ɪ ɴᴇᴇᴅ ʏᴏᴜ

Party For Two

—Como era de esperarse— se quedaron quietos en la puerta del umbral, al escuchar una voz proveniente de sus espaldas, tardaron un poco en voltear por la cantidad de cosas que llevaban en sus manos.

Les dio escalofríos escucharla de nuevo, pero no se quedo quieto y de forma rápida coloco a su prometida a sus espaldas.

—Asuna, metete a la casa—

Se quedo quieta, sabia que la cosa más fácil era dejarle todo este problema a su prometido, sabia por que de un momento a otro le hablo en ese tono, por qué la persona delante de ellos, provocó que ella estuviera en constates revisiones.

Pero esa persona era su madre por lo tanto también era su problema y debía enfrentarla.

Camino hacia su madre y la encaro para decir:—¿Qué haces aquí Kyouko?— odio el tener que usar ese tono, el tono usual de su madre pero ya no la veía igual ahora solo era una desconocida.

—Así que ahora me llamas Kyouko...— dio un vistazo a las espaldas de su hija— ¿Ni siquiera me invitan a entrar en su hogar?—

—No y ve...— sintió como la mano de su pareja tocaba su hombro.

Saco su llaves de su pantalón y abrió la puerta, no tardo en reaccionar y la matriarca Yukki entro.

—¿Kirito qué haces?—

—Solo quiero dejarle las cosas claras, nada más— su expresión era fría pero volvió su cara y le sonrió— No te preocupes lo arreglaré—

No podia dejar que siempre cargara con todo,¿acaso no se habían prometido protegerse mutuamente?

Se movió tan rápido como su embarazo le permitió, entro a su departamento y cerro la puerta tras de sí.

—Asuna, Asuna— escucho a su espadachín detrás de la puerta pero debía hacer esto sola.

—Déjamelo a mí, amor...— suspiro tras la puerta, no sabia si lo dijo por ella o para su prometido que estaba detrás.

Giro y la encontró, como siempre revisando cada aspecto de su vida.

—Kyouko, ¿qué haces en mi casa?—

—Esto ni siquiera es una casa Asuna— dijo con desprecio.

—Nunca lo entendiste, pero un hogar no es el espacio en el que estas, es con quien estas y para mí este es mi hogar, el estar con la gente que amo— acerco su mano izquierda a su vientre y acaricio.

—¿Cuántos meses tienes?—

¿Acaso te interesa?, eso era lo que quería responder, pero a pesar de todo era su madre por más que lo negara.

—Cinco meses y medio—

—¿Ya saben el genero?—

—No y queremos que sea sorpresa— su paciencia se agotaría en cualquier momento debía ocupar la que le quedaba con inteligencia— ¿Por qué de repente vienes a mi hogar y preguntas esas cosas?—

—Por que no me respondías, a ninguna de mis llamadas, incluso... incluso a tu padre y hermano , pero no te dignaste a responder a las mias—

—¿Enserio querías que te digiera como se encuentra mi bebé?, no seas hipócrita— trataba de contenerse y pensar en su bienestar.

—Se que estas enojada pero...—

—¿Pero qué?, ¿aún eres mi madre?, no, debo decirte que mi madre murió cuando me dijo que abortara a mi hijo y me llamo una cualquiera enfrente de mí pareja—