Caminar en la noche (Libro 05)

Cuestión de honor

Por unos momentos, los dos grupos estaban demasiado aturdidos para reaccionar y simplemente se miraron el uno al otro. Legolas estaba muy sorprendido como para siquiera mover un solo músculo, y sus pensamientos que daban vueltas y vueltas no hicieron nada para aliviar su dolor de cabeza en lo más mínimo.

Varda Elentári, ¿qué estaba haciendo Teonvan aquí? Había esperado encontrarse con todos en este castillo, todos menos con Teonvan, claro. Por otra parte - pensó sombríamente - no debería sorprenderse tanto. No era propio de Teonvan quedarse al lado de Girion y dejarse matar por una horda de soldados renegados o la gente indignada del pueblo. Si había alguna forma de salir de esta situación, Teonvan la encontraría y la usaría tan rápido que lo único que se vería de él sería el borde de su capa cuando huyera.

Por supuesto - pensó Legolas al miso tiempo que sus ojos vagaban sobre el pequeño grupo de personas atónitas frente a él - Estaba claro que por medio del túnel que se abría paso bajo el castillo, Teonvan quería llevarse a sus guardias y lugarteniente hacia esa tienda abandonada en medio de la ciudad - El elfo entrecerró los ojos y salió de su breve parálisis - Bueno, estaba por verse si lo lograrían, ¿verdad?

Junto a él, Cendan pareció regresar al presente también, y por un breve momento él y el príncipe elfo se miraron. Un segundo después, Cendan saltó hacia la izquierda y Legolas hacia la derecha, justo a tiempo para esquivar un par de flechas de ballesta que cortaron el aire donde habían estado solo unos instantes. Legolas impactó con fuerza contra la pared de piedra, aturdiéndose por unos segundos, pero rápidamente se sacudió el dolor lo mejor que pudo, diciéndose a sí mismo insistentemente que ahora no era el momento de ceder al impulso de simplemente deslizarse por la pared y permanecer en el piso.

Con una maldición interior, el elfo agarró su espada con más fuerza y ​​saltó hacia adelante, moviéndose ágilmente para no chocar con Cendan, quien también se estaba alejando de la pared. Rápidamente acortó la distancia entre él y los hombres que estaban en el proceso de desenvainar sus espadas, y bloqueó la primera estocada que había sido apuntada su cabeza, y antes de que los hombres supieran realmente lo que estaba sucediendo, pasó junto a ellos y dirigió una patada bastante feroz a la puerta abierta que conducía hacia el oscuro pasillo. La puerta se cerró con un fuerte golpe y Legolas sonrió, se dio la vuelta y se colocó frente al umbral. Si Teonvan y sus amigos querían salir de aquí, tendrían que pasar sobre él.

Los hombres no parecieron muy reacios a intentar eso, y medio segundo más tarde todos ellos se lanzaron en dirección al elfo de cabello rubio. No eran tontos (al menos la mayoría de ellos no lo eran), ya que se dieron cuenta muy bien de que su única salida del castillo era a través de ese túnel. Si no querían que sus antiguos colegas y la gente de esta ciudad los mataran, tendrían que salir de aquí, y muy pronto.

Incluso en circunstancias normales, a Legolas le habría resultado difícil defenderse de tantos oponentes a la vez, especialmente con la puerta a solo unos centímetros de su espalda; y ciertamente las circunstancias actuales eran todo menos normales. Su cabeza estaba haciendo una representación bastante creíble de una roca que explotaba repentinamente, y estaba bastante seguro de que si no se sentaba y descansaba pronto, comenzaría a suceder exactamente eso. El corte que había recibido antes comenzaba causarle serios problemas, y estaba casi seguro de que la herida lateral que Teonvan le había hecho hace tantos días atrás se había abierto de nuevo.

Ese pensamiento sirvió para hacer que la furia ardiente brotara dentro de él, y Legolas empujó a un lado con todas sus fuerzas la brillante hoja de uno de los hombres y pateó con su pierna izquierda, golpeando al soldado que acababa de atacarlo en el costado. El guardia voló hacia atrás, llevándose a uno de sus compañeros con él, quien no logró apartarse lo suficientemente rápido y dándole a Legolas un breve respiro. Por los Valar - pensó el elfo enojado - no le importaba si estas personas lo mataban o no, no les permitiría escapar, ¡no permitiría que Teonvan escapara! Se aseguraría de que ese ... hombre pagara por lo que le había hecho a Aragorn y a él. Sí - asintió interiormente - lo mataría y luego iría a buscar a Celylith. Eso sonaba como un muy buen plan.