Les dejo el cap de hoy. Y como siempre, comenten, voten si les gusta y regresen por más. Y si no pueden esperar, el siguiente capítulo en breve en mi blog.
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Gabi
El gran día había llegado. Y allí estaba yo, esperando en una pista de aterrizaje privada, con mi mejor aspecto y una sonrisa deslumbrante. El pobre operario que esperaba para cerrar las puertas del hangar después de que el avión entrase en él, no hacía más que babear en la distancia. No apartaba la vista de encima de mí, y seguro que el olor que llegaba flotando a su nariz le hacía mucho más difícil el hacerlo. Yo era pecado, la fruta prohibida, un bombón delicado y exquisito, pero nada de esa chabacanería que vendía sexo. Nada más perfecto que un vestido ligero que se ajuste a todas tus curvas, que diga anuncie lo que hay debajo sin tener que enseñarlo. Y unos tacones sofisticados y vertiginosos, que hagan mis piernas bronceadas aún más largas y perfectas. Tener este cuerpo llevaba sus horas de trabajo, pero el resultado merecía la pena, vaya que sí la merecía.
Un trio de vehículos con las lunas tintadas entraron en la pista para detenerse a mi lado. Tenía que reconocer que estaban bien sincronizados, porque el avión empezó a enfilar la pista en ese mismo momento. Un hombre bajó de ellos para acercarse a mí, su sonrisa afable me dijo que no le impresionaba mi despliegue de plumaje, él estaba acostumbrado a verme en mis mejores y peores momentos. Pero me daba igual, no era a él al que quería impresionar.
—Hola tío Mack. —Realmente era primo de mi padre, pero se me hacía raro llamarle así, cuestión de edades, él doblaba la mía por mucho.
—Hola princesa, ¿vienes a buscar a Gloria? —Dejé que em besara en la mejilla cuando llegó junto a mí.
—Sí, he traído la monovolumen del tío Marco. —Se la compré hacía tiempo. Era vieja, pero me venía bien para el trabajo, porque a veces tenía que llevar de aquí para allá a más de 5 personas. En ocasiones había que dejar a un lado el glamour por la eficiencia.
No pudimos hablar mucho más, porque las turbinas del avión hacían un ruido ensordecedor. La cabina estaba lo suficientemente cerca como para ver al otro lado del cristal un rostro conocido. Como no, el primo Bruno no pasaría por alto la posibilidad de meterse allí dentro. Pero como era el marido de la hija del jefe, nadie le sacaría fuera de allí.
Esperamos a que la puerta se abriera, y a que la escalerilla bajara de forma automática. La primera persona que vi fue a él. Aquella cabellera rubia y aquellos ojos grises eran irrepetibles. Una lástima que apenas alzó la mano para saludar y después se apartó para dejar salir al resto de pasajeros.
La primera fue Gloria, a la que aferraba del brazo una mujer mayor menudita de rasgos asiáticos. Detrás de ella un hombre mayor, también asiático, y ya puestos, un chico, que a todas luces debía ser su hijo. Lo que me iba a meter con Gloria en cuanto tuviese una copa encima, el chico tenía una pinta de niño que no podía con ella, ¿se afeitaría? Al menos estaba segura de que no le llevaría mucho la contraria, porque el chico era delgaducho. Gloria le ponía fino con dos meneos.
—Qué ganas tengo de ir a un baño en condiciones, esos del avión parece que te van a chupar. —Ella y sus franquezas. Me estampó un par de besos mientras me soltaba esa delicadeza.
—Tendrás que esperar a llegar a casa para mear a gusto. —No dije que yo fuese mucho más fina que ella. Instintivamente me giré hacia la señora asiática, que nos miraba con una sonrisa en la cara. ¿Le habíamos parecido graciosas? Yo nos definiría como ordinarias, pero bueno, era Gloria la que se había casado con su hijo, ya no podía devolverla.
—No te preocupes, no habla ni palabra de inglés. Kai, necesito un traductor. —Las dos nos volvimos hacia las escaleras, buscando a su novio para que tradujese. Un chico alto, y he de decir que muy bien formado, se acercó a nosotras y empezó a hablar japonés a la señora. ¡Vaya!, así que este era el novio... Pues sí que estaba mucho mejor que el otro. Gloria tenía carne para morder aquí.
—Hola soy Kai, y mi madre dice que está encantada de conocerte. —La mujer asintió de esa manera que hacen los japoneses, como los perritos esos que tienen un muelle en la cabeza. Soy mala, lo sé.
—Igualmente. Será mejor que subamos el equipaje al coche para irnos a casa. —Le eché una mirada de soslayo a Gloria, para que supiera que estaba tratando de solucionar rápidamente su problema de vejiga.
Cuando alcé la vista hacia lo alto de las escalerillas de nuevo, tropecé con la sonrisa de Tasha. Casi se me escapa la bilis por la garganta. Pero soy diplomática, así que correspondí a la sonrisa con otra.
—¡Ha sido una pasada! —gritó Drake desde lo alto de la escalerilla. Ni que decir tiene que el resto de personas dejaron de existir para mí.
—¿Quieres repetir a la vuelta? —dijo Bruno detrás de él.
—Intenta impedírmelo. —Bruno sacudió la cabeza como diciendo "no puedo con él", pero de forma divertida.
—¿Qué le has hecho al pobre Drake? —Di un paso hacia ellos, pero sin acercarme demasiado, quería que me viera en todo mi esplendor.
—Yo nada, ha sido él el que ha querido ponerse a los mandos para el aterrizaje. —¡¿Qué?!
—¿Has pilotado tú? —pregunté sorprendida. La sonrisa de Drake me dejó la vista llena de chiribitas. De verdad, este chico era un dios.
—No le hagas caso, yo solo me senté al otro lado. Me ha dejado los mandos durante el vuelo. Con el aterrizaje no me atrevo, al menos todavía. —Casi que pensé que se estaba acercando a mí para saludarme como hizo Gloria, pero me equivoqué, fue directo a los brazos de la rusa. Aquel abrazo y beso me dio envidia, he de reconocerlo.
—Mi chico vale para todo. ¿Cuándo has aprendido a pilotar un avión? —Él le sonrió como si nadie más estuviese allí.
—Digamos que me picó el gusanillo cuando viaje de pasajero en un caza.
—He oído esa historia a Dimitri. —Se metió Nika—Pero de eso hace mucho tiempo. —Drake sonrió como si le hubiesen pillado en algo malo y no se arrepintiera.
—Hace diez años, pero todavía me acuerdo de como se hace. Demasiadas horas detrás de un simulador de vuelo, supongo. —Es que él podía con todo. ¿Cómo no caer rendida a sus pies?
—Mejor un simulador de vuelo que el culo de una chica. —Drake no dejó que ella se apartara del abrazo.
—Nunca podría haber otra, siempre has sido tú. —Si esas palabras fueran para mí me habría derretido como un helado a medio día, pero se las estaba diciendo a ella, así que mi estómago se revolvió.
—Dejar las ñoñerías para mañana, tortolitos. Necesito un par de copas antes de escuchar más de eso. —¿Hugo? Se dirigió hasta mí para besar mi mejilla. —¿Puedes acercarme a casa?, no creo que pueda aguantar a estos seis cuando empiecen a soltar más tonterías de esas. Brrr. Vámonos antes de que se me pegue.
—Me sorprende escuchar eso del doctor amor. —Le solté con sorna.
—Una cosa es decirlas para ligar, y otra muy distinta cuando estás casado. —Alguien pasó detrás de él para darle un pescozón.
—Gilipollas. —Ese era Bruno.
—El matrimonio no le ha cambiado, mi maridito ha sido así de dulce siempre. —La voz de la rusa me dejó congelada. ¿Su marido? Mi cabeza giró hacia ella como el volante de un piloto de Nascar. ¿Y qué encontré? No solo la sonrisa arrogante de la rusa, ni la estúpida de enamorado de Drake, sino el motivo por el que ella acababa de hundir todos mis planes. Allí, sobresaliendo por delante de su vestido camisero, había una enorme panza de embarazada. Ella lo había atrapado con un lazo imposible de romper; un hijo.
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Gabi - Legacy 8
RomanceGabi es una mujer joven y moderna, a sus 23 tiene todo lo que cualquier otra puede desear; una familia que la quiere, un trabajo que la gusta... Pero lo que siempre ha deseado y nunca ha podido conseguir es al hombre del que se enamoró de niña: Drak...