↳ ੈ‧₊ CAPÍTULO 1

2K 144 457
                                    

Shuichi Saihara iba con teléfono celular en mano, revisando en el GPS de su dispositivo la dirección en la que había quedado con un viejo amigo de la escuela. No quería llegar al lugar incorrecto por accidente, por lo que no podía despegar sus brillantes ojos de la pantalla ni, aunque quisiera.

Llevaba anhelando aquella reunión desde hace unos días. Era solo natural que estuviese tan radiante como lo estaba actualmente. Camisa blanca planchada, corbata azul, elegantes pantalones negros. Había desperdiciado toda la mañana en quedar lo más impecable que pudiera para aquella persona que no había visto hace literalmente años.

Ouma Kokichi, una de sus compañías más antiguas. Le encantaba pasar el tiempo con aquel joven, incluso pudo llegar a considerarlo uno de sus mejores amigos en el momento, aunque realmente le tenía mucho cariño a su clase entera, tanto a hombres como a mujeres.

Era un chico con actitud y mucho optimismo, de esos que no encontrabas por cualquier lado. Endulzaba cada situación en la que estaba y, sobre todo, lo había ayudado en un sinfín de cosas que nunca pudo haber hecho sin compañía de alguien en su misma situación. Por ejemplo, era aquel chico petite que lo apoyó en su proceso de abrirse más a la gente. Era gracias a él que era capaz de disfrutar de las ocasionales fiestas universitarias y de hacer amistades de vez en cuando sin mucha incomodidad de por medio.

Ahora, reencontrarse con ese viejo rostro le traía cierta felicidad. Ouma desapareció del bachillerato un día, sin dejar rastro alguno de su existencia. Bueno, no realmente. La teoría más factible era aquella de que simplemente se hubiese mudado de ciudad o cambiado de escuela, pero la intriga que sintió su salón entero cuando recibieron las noticias fue casi irreal.

De solo pensarlo hacía al estudiante de criminología sonreír cálidamente, puesto que lindas memorias de su adolescencia inundaban su mente cuando pensaba en temas relacionados al pequeño joven de cabellos púrpuras.

Fue él quien había buscado el contacto del chico pequeño. Lo había visto de reojo entrando a un edificio de apartamentos una vez de camino al campus de la universidad, así que se dio el tiempo de escribir una carta semiformal, diciéndolo que tan bueno era volver a cruzar caminos.

A esta carta adjuntó su correo electrónico, medio de comunicación por el que se mantuvieron en contacto una solitaria vez para verse en persona después de tanto tiempo. Buscar el lugar, el día y la hora había sido sumamente complicado, pero se sentía aliviado de que llegaron a un acuerdo de forma eventual. Era mejor a no ver al opuesto del todo.

Eventualmente su dispositivo celular marcó la llegada a su destino. Una pequeña cafetería en áreas no tan recorridas de la ciudad, de ambiente calmado y en la que aparentemente no había mucha clientela. Le daba un aire casual, a la vez que acogedor, por lo que comprendía a la perfección porque aquel joven había elegido ese lugar como su punto de reunión.

Leyó el nombre del lugar y revisó si este coincidía con el que marcaba el GPS y con el correo que el otro le había mandado hace algunos días, confirmando que aquel establecimiento era el correcto.

Una vez estuvo seguro, dejó que sus ojos vagaran por las cercanías, en búsqueda de características que le parecieran conocidas a simple vista, puesto que después de todos estos años no había sido capaz de olvidar los rasgos físicos ajenos. Enserio lo extrañaba.

Hasta que, en la distancia. Lo vio a él.

Una figura de baja estatura y bellos mechones violetas que parecían brillar bajo el abrazador sol del día. Su esbelta figura portaba un par de pantalones grises, zapatillas deportivas de un llamativo color morado, y una sudadera negra que en las mangas tenía un diseño a cuadros blanco y negro. Ese era, sin ninguna duda, el chico al que estaba buscando. Quizá su elección de vestimenta no era la mejor, pero anteriormente era reconocido por no ser muy serio y formal, así que no lo juzgaría por ello.

↳ 💵₊˚. ··· Some Secrets Are Better Left Untold  »-Saiouma-«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora