↳ ੈ‧₊ CAPÍTULO 8

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Una vez Kokichi se calmó y su conversación concluyó, quedaba realizar ciertos acomodos para hospedar al joven de cabellos morados dentro de aquel departamento que Shuichi Saihara y Kaede Akamatsu compartían.

—¿Quieres dormir en mi cama? —Ofreció el anfitrión, levantándose del sofá para darle tiempo a su opuesto de tomar una bocanada de aire—. Si es así, puedo dormir en el sillón —explicó, puesto que quería que su visita se sintiese lo más confortable posible en su estadía.

Los cojines del sillón no eran óptimos para su columna y probablemente harían terribles cosas por su postura, pero por Kokichi estaba dispuesto a aquel sacrificio. El pobrecito muchacho ya había pasado por suficiente dolor.

De hecho, nunca se había sentido así por una persona en su vida. En su pecho se anidaba una muy bella sensación, una que solo quería ver al pelimorado mejorar como persona y volver a reír, que solo anhelaba darle comodidad al otro. Debía ser que enserio era su mejor amigo.

—...¿Sería mucha molestia? —Cuestionó el petite de forma somnolienta, un poco avergonzado de estar echando a Saihara fuera de su propia cama. Aún no estaba exactamente muy listo para enunciar sentimientos gracias a la poca energía que le quedaba, pero intentaría ser más expresivo con el otro.

—Para nada, ponte cómodo —sonrió Shuichi cálidamente, dándole a entender que podía hacer lo que quisiese dentro de la casa. No era derecho suyo negarle nada a su compañía, mucho menos cuando estaba consciente de lo mal que debía estar mentalmente.

El chico de los cabellos morados simplemente se levantó del sofá de donde estaban, con movimientos lentos y torpes que demostraban su cansancio físico. Su cabeza se sentía ligera, su cuerpo pesado, y todo lo demás, era como si no existiese en lo absoluto.

Al hacerlo, el estudiante cayó en cuenta de que su visitante no tenía ropa en la que pudiese dormir. Solamente llevaba puesto el saco que le prestó hace un par de horas, y esa prenda no era exactamente la cosa más cómoda que alguien pudiese utilizar en su noche de descanso.

No solo eso, sino que su recámara era muy fría en el verano debido a que mantenían el aire acondicionado del departamento encendido. Por ahora el otro no se había quejado de la temperatura de la sala de estar, pero su habitación era un tema totalmente distinto.

—Oh, quizá necesites algo de ropa, mi cuarto está frío por la noche —soltó, encontrando una razón para que ambos pudiesen salir de la sala principal de una vez por todas—. Puedo encontrar algo que te quede, sígueme —Tomó la delgada mano ajena entre su amistoso agarre sin preguntar previamente y lo guio por las escaleras de la casa y también por los pasillos, abriéndole la puerta a su alcoba para que el joven Ouma pudiese observar en donde se estaría quedando hasta que encontrase una solución a su conflicto.

—Es muy grande —suspiró boquiabierto el petite, aunque no había nota alguna de curiosidad o sorpresa en su voz. Solamente observó sus alrededores, admirando la decoración moderna de la recámara e ignorando por completo los montones de papeles de tareas que se encontraban sobre el escritorio y algunos muebles.

—¿Mi habitación? Supongo que sí —respondió apenado el estudiante de criminología, sin saber que responder al cumplido. Nunca estuvo del todo familiarizado con responder a ellos—. No te molesta, ¿cierto? —Preguntó al darse cuenta que quizá el otro encontraba que el tamaño de su habitación era un inconveniente.

Estaba muy nervioso de repente, y no sabía por qué. Ya de por sí estaba ansioso por la visita de Kokichi que él mismo sugirió, el miedo a fracasar como amigo solo lograba empeorar la situación.

↳ 💵₊˚. ··· Some Secrets Are Better Left Untold  »-Saiouma-«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora