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Dedicado a: @sarablp
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Thor había estado cumpliendo con sus deberes a la corona, realizando misiones y llevando recados entre los reinos, con ello, de paso, había logrado distraer su mente de su situación actual y aclarar un poco la vorágine en su cabeza.

Al llegar la tercera semana, y ya con todo saldado, Odín le había dado permiso de marchar. Él estaba al tanto de todo y no parecía muy sorprendido de la actitud de Jane.

— Los seres humanos se asustan con facilidad — Le había dicho con un tono suave y comprensivo. Pero, aun así, aquello no había menguado su pesar — perdónale, hijo mío — Le aconsejó, como leyendo sus dudas — ella tendrá que vivir con sus decisiones, así como tú con las tuyas. Por ahora  deberías limitarte disfrutar de tu hijo. Y lo que él podría traerte.

Thor lo observó con la incertidumbre empañándole los ojos. Y su padre le había sonreído.

— ¿Qué podría traerme? — Inquirió al fin.

Felicidad. — Odín miró hacia el infinito, observando algo invisible para Thor — Ahora — Palmeó su espalda— ve con tu madre. Ella muere por verte y hablarte.

Thor asintió vacilante, y con una vaga reverencia y un beso en el dorso de la mano, se despidió de su rey, dejándolo sentado, aún con la mirada perdida en las profundidades del universo, observando con una liviana sonrisa que bailaba mientras él murmuraba un nombre desconocido y asentía con satisfacción. Thor frunció un poco más el ceño cuando, añadido a ello, le pereció escuchar el nombre de Loki.

Sin embargo, se retiró, cerrando tras de sí las gigantescas puertas de oro labrado que sellaban el gran salón del trono, y caminó por los corredores brillantes y hermosamente decorados. Recorrió el pasadizo de las vieja leyendas y cruzó el arco de la alianza de los reinos y las bóvedas de los tesoros hasta llegar al ala este, llegando directamente a los espléndidos jardines de la reina madre. Ella estaba allí, tan hermosa como siempre y lo recibió con una dulce sonrisa un tierno abrazo, de esos que solo ella sabía dar.

— Querido — Saludó. Él le beso con cariño la frente.

— Majestad — Sonrió él y luego volvió a besarle y abrazarle — Madre — Murmuró entonces, de rodillas frente a ella, abrazado a su cintura y con el rostro apretujado contra el dulce regazo de madre de todo, como un chiquillo perdido que busca consuelo — ¿Qué debo hacer?

— ¿Qué es eso que tanto acongoja tu corazón, mi niño? — Susurró cariñosamente ella a su oído, acariciándole la espalda suavemente, con sus gentiles dedos que parecían un bálsamo a su herido corazón.

— ¿Qué debería hacer, madre? Él es tan pequeño, que temo tomarlo, pues siento que entre mis grandes y toscas manos podría romperse. Sin embargo, no hay pequeñas y suaves manos para cuidarle y arrullarle. Ella no le quiere. Su madre no le quiere...

— Oh — Interrumpió Frigga con delicadeza, levantándole el rostro y besándole la frente — pero su madre sí que lo quiero; lo ama, lo adora.

Thor, sin embargo, tercamente negó.

— No, ella se fue. No le quiere.

— Querido, escucha a tu madre. La plata que crece en lo dorado de mi cabello son eones de experiencia que me dan la capacidad de asegurarte que mis palabras son certeras. Espera, mantén los sentidos afinados; ojos y oídos bien abiertos; mente dispuesta a entender. Y entonces lo veras: la felicidad que te tiende la mano, bailando frente a tu rostro.

— Pero yo solo quiero una madre para mi hijo...—Repuso Thor.

— Hay cosas — Frigga le acaricio las majilla, mirándolo con infinita dulzura — que van de la mano. Como esta.

Prayers whisper to the heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora