los brazos sobre el asiento y suspiró—. Miren que hacer a la directora y al primer asiento perder el tiempo. —El pelirroja miró a la chica con una sonrisa.
—Yo también tengo cosas que hacer, si me permiten decir, no son los únicos. —Hayama miró a los cocineros más importante y suspiró.
—Aquí está la comida lista. —Alice entregó aquel plato a los jueces del encuentro, osea a los tres estudiantes de Totsuki.
—Vaya espero que sea mejor que lo preparado el encuentro pasado. —Erina tomó el tenedor para probar aquel plato que gracias a su cocina de tecnología a punta parecía más una escultura artística a simple comida.
—Después de la señorita espero que prueben el mío. —Ryo puso el de él con el plato tapado, esperando a que con curiosidad saborearan la comida de su “ama”.
—Asqueroso —comentó Erina haciendo enojar un poco a Alice.
—Erina siempre molestándome, nunca te gusta lo que cocino. Igual fue cuando era pequeña. —Alice hizo un puchero que Ryo creyó divertido, aunque giró un poco la cabeza negando aquellos pensamientos.
—Nakiri, pero si sabe bastante bien, aunque yo lo hubiera hecho mejor. —Souma andaba devorando la comida de manera vulgar como siempre solía hacer.
