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El aire abandonó sus pulmones, se quedó petrificada, su mente no le respondía para nada y su cuerpo menos. Lo que más deseaba en ese momento era que todo eso no fuera más que una ilusión causada por un genjutsu o si era una pesadilla, incluso rogaba que sus fuerzas volvieran a ella para salir huyendo.

Pero escapar no era una opción, eso la haría ver débil ante aquel que juró que no la volvería a pisotear.

Sasuke podría decirse que estaba en la misma situación, sí tenía pensado buscarla y pedirle perdón, aunque no supiera exactamente que decirle ya se le ocurriría algo cuando la encontrara, pero ahora que la tenía enfrente. Se quedó mudo...

Ya no habían quedado rastros de aquella niña que lo miraba de lejos en la academia, tampoco de aquella chica con la que formó equipo y le gritó que no se fuera de la aldea, ni de aquella que peleó en la guerra, ni de aquella que lo acompañó en su viaje de redención.

Ahora se veía muy diferente, ahora había una mujer completamente diferente. Su cabello rosa ahora un poco más largo, casi como cuando eran niños, sus ojos verdes más brillantes que nunca y su rostro más hermoso que nunca.

Ninguno de los dos sabía que decir, más que nada Sakura ya no tenía pensado volverlo a ver en la vida o en algún punto de su vida volver a encontrárselo ni por casualidad. Casi creyó escuchar su respiración agitada junto con los latidos de su corazón, sentía que en cualquier momento le iba a dar un ataque cuando lo vio acercarse a ella cada vez más.

A cada paso que daba hacía ella sentía su corazón acelerado y como su única mano comenzaba a sudar, se sentía como un adolecente tonto frente a la niña que le gusta, pero esta vez era diferente.

― ¿Cómo estas? –fue lo primero que pudo decir Sasuke una vez que la tuvo enfrente.

Ahora los nervios fueron reemplazaron por la rabia.

―Vaya, después de años y ¿lo único que se te ocurre decir es eso? –dijo Sakura con ironía mientras se cruzaba de brazos –realmente no tienes vergüenza.

Definitivamente había cambiado.

―Escucha Sakura en realidad yo...

―No, espera. No me digas, sé exactamente lo que vas a decir –lo detuvo mientras trataba de que no le picaran los ojos por retener las lágrimas que amenazaban con salir –Qué realmente no era tu intención dejarnos, que tus errores eran solamente tuyos y ni Sarada ni yo nos merecíamos cargar con todo eso, tal vez tengas razón, pero Sarada y yo tampoco merecíamos cargar con tus promesas vacías, así que ahórrate tu teatrito que ya me lo sé de memoria.

Sasuke realmente no sabía que decir realmente porque eso era exactamente lo que iba a decir.

―Adelante, te escucho. Hazlo, dame una buena excusa para quedarme a oír todas tus mentiras.

Son toda la fuerza del mundo se tragó su orgullo y dijo aquella palabra que ningún Uchiha era capaz de pronunciar.

―Perdóname...

Fue lo único que pudo murmurar, porque no tuvo los pantalones para expresar esa palabra a viva voz si realmente le importaba.

―Por todo...

El silencio reinó durante unos momentos mientras Sakura se quedaba quiera, con el ceño fruncido y brazos cruzados, esperando algo más que ese simple "perdóname"

― ¿Eso es todo? No, enserio tengo que preguntarlo ¡¿Eso es todo lo que debes decir?! –exclamó ya cansada.

Y Sasuke como siempre se quedó sin decir nada, Sakura había comenzado a derramar unas cuantas lágrimas por la frustración.

Quiero Ser LibreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora