ɪ ɴᴇᴇᴅ ʏᴏᴜ

Difficult Steps

Ringg

Ya era la novena vez que llamaba y llamaba, pero su novia no atendía el teléfono.

—Calmáte amigo— a su lado estaba su amigo que le había prestado su teléfono, pensando cuál era el problema de que su novia no atendiera.

—Ella no llega tarde, eso no es propio de ella, algo debe a ver pasado— teniendo un mal presentimiento el moreno trataba de mostrarse calmado y no decir la verdadera razón de su angustia.

—Apenas se reconciliaron, no creo que te vuelva a terminar tan fácil— esa no era la razón de su angustia, nadie (excepto Alice y Yui)saben del embarazo de Asuna, no querían que se esparciera el rumor por toda la Universidad, ni que se acercaran tratando de ayudar, cuando ellos tampoco sabían que hacer.

—No entiendes... préstame tu moto— la suerte no lo acompaño ya que hoy se le ocurrió ir en metro y dejar su moto.

—Ya te dije estas parano...—

—KAZUTO— corriendo hacia los chicos que se encontraban en la entrada una chica rubia se les acerca— Asuna... no contesta...— respirando con dificultad Alice dice.

—Lo se, la voy a ir a buscar—

—Pues que esperas...—

—No estoy entendiendo nada— confundido por la reacción exagerada es lo único que atina a decir Eugeo.

La rubia y el moreno se dedican una mirada complice en donde el ultimo asiente.

—Eugeo, Asuna esta en una situación delicada, tienes que prestarme tu moto— colocando detrás de el rubio Kazuto, empieza a abrir la mochila de su amigo.

—E-eh que te pasa...— antes de reprochar más la chica acerca su cara al confundido de el grupo, quien se queda quieto esperando el tacto, empero este no llega, solo siente que una mano en su espalda que saca algo.

—Gracias Eugeo, dile a los profesores que tuve una emergencia...— la voz de Kazuto se va alejado hasta no escucharse más.

Al quedarse a solas provoca una situación tensa —L-lo siento, adiós— corriendo de la misma manera que llego la ojiazul se va.

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—L-lo siento tanto señorita— junto a Asuna estaba Sada consolándola, quien se arrepentía de lo que acababa de pasar.

—N-no... no es tu c-culpa, Kirito tenia razón debí decírselo antes, este es mi castigo— escuchando un zumbido, a su derecha levanta un cojín y por fin encuentra el teléfono.

Al desbloquearlo se da cuenta que tiene más de 27 llamadas perdidas, la mayoría de su amado— D-debe estar preocupado— tratando de teclear en el teléfono con las manos temblorosas escribe una respuesta. Estoy bien, no me esperes.

Pero claro este mensaje no le llega a el chico que esta en Setagaya.

—A-ahora que voy... voy a hacer...— nunca pensó que su madre fuera tan inhumana como para echarla de casa, ¿no ella también fue madre joven?

El timbre de la mansión Yukki sonó y por reacción Sada se levanto y fue a abrir la puerta. Al abrirla encontró a un chico consternado que ni siquiera saludo.

—Asuna...— al verla lo primero que hizo fue abrazarla, el miedo que algo le hubiera pasado le carcomió la cabeza, al separarse para inspeccionarla con mayor detenimiento, se dio cuenta que tenia los ojos hinchados, junto con restos de lagrimas en sus mejillas— ¿Qué pasó?—

—M-mi madre ella...—

—La eche de casa Kirigaya, descubrí su imprudencia que quería mantener en secreto— devuelta en la estancia la madre Yukki dice sin emoción alguna.