Cazador y Presa

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yén - unidad élfica de tiempo, equivalente a 144 años

yéni (pl.) - plural de yén

...

Tomando un profundo respiro del aire limpio y frío, Legolas sacudió un poco la nieve que había comenzado a cubrir los mechones de su cabello rubio, y estudió su entorno lo mejor que pudo.

Incluso con una aguda vista élfica, no fue fácil, porque todo lo que podía ver eran los espesos y gélidos copos de nieve que caían pesadamente sobre la tierra, tanto que era difícil ver algo. El elfo no se molestó en absoluto por el frío y de hecho disfrutó de la experiencia, a pesar de que mantuvo un ojo atento a su entorno. Pensó que era muy poco probable que hubiera algo aparte afuera. Como Aragorn habría dicho, solo él, Legolas, era lo suficientemente estúpido como para estar afuera en un clima como este; porque todas las demás criaturas que conocía, incluidos los orcos y los wargos, preferían quedarse en sus casas o guaridas cuando los elementos de la naturaleza estaban tan furiosos ... pero bueno, nunca estaba de más ser cuidadoso.

De hecho, era agradable estar lejos del palacio, y teniendo en cuenta el clima, tenía que admitirlo: estaba muy agradecido de no haber llevado a su amigo humano con él.

Eso era, por supuesto, algo que Legolas no habría admitido abiertamente ni siquiera bajo la peor de las torturas, ya que sabía perfectamente lo molesto que estaría Aragorn por una declaración como esta, pero era la verdad. La enfermedad que aún padecía el montaraz había vuelto a recordar al elfo, más que cualquier otra cosa en las últimas cuatro semanas, de que su amigo era, después de todo, solo un humano. No lo decía en un sentido despectivo, por supuesto, a pesar de que Aragorn sin duda lo entendería así si lo hubiera escuchado, y esa era una razón por la que nunca lo diría.

Incluso a pesar — o tal vez debido — de todo lo que habían visto y pasado en los últimos años, Aragorn todavía no se sentía cómodo con su ascendencia y con lo que otros llamaban 'su destino', y Legolas sabía que el hombre había deseado más de una vez haber seguido siendo Estel Elrondion. Si bien su identidad recién descubierta pesaba mucho en Aragorn, a Legolas no le importaba en lo más mínimo, sin embargo, el hecho seguía siendo el mismo: a pesar de ser de sangre númenóreana, Aragorn era aún un humano y, por lo tanto, poseía todas las debilidades y fortalezas de un cuerpo mortal.

Ver a su amigo enfermarse sin ninguna razón que pudiera comprender le recordaba al elfo que los humanos no eran tan resistente como a uno de los p
Primogénitos, y que era mucho más fácil para ellos sucumbir a cosas como el frío y el hielo. A veces era fácil olvidar que Aragorn no era uno de ellos, ya que incluso a pesar de su apariencia definitivamente humana, era más un elfo, tanto de corazón como de mente.

Pero no era un elfo — se recordó Legolas con firmeza — y esa era la razón por la que había insistido en que Aragorn se quedara atrás esta vez. Nadie en Mirkwood sabía mucho sobre enfermedades humanas, él era el primero en admitirlo, pero en los últimos tres años había aprendido algunas lecciones muy importantes, y una de ellas fue nunca confiar en Aragorn cuando decía estar 'bien', 'saludable' o algo por el estilo. Entonces, si Aragorn decía que esta enfermedad en particular no requeriría que uno descansara más de tres o cuatro días, lo más seguro era que se necesitaría un descanso de cinco o seis días; y Legolas estaba bastante seguro de que tampoco era bueno salir de viaje tan rápido justo después de haberse recuperado.

Era por el bien del humano — el elfo asintió rápidamente. Además, en realidad no quería explicarles a los gemelos que su hermano humano había sufrido una recaída solo por haberlo dejado ir de viaje demasiado pronto. Legolas sonrió. Su padre no se había sentido muy contento al escuchar que iba a verificar las patrullas, aunque estaba seguro que había podido ver una sonrisa en el rostro de su padre cuando le dijo que dejaría a Aragorn en el palacio.

Caminar en la noche (Libro 05)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora