...‧₊˚.︽︽╭ 05| яєυиιόи ƒαмιℓιαя

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Temática: Romance|Comedia

Pareja: RyoAli

Los nervios nunca tomarían el control de Ryo, aunque tuviera que enfrentarse a la familia Nakiri para pedir salir con Alice

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Los nervios nunca tomarían el control de Ryo, aunque tuviera que enfrentarse a la familia Nakiri para pedir salir con Alice. Bien él sabía que para los padres de la chica de ojos rojos era un ser muy especial, por no decir que era lo que más cuidaban sobre la tierra por encima de su orgullo. Al pelinegro no le preocupaba la actitud asumida por la mamá, sino porque el padre de la Nakiri era extremadamente controlador y adorador de su esposa e hija. Soē miró al muchacho de manera interrogante, no sabía que su hija podía encontrar en el joven, tampoco porque ella estaba tan obsesionada con el sujeto.

—Ara, parece que el pequeño Ryo se quiere llevar a nuestra hija. —La mamá de Alice, lo quería como si fuera su propio hijo después de todo vio crecer al niño desde que su hija lo acogió en Escandinavia.

—Leonora, esto es serio. —El pelinegro no fruncía más la ceja porque no podía, Ryo sabía que iba a ser molesto que el padre de su amiga aceptara su relación.

—Eso lo sé cariño, pero si nuestra hija es feliz ¿Que vas a hacer? ¿Negarle la felicidad? —El Nakiri suspiró profundamente y se restregó la sien mirando a los adolescentes.

Tan calmado y con una mirada aburrida, eso fue lo que le llamó la atención al Nakiri, parecía una persona diferente cuando se ponía aquel pañuelo rojo para cocinar. Soē también miró a su hija, con una sonrisa feliz y dándole de comer algunas cosas que ella había preparado al chico. Él aceptaba gustoso comiendo de la cuchara de su hija, el pelinegro miró a su esposa quién disfrutaba la escena de verlos coqueteando abiertamente.

—Ryo, Alice —llamó la atención de ambos chicos que estaban en pleno coqueteo.

El pelinegro y la chica de cabellos blancos giraron sus cabezas hacia Soē quien los miraba de una forma casi desaprobatoria. El adulto suspiró profundo, pensando con cuidado lo que iba a decir, no aprobaba su relación, pero sabía que no había nadie mejor que Ryo para cuidar a su hija. Sus ojos dieron parar a los orbes carmín del pelinegro, tan calmados y destellantes como si en su interior la bestia se escondiera.

—Prueben su amor —dijo el padre de la Nakiri y ambos se miraron extrañados.

—¿Qué? —dijeron ambos al unísono buscando una respuesta más concisa y poco abstracta.

—Cocinen algo juntos, todos los amantes son el mejor equipo cocinando, si prueban que pueden hacer algo que me deje satisfecho, entonces no le pondré peros a la relación —terminó de decir algo confiado, con las distintas maneras de cocinar que nos tenían, Soē dudaba que pudieran hacer algo decentemente juntos.

—Ah con qué era eso, pensé que quería que nos besáramos o algo. —Alice bromeó ante su padre mirando a su novio.

—Señorita, su padre se va a enfadar. —Calmado, el tono de Ryo se mecía por toda la sala.

—Tienes razón, pero ahora hay que demostrarle todo nuestro amor. —La peliblanca sonrió tomando a Ryo de la mano.

Las hábiles manos de Ryo se desplazaron por la meseta preparando los ingredientes que iban a usar en la receta, no hacia falta decirse que iban a cocinar, después de todo los dos pensaban lo mismo. Mariscos era la especialidad de Ryo, cocinar con tecnología era la de Alice. Eran diferentes muy diferente pero cuando se mezclaban obtenían algo que nadie era capaz de pasar, superponer dos cocinas diferentes en una, eso era lo que Soē tanto quería comprobar.

El Nakiri no podía creer lo que sus ojos veían, aquellos dos seres que parecían tan diferentes y que iban a tener desacuerdo en su manera de hacer las cosas, estaban colaborando para hacer un platillo que lo sorprendiera. Se pasaban las cosas como un gran equipo, antes de que el otro terminará tenían preparado lo que necesitarían, ninguno era el sou chef, ambos eran los chefs. Alice veía a Ryo trabajar en el pescado mientras que ella preparaba el horno alta tecnología listo para asar aquello.

El olor de las especies empleados por ambos embriagaba el lugar de una manera sorprendente, como si estuviesen en un concurso de parejas, ambos eran especialmente buenos cuando se trataba del otro. Leonora se acercó a su marido, abrazándolo del brazo, la mujer tenía un instinto que no fallaba, aquellos dos se complementaban demasiado.

—Señorita, ya está listo. —Ryo se quitó el pañuelo, arrastrando su voz calmada por el lugar.

La peliblanca se acercó a su novio y lo beso en la mejilla mientras tomaba lo que él estaba haciendo. A los ojos de Ryo, él quería hacer todo por su chica, aquella que creció con él y su mejor amiga. Podía haberse fijado en otras, pero Alice simplemente destacaba demasiado en su vida como para no verla. Cuando el tiempo de preparación culminó, Ryo llevó lo que había preparado hacia la mesa donde sus suegros los esperaban.

—Espero que con esto demuestre que soy merecedor de su hija. —El pelinegro sonrió destapando la comida, llenando con un magnífico olor la sala.

—Pescado a la RyoAli —dijo la chica trayendo los demás aditamentos de la cena.

—Vaya, se ve tan delicioso —comentó Leonora sonriendo.

—Eso veremos. —Ambos par de ojos rojos miraron con detenimiento a Soē dar el primer bocado a su comida.

El éxtasis de las delicias inundó su paladar, aquello no era un plato hecho con simplemente amor, en él se veía la pasión fundida y la profundidad de los sentimientos de ambos. Era como una amalgama de sabores bailando por armonía sobre su boca, ambos eran buenos cocineros, excelentes por así decirlo, pero juntos eran excepcionales, estaba seguro que nadie les ganaría si Ryo y Alice trabajaban juntos.

—No me puedo oponer —comentó el padre de la chica con las lágrimas afuera—. Debo dejar a mi hija en manos de otro hombre.

La chica abrazó a su padre de la alegría, pues al fin aprobar su relación con Ryo. Era sorprendente como un plato podía revelar tanto de los chefs, eso era lo que pensaba Soē cuando los dejó iniciar salir. Ryo se paró frente al hombre suspirando profundo.

—Prometo que seguiré cuidando a Alice, de ahora y siempre. —Serio pero con calma y confiable, esa era uno de los rasgos característicos del chico y por el cual Soe se sentía más seguro.

—Si haces llorar a mi pequeña Alice, juro que te tiraré en el océano con tus amados peces.

La chica se rió ante el comentario de su padre, Leonora trató de tranquilizar a su marido puesto que las lágrimas de él estaban demasiado visible mientras hablaba. Alice abrazó a Ryo y le sonrió feliz.

—Ryo-kun, parece que me tendrás que aguantar por el resto de tu vida. —Los ojos rojos de la Nakiri miraron al chico y este le devolvió la mirada sonriendo, sus brazos de deslizaron hacia la cintura de la chica y la cargó como si fuera una princesa.

—Más bien, tú tendrás que soportarme a mi. —Ryo besó a la chica delante de sus padres y al pobre hombre le dio un infarto al ver aquella escena.

Cada roce, cada gramo de su amor era para la chica y a Ryo a veces no le molestaba perder un poco la compostura su se trataba de Alice. La única mujer en su vida.

 La única mujer en su vida

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Color Club: Black•Ryo Kurokiba | Shokugeki no SomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora