365 Drabbles ♡ Treasure

Mandarinas

Cuando Jihoon tenía nueve años su mamá siempre lo llevaba a la casa de la familia Takata, allí él podía jugar con su amigo Mashiho y su madre conversaba con la mamá de Mashiho mientras tomaban té.

Mashiho era el niño más bonito y pequeñito del mundo, tenía ocho años y aún así era muuuucho más bajito que Jihoon y Jihoon amaba jugar con él.

—Hyung, quiero una mandarina— Le pidió el más bajito mientras jugaban en el jardín, junto a la casa de Mashi, al otro lado de la cerca, había un espacio verde que contenía algunos árboles de mandarinas, a veces el papá de Mashiho iba a recoger algunas ya que al pequeño japonés de verdad le gustaban.

—No te preocupes Mashi, yo buscaré la mejor mandarina de todas para ti— La cerca no era tan alta por lo que Jihoon pudo saltarla con facilidad, trepando se al árbol y sentándose en una de las ramas para escoger las mejores mandarinas de todas para Mashi, lo que no pensó fue como bajaría luego ya que sus manos estaban llenas de mandarinas.

¿Qué debía hacer ahora? Si lanzaba las mandarinas al suelo para poder bajar estás se iban a dañar, ¿Y si las sostenía en una sola mano y se apoyaba con la otra para bajar?

Mala idea.

Porque terminó cayendo del árbol, las mandarinas se arruinaron y cuando su mami lo llevo al hospital le colocaron un yeso en el brazo derecho.

Y lo peor fue que Mashiho empezó a llorar porque pensaba que Jihoon se había lastimado por su culpa.

—Hyung traje mandarinas para ti— Balbuceo el menor con la nariz rojita por el llanto, el pequeño se ponía a llorar cada vez que veía a su Hyung con el yeso.

—No llores Mashi— Jihoon como pudo limpió las lágrimas del japonés con su mano que no tenía yeso, dejando un pequeño besito en su nariz para que el menor no llorase —Ven, comamos una mandarina mejor— A Jihoon no le gustaban las mandarinas pero si era por Mashi incluso volvería a subir a un árbol para buscar más de ellas.