La joven rubia siempre lograba salirse con la suya.
Pasaron ella, Maki y Shuichi las siguientes dos semanas contactando personas, limpiando la casa, buscando en recetarios, apartando vestimentas adecuadas, conduciendo de un lugar a otro, enviando cartas, realizando llamadas, viendo las noticias, entre otras mil actividades que debían balancear con los horarios de sus clases en la universidad y sus trabajos de medio tiempo.
Pero la castaña no podía rehusar una orden de Kaede, y el muchacho no estaba lo suficientemente animado como para negarle algo a su mejor amiga.
De esta manera, los tres trabajaban de forma constante con la ocasional ayuda de la joven Iruma, la cual nunca tenía tiempo adicional para pasar el tiempo con ellos ahora que el trabajo se había puesto más estricto.
Supuso el muchacho que era normal que las cosas fueran así, que pudiera distraer su mente de los eventos recientes. No solo con estudios, sino que con el asunto entero de organizar una pequeña cena entre ex compañeros.
Agradecía a Akamatsu de esto mismo, de ayudarle a menudo en estos últimos días a no pensar en todo lo que había pasado, a ayudarle a recuperar su compostura después de haber perdido todo rastro de ella en la noche que Ouma regresó.
Incluso cuando se miraba frente al espejo, recién salido de la ducha y su cuerpo desnudo expuesto al aire frío de la habitación para su propio deleite, podía notar las consecuencias a largo plazo de su preocupación.
Había visto un par de canas crecer en las raíces de su cabello oscuro, además de que era fácil apreciar la ligera pérdida de peso que experimentó al no alimentarse adecuadamente por su mortificación. No tenía ni apetito ni deseo sexual, lo cual complicaba por completo su única fuente de ingresos seguros.
No había sido capaz de trabajar los fines de semana, pero al menos sus espectadores eran conscientes de esto gracias a los foros en los que mantenía actualizada a su audiencia.
Aunque no es como si pudiera concentrarse mucho en eso. Saihara tenía ese día cosas más importantes que hacer, como por ejemplo, ser el anfitrión de una cena con poco menos de una quincena de personas en su casa.
La idea era causante de cansancio. Aunque no tenía más opción que proseguir. Ya había llegado muy lejos hasta ahora y no podía arrepentirse.
Al pasar sus ojos por encima de su propio cuerpo se percataba de cómo era víctima del cambio. Aquel que le aterraba tanto a pesar de ser un hombre adulto con trabajo, un diploma universitario justo en la yema de las manos y tan cerca de poder conseguir su empleo soñado.
Por más que se quisiera quedar ahí mismo, pensando en todas las veces que Kokichi quiso tocarlo en esa misma piel que admiraba frente al espejo, no se podía permitir ese lujo ahora. Solo tomó la ropa que estaba extendida sobre su cama y se la puso encima.
Prendas que no podía manchar bajo ninguna circunstancia. La rubia las había elegido solo para él.
Se trataba de un atuendo sencillo, pero adecuado para la ocasión. Pantalón negro, un cinturón a juego, una camisa de botones color azul marino, una corbata negra y zapatos de vestir del mismo color. Nada del otro mundo. No había chalecos, ni sombreros, ni sacos, ni nada por lo que tenía que preocuparse.
Siendo sincero consigo mismo, le había emocionado más planear la cena que realmente tener que vivirla y convivir con gente aquella noche... después de todo, era ese día en el que daban de alta a Ouma del hospital. Solo era él con quien quería conversar.
Tendría tiempo para verlo durante la comida, además de que tendría que cuidarlo por la noche para asegurarse de que se mantuviera en constante reposo. De solo pensarlo se le formaban nudos en el estómago.
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↳ 💵₊˚. ··· Some Secrets Are Better Left Untold »-Saiouma-«
FanfictionDespués de años sin ver a Kokichi, Shuichi Saihara finalmente se reúne con él en una cafetería. En esta reunión aprende que Ouma no es quien solía ser en su juventud, ¿Qué será lo que lo hizo cambiar? ↳ Long-fic ↳ Temas maduros ↳ Saiouma/Ou...