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— ¿Donde están?— gritaba WooHyun a la persona al otro lado de la línea del celular mientras corría jalando a SungGyu y esquivando los disparos de los agentes que se encontraban en el exterior y disparaban como locos a las instalaciones.

Tratando de encontrar a los demás, Jong se perdió y no encuentro a el resto en ningún lado.

L se escuchaba un poco desesperado, pues sabía que si no salían antes de que las autoridades entrarán, corrían el riesgo de ser atrapados —o al menos uno de ellos—, WooHyun quien entendía ese sentimiento trataba de darle órdenes a el de la máscara dorada.

— ¡Nam WooHyun!— el mencionado se detuvo, la voz del exterior, era imposible no reconocerla. Miró a SungGyu quien tenía sus ojos al borde de las lágrimas.— ¡Estás rodeado, entrégame a mi hijo y sal con las manos en alto!

WooHyun río, nunca lo devolvería, al menos no hasta que el señor Kim renunciará a su caso.

— ¡Lee Yeol!— gritó HoWon antes de disparar haciendo que el contrario se agachara y las balas cayeran sobre un oficial dejándolo inconsciente.

— ¡Maldición!— se quejó el de máscara púrpura — son muchos.

— Y ahí vienen más.

El de máscara de conejo señaló hacia el exterior donde llegaban más automóviles de los cuales bajaban más agentes. Sintió a alguien tocar su hombro y dándose la vuelta se encontró con la mirada fulminante de L.

— ¿Saben cuánto los he buscado?

Les pregunto al par de chicos frente a el. Estos negaron.

— Debemos salir de aquí, ahora.

SungYeol habló con un poco de nervios, pero estos aumentaron más al ver que su novio negó.

— Debemos ayudar a WooHyun.

— L, él sabrá cómo arreglarse las solo, pero si atrapan a alguno de nosotros--...

HoWon fue interrumpido.

— Ya hay oficiales dentro.

— ¿Qué?— preguntaron ambos chicos.

— ¿De qué hablas L? Eso es imposible no hemos visto a nadie.

— Porque no van tras nosotros.

— ¿Entonces?

— Van tras WooHyun.

WooHyun no soltaba la mano de SungGyu, y este ya se encontraba llorando por el hecho de escuchar la voz de su padre. Nam sabía que debían llegar hasta la parte trasera de la casa, ahí se encontraba un automóvil en el cual podrían escapar, sin embargo, algo tan fácil como eso parecía difícil en estos momentos.

— SungGyu.

Llamó con suavidad al peliplateado quien le miró con sus ojitos llenos de brillo debido al llanto que aún permanecía.

— ¿S-si?

— No llores— paso sus pulgares por el rostro del contrario limpiando las lágrimas que aún salían.

SungGyu abrió sus ojos de par en par, cada vez que se relacionaba con WooHyun descubría algo nuevo en el, algo que le llamaba mucho más la atención y lo atraía hacia el, algo que lo obligaba a quedarse a su lado. No era como el frío y desalmado WooHyun que los medios presentaban exagerando los crímenes que este hacia, no, al contrario, le había mostrado una faceta tierna, dulce e incluso adorable.

WooHyun se preocupaba por el, SungGyu sabía que si le decía eso a una persona que conocía al pelinegro como el villano de la historia, se iba a reír en su cara y le respondería que estaba loco o que era muy inocente como para no ver la realidad.

Tal vez era verdad y SungGyu estaba loco, es decir, ¿Quién confiaría en un chico malo? En su secuestrador. Los pensamientos del peliplateado se vieron interrumpidos por la voz de su padre quien estaba nuevamente hablando tras el megáfono.

— Te lo advertimos una vez más Nam WooHyun, libera a mi hijo.

Ambos chicos quienes estaban cerca de la ventana divisaron al hombre de apellido Kim al lado de una patrulla.

Unos oficiales subían lentamente por las escaleras en dirección hacia donde se encontraba el pelinegro. Mientras esté se encontraba ensimismado mirando a el padre de SungGyu.

— ¡Tienes cinco minutos!

Advirtió el padre de SungGyu con cierto temblor en su voz. WooHyun frunció su ceño, ¿Por qué después de hablarle tan potente, se había debilitado?

— ¿P-pasa algo?— preguntó SungGyu al notar la actitud de Nam.

— Es extraño.

Susurró el contrario mientras esperaba que pasarán los dichosos cinco minutos. A medida que cada segundo avanzaba su corazón se aceleraba más, había algo que no le gustaba en todo esto pero no lograba descubrir el que.

— ¡Cinco!

Cuenta regresiva.

— ¡Cuatro!

— ¿Qué puede ser?— murmuró para su mismo.

— ¡Tres!

WooHyun era una máquina de pensamientos en esos instantes.

— ¡Dos!

Miró a SungGyu quien se encontraba pegado a la ventana.

— ¡Uno!

Su mente se iluminó y jalando a SungGyu hacia su pecho; abrazándolo, se lanzó a el suelo.

— ¡Disparen!

Una lluvia de balas comenzó a impactar contra la ventana de cristal haciendo que pequeños fragmentos de este cayeran sobre el cuerpo de WooHyun quien abrazaba fuertemente a SungGyu.

— ¿¡Acaso no le importa matar a su hijo!?

Gritó a la nada mientras protegía a SungGyu. El peliplateado se aferraba a Nam con sus ojos cerrados.

Cuando la lluvia de balas cesó, Nam elevó un poco su cabeza suspirando y dejándola caer de nuevo sobre el frío suelo.

Se levantó aún con SungGyu entre sus brazos, el peliplateado abrió sus ojitos poco a poco.

— ¿Estás bien?— Kim asintió aún aferrándose a WooHyun.

Poco a poco, ambos fueron soltando el agarre que tenían uno sobre el otro.

— Bien, vamos.

SungGyu sonrió y camino unos cuantos pasos quedando delante de Nam quien también le devolvió la sonrisa. Un puntito de color rojo sobre el pecho de WooHyun hizo que la sonrisa de SungGyu desapareciera poco a poco.

El sonido de un disparo lo alertó.

— ¡WooHyun!

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❥Bad Boy | ➳[WooGyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora