El sostenía con una mano el teléfono y con la otra un vaso de ron con unos cubos de hielo. Detrás de él se podía ver el ventanal con el manto de la noche decorando la ciudad. Mientras escuchaba la vos de la otra línea, prestaba su atención a la braga que había robado de la habitación. Posaba sus dedos en la tela de seda tan suave decorada con un poco de encaje. Sonrió de lado recordando su maravillosa tarde. Había descargado su enojo por la noticia de que ________ trabaja con su enemigo y había satisfecho sus ganas que no dejaron de molestarlo desde que la vio entrar en la oficina de juntas. Sintió una oleada de energía recorrer su cuerpo y dejo de lado sus pensamientos. Ryan aun seguía hablando, sin darse cuenta de que el ni siquiera había escuchado ni la mitad. Aun se contenía ansioso y impaciente. Se había quedado con ganas de más. No esperaba la hora de entrar al burdel y pedir su habitual chica. En ese instante Ryan protesto enojado.
- ¿me estas escuchando? - murmuro con un tono un poco enojado y severo-
- Claro - se removió en la silla prestando atención ahora al teléfono-
- ¿entonces que dices?
- ¿de qué? - murmuro Justin frunciendo las cejas -En ese momento sabía que su amigo le iba a reclamar el no haberlo escuchado.
- Sobre esta noche - pauso dándose cuenta de que Justin no lo había escuchado- sobre pasar la noche con la amiga de la nueva chica que encontré
- ¿la chica de hace dos semanas?
- Si , la misma - dijo orgullos escuchándose una música leve de fondo-
- ¿no que ya habían dejado de verse?Justin jamás había entendido las relaciones de Ryan. Tenía claro que el le había enseñado todo a Ryan y que el había aprendido a la perfección. Pero no entendía que método usaba con las mujeres, unos que el mismo Justin no entendía.
- Se fue por unos días a Canadá - su tono de vos subía a uno de emoción y picardía- pero ahora volvió con ganas de recompensármelo
- ¿y cómo te lo va a recompensar? - dijo Justin curioso, con ganas de que alguna ves alguna chica de dijese lo mismo-
- Me propuso un trió - Justin levanto las cejas escuchando aquello, asombrado de que se lo contara con tanta facilidad y orgullo-Ya había experimentado un trió en varias ocasiones atrás. Podía decir que es la mejor sensación que puede existir en el mundo. Sabiendo que dos mujeres están dispuestas ante él. Era lo mejor, para él. Y desde su punto de vista, si con una estas bien, con dos es mucho mejor. Sonrió recordando, aquel pensamiento que se le había pasado por la mente cuando se iba del aquel hotel aquella vez. Si te consigues a una con buenos pechos y la otra con un excelente trasero, el resultado, el cuerpo perfecto.
- ¿Y cuando lo piensas hacer?
- No acepte - confeso Ryan, si antes estaba asombrado ahora lo estaba el doble-
- ¿y porque no aceptaste? - lo regaño, como si hubiera cometido la peor estupidez de la vida -
- Porque guarde a su amiga para ti - pauso un segundos considerándose un excelente amigo- esta noche iremos a beber al restaurante que está cerca de mi casa, al de siempre. Y después puedes llevártela a donde tu desees
- ¿hablas enserio?
- Claro - espeto algo ofendido - ¿aceptas?
- No lo sé, no conozco a la chica - murmuro con desdén - sabes que mis gustos son esquicitos
- Lo sé, te conozco, y por eso te envié una foto de ella por correoAbrió los ojos sorprendido de su amigo. Con rapidez prendió la pantalla de su computadora. Tardo unos segundos en que el cristal se iluminara y el programa se prendiera. Sin detenerse, entro en su correo, viendo más de 200 mensajes nuevos. Casi todos de la empresa. Entre los primero, aparecía el nombre de su amigo y junto estaba escrito que el mensaje contenía una imagen. Divago menos de un segundos antes presionar la imagen con el ratón de la computadora. Solo tardo unos segundos en que la imagen cargara por completo y se viera a la bella castaña de la foto. Era una simple foto, sacada por ella misma al parecer. En su cama echada con el pelo algo alborotado pero de una manera despampanante. Una expresión tierna y a la vez sexual que le robo el aliento. Labios carnosos y mordibles. Llevaba una blusa rosada con escote que no dejaba nada a la imaginación. Era perfecta para una noche de lujuria. Pensó.
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Lust
FanfictionElla se dejo llevar por la caricia que provocaba los largos dedos de él sobre sus labios. Y así sus manos le explicaron que gemir no era opcional.