Refinado

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Haruto despertó de su siesta estirando sus largas extremidades mientras bostezaba, mirando con expresión neutra a su alrededor antes de cambiar a un gran y elegante gato siamés, bajando del sofá en busca de su humano.

Asahi había empezado a vivir solo hace ya casi dos años, sus padres solían enviarle dinero frecuentemente y en su propio trabajo recibía un buen sueldo por lo que podía permitirse ciertas cosas. El peliblanco estaba entretenido en su celular, hablando con uno de sus compañeros sin percatarse del minino que se paseaba por sus pies.

¿Acaso va a ignorarme todo el día? Pensó Haruto sintiéndose un poco indignado, dando un pequeño salto hasta las piernas de su humano, restregándose un poco en su ropa antes de cambiar nuevamente a su cuerpo larguirucho de un metro ochenta y cuatro, cabello grisáceo y orejas felinas.

—¿No vas a darme mimos?— Preguntó el híbrido mirando fijamente al humano que parecía a punto de morir aplastado.

—Haru, gatito, me asfixio— Asahi no entendía como su lindo gatito podía ser tan delgado y pesado a la vez, sintiéndose aliviado cuando este por fin bajo de sus piernas y siendo esta vez el peliblanco quien se sentó sobre las piernas del menor.

—¿Qué esperas? Dame mimos, no tengo todo el día— Haruto solía ser un gatito exigente, aunque según él solo era refinado, aun así no pudo evitar ronronear cuando sintió las suaves caricias en sus orejas, acercándose más al tacto de su humano, su humano se llamaba Asahi, era pequeño, delgado, muy pálido y tampoco tenia mucha fuerza, quizá su humano necesitaba algunas vitaminas, la cosa era que su humano era pequeñito, tenia manos pequeñas y refinadas, así como él, y dejaba caricias tan suaves en sus orejas y cabello que el híbrido solo quería quedarse acurrucado todo el día junto al mayor.

—¿Qué te gustaría cenar hoy?— Pregunto el peliblanco dejando un pequeño besito en la mejilla de Haruto, haciendo que el híbrido se sonrojase fuertemente a la vez que se hacia el desentendido.

—Quiero una tarta de atún— Murmuro el menor recibiendo los suaves besitos en sus mejillas, tratando de parecer desinteresado por estos —¿Por qué te detienes?— Preguntó con una mueca cuando su humano trato de alejarse, quizá podía parecer un gatito arisco pero le gustaban los besitos de su humano.

365 Drabbles ♡ TreasureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora