Capitulo 43

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Las tiendan estaban a punto de cerrar y aun así no dejaban de mirar por las vitrinas. Eran pocas las personas que circulaban aun entrando a las tiendas y saliendo. Se sentía algo incomoda sabiendo que la mayoría de todas las bolsas llenas de ropa eran pagas por él. Insistió en que el no pagara nada pero como se suponía Paul se negó absolutamente y de seguro sobre giro su tarjeta. El hambre llego a ella como una lluvia en un día nublado. Se le apetecía un dulce helado de frutilla con dulce de chocolate encima y pedazos de oreo encima. Esa extraña y extravagante combinación se le ocurrió mezclando todos sus sabores favoritos. Con la sencillez de imaginarlo allí entre sus manos y llevarse un poco a la boca hacia que su hambre aumentara dolorosamente. Paul a su lado contemplaba su teléfono celular. Se veía serio mirando aquel mensaje. Aflojo la expresión al momento en que bloqueo la pantalla y volvió a elevar la vista. Sus ojos azules tan pasivos como el mar se encontraron. Tanto el brillo en sus ojos y la radiante sonrisa aparecieron de manera improvisada.

Sus labios se unieron repentinamente. No se sorprendió mucho ya que antes lo había experimentado. Desde hace unas semanas, Paul se daba aquel lujo. La besaba improvisadamente, sin perder tiempo y con cada beso se sorprendía un poco más. Con el pasar de los días supo en que momentos aquel beso espontaneo aparecería. Entrelazaron sus manos instintivamente comenzando a caminar a la salida del lugar.

-¿tienes hambre? - pregunto Paul algo atento a ella -

-Sí, mucha - comento ella sonriendo y sintiendo su apetito protestando -

-¿y de que tienes ganas, nena?

-Un helado de frutilla con dulce de chocolate encima y pedazos de oreo adornando en la crema batida que decora el borde del helado - dijo con más detalle y más cosas deliciosas.-

Paul soltó una carcajada y la miro dulcemente.

-No estoy seguro de que exista un helado igual pero podemos comprar helado y todas aquellas cosas dulces y hacerlo de forma casera.

_________ asintió rápidamente - Si quieres nos vamos a mi casa y allí preparamos el helado

-¿Justin está en casa?

Buena pregunta, ¿el estaría allí? Lo conocía, logro entrar en su vida en estos pocos meses y estaba cien por ciento segura de que Justin no se encontraría en casa. No soportaba estar una hora sin hacer nada, en una casa que no conocía. El mismo se lo había dicho, noches antes cuando tuvieron una pelea por sus constantes salidas nocturnas. De seguro se encontraba en las calles. Buscando en las esquinas una puta que lograra complacer sus deseos insaciables o recurriendo a sus amigas que no dudaban en hacerle el favor, mas bien, dichosas por ser acudidas a su llamado. No hay noche en que no salga, así que la respuesta era bastante segura. En ese momento sintió angustia. Algo muy profundo ¿en serio seguía con ese dolor punzante cada vez que analizaba sus salidas nocturnas? A lo largo de los meses y la decepción, logro anular ese sentimiento pero al parecer no se había esfumado del todo. Aun seguía sintiendo algo por él.

-¿no piensas responderme? - pregunto Paul sonriendo - ¿en qué mundo estas?

La había descubierto, sentía que se iba a poner roja pero finalmente su cara quedo del color natural de su piel. No podía decirle que estaba pensando en el padre de su hijo y que al parecer descubrió que seguía allí un poco del amor que algún día le tuvo. Mordió su labio levemente, estaba contra la pared, no tenía nada en mente para poder mentirle sobre su ausencia en aquella pregunta. Simplemente pensó en la conversación que hace minutos estaban teniendo y la mentira se le vino rápidamente.

-Pensaba en el delicioso helado que voy a comer esta noche

Soltó una carcajada por su comentario. Sonreís sin poder reír con el.

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