El conjunto de vivencias colorean tu corazón hasta alcanzar una gama determinada, el cual, definirá todos tus pensamientos, sentimientos y preferencias. Para poder comprender el color, debemos entender de dónde proviene.
¿Qué es lo que reside en el...
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A veces creo que hablo de más y siempre me terminó involucrando en asuntos tediosos. No debía hablar sin embargo cuando a la señorita se le mete una idea en la cabeza es imposible sacársela y en esos momentos no podía negarme aunque quisiera, pues yo solo me había metido en el asunto.
—¿Estás seguro Ryo-kun? —Asentí con la cabeza al ver a la señorita, estábamos espiando a Erina y Souma, aunque más bien que espiar era vigilar puesto que la señorita se había metido en la conversación de ellos dos como si siempre hubiese estado.
Cuando le dije a la señorita que había escuchado decir a Yukihira que le gustaba Erina, no sabía que iba a terminar de esta manera, los cuatro planeando un viaje a una montaña como entrenamiento para un concurso que se pensaba realizar. Todo me resultaba aburrido pero Alice decidió unir a su prima y a Yukihira y bien conociendo como son los Nakiris ese orgullo y terquedad que los caracteriza no los detiene ante nada.
—Kurokiba-kun no parece convencido de ir con nosotros. —La rubia me miró con esos ojos morados y suspiré con pereza, ella tenía razón pero ante la mirada matadora de la señorita no podía decir que no.
—Al contrario estoy muy entusiasmado. —Mis palabras con concordaban con mi tono de voz, sabía que resonaba aburrido pero aun así lo utilicé—. Después de todo la señorita quiere que vaya con ella. —Les dije para tratar de convencerlos un poco, algo que al parecer funcionó cuando el pelirrojo se acercó a Erina para decirle algo.
—Ryo-kun actúa más emocionado, así no se van a creer nada. —Me susurró la señorita en mis oídos, yo simplemente le puse la mano en la cabeza ignorando a la par que teníamos al lado.
—Hago mi mayor esfuerzo por usted señorita. —Pude ver como las mejillas de mi señorita se sonrojaban de un leve color rojo pálido, sus pupilas parecía mirar a otro lado como avergonzada.
—Oigan ustedes dos podría dejar de coquetear, aún nos faltan por planear algunas cosas. —La voz de Souma fue la que nos atrajo de nuevo al mundo real, miré a la rubia que sostenía el maletín del chico lleno de cuchillos.
—Ustedes también andaban coqueteando hace un rato. —Les dije a modo de recalcarles la poca distancia que sostenían hace un rato y ellos parecieron sonrojarse hasta más no poder.
—Vaya Erina, Yukihira-kun pareen dos tomates. —Mi señorita se burló de ambos mientras la señorita Erina parecía recalcar que nunca coquetearía con alguien como Yukihira.
La sonrisa en el rostro de la señorita era algo que jamás dejaría de mirar, las expresiones que siempre mantiene en su rostro son producto al magnífico y hermoso corazón que tiene. No quiero alejarme de ella eso es un hecho que asumí hace mucho tiempo, desde que ambos somos pequeños he estado influenciado bajo su voz, sus acciones y todo. Hago cosas que no quiero para ayudarla a ella y soy el que mejor la comprende entre todas las personas, incluso en este capricho que no tengo nada que ver estoy metido para poder ver siempre esa hermosa sonrisa que siempre trae.
