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Meili está riendo, un sonido fresco y brillante. Pegajoso, así que Thor se une felizmente, sus carcajadas graves y roncas hacen que Loki sienta que su espalda baja se eriza agradablemente.

Chasquea la lengua, reprimiéndose a sí mismo.

La última vez que tuvo este tipo de respuesta a las acciones de Thor terminó lleno de deseos inconclusos e inconformidad que se transformó en rencor. Eso ya era agua pasada, no eran los mismos y, además, ahora tenían una meta clara en común.

Cuidar a su pequeño hijo.

Honestamente, el hecho de que Thor le hubiese dicho que él era la madre de Meili había quitado un peso gigantesco de sus hombros. Era aceptado, no estaba invadiendo el lugar de nadie y Meili era suyo.

Por otro lado, aún no podía dejar de sentir el asombro burbujeando en su estómago cada vez que pensaba en la facilidad con que Thor había afrontado la situación. No lo entendía del todo. Simplemente lo había visto con su hijo y eso parecía haber bastado para asimilar a Loki dentro de su parental.

Incluso más impresionante, fue cuando Thor, jugando con Meili y los osos vengadores, de la nada le dijo: — Hay que arreglar el registro para oficializar el nacimiento de Meili.— Thor se inclinó más, protegiendo al niño en el regazo de Loki del sol que brillaba en lo alto del cielo. Loki sintió la necesidad de hacerlo retroceder un poco. — También aquí, en la tierra. Debemos arreglar los papeles.

Loki parpadeo, perplejo, y balbuceo vagamente.

— Por supuesto... Hay que hacerlo, sí.

En respuesta, Thor alzó el rostro y le dedicó una gigantesca sonrisa que Loki no había visto desde la época en que se escapaban, rezagados, para tener aventuras juntos.

Su corazón se aceleró.

— Oh, tu rostro está rojo. El sol se ha calentado, es mejor volver ahora.

Observó Thor y Loki, incluso más avergonzado, asintió. Thor posó su palma sobre la mejilla y su pulgar acarició cariñosamente la zona.

— Ah. — Jadeo sorprendido y retrocedió. Thor observó su mano en el aire y sonrió con incomodidad.

— Vamos a casa.

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La piel de Loki era suave. Tan suave como la recordaba. También seguía igual de fría. La temperatura siempre había sido particularmente baja, al punto de que Thor siempre había estado preocupado.

Su hermano era tan pequeño y delicado que Thor siempre había tenido ese fuerte impulso de cubrirlo por completo para que nada en el universo entero pudiese tocarlo.

Por supuesto, cuando Loki tenía quince y Thor dieciocho la explicación a todas las peculiaridades de su hermano llegó a través de una charla de Frigga. Su madre, nerviosa, había decidido que lo correcto era que Loki (y Thor) supiese que era adoptado.

Madre se había apresurado a añadir que ese hecho no había cambiado el amor que le predicaba. Thor recuerda haber pensado que eso era totalmente cierto, después de todo el mismo había sentido celos un par de veces de la preferencia que a veces no podía evitar demostrar su madre por su hermanito. Sabía que no era que él no fuese amado... Pero Frigga simplemente adoraba a Loki. Eso era todo, y lo aceptaba. Y estaba seguro que Loki también, porque cuando Frigga le explicó, lentamente, mientras le rodeaba amorosamente las manos a Loki con las suyas, él escucho con una tranquilidad inquebrantable hasta el final.

A Loki no le gustó su origen, pero el saberse amado ayudó a mitigar la incomodidad.

Así que el tema había pasado como una verdad que no cambiaba realmente nada.

Prayers whisper to the heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora