365 Drabbles ♡ Treasure

Incomodo

Segunda parte del drabble anterior

A Haruto realmente le gustaba Junghwan, el castaño era agradable y siempre buscaba algo de que hablar por lo que no solía haber silencios incomodos entre ellos cuando estaban a solas e incluso cuando no hablaban sobre nada era incómodo estar juntos, iban a la misma clase y las últimas semanas cierto cosquilleo extraño se había instalado en el estómago del japonés cada vez veía al menor.

Pero junto a estas tontas mariposas también había una cierta incomodidad que se hacía presente cuando no estaban a solas, Junghwan era guapo, inteligente, incluso iba a clases de taekwondo y al contrario que Haruto era muy sociable, aún así el menor arrastraba al japonés a cada lugar que iba y eso solo hacia que las miradas también se dirigieran a Haruto y eso realmente no le gustaba, Haruto nunca estuvo acostumbrado a ser el centro de atención, lo hacía sentir incómodo y ansioso y más cuando no le dedicaban miradas para nada agradables.

—¿Qué dices? ¿Me acompañas?— Pregunto el castaño una tarde al salir de clases, iban de camino a la casa del japonés para terminar una tarea y quizá ver alguna serie o película.

—No me gustan las fiestas hwan....— Murmuró el mayor desviando su mirada hasta el suelo, una de sus compañeras de clase había invitado a Junghwan a una fiesta, era por la noche y Haruto en realidad no había sido invitado, él nunca era invitado a fiestas y eso realmente no le afectaba, después de todo tampoco iría a ellas ya que la idea no le agradaba del todo, aun así le gustaría poder ir con Junghwan pero no quería arruinar el ambiente y-

—Esta bien Hyung ¿Por que no mejor solo compramos algunas cosas de comer y me quedo a dormir en tu casa?— Propuso el menor con una de sus grandes y perfectas sonrisas que hacían que Haruto se sonrojara sin notarlo.

—Pensé que irías a la fiesta......— El japonés ya podía sentir ese incomodo hormigueo en su estomago, era como si hubiera tomado muchas de esas pastillas efervescentes y quizá también mucha azúcar.

—Nah, si no estarás ahí no tengo motivos para ir realmente.

Y ese simple comentario basto para que el mundo de Haruto terminara de descolocarse a la vez que el pelinegro se sonrojaba fuertemente.