Capítulo I
Eran las doce de la tarde y los chicos ya estaban dándose un chapuzón en el agua del lago, no había nada más reconfortante que eso. Las chicas por su parte, conversan y chismorrean en la orilla, mirando como los chicos se divierten.
A los pocos minutos los chicos salieron del agua y se secaron para tomarse unas litronas y picar algo, era momento de relajarse un poco.
En lo que pasaba el tiempo, la tarde se hacía cada vez más preciosa, los rayos del sol se reflejaban en el agua, de tono verde claro e iluminaba la cara de los chicos y chicas.
Francisco en lo que llevaba de día se había olvidado casi por completo del dolor del brazo, pero cuando estuvo ya seco en la orilla, sentado, el dolor volvió a salir y esta vez un poco más fuerte.
Tratando de olvidarse nuevamente de este, intenta entablar una conversación con Vero, se sienta a su lado, un tanto apartado de los otros chicos. La mira a los ojos, son ojos color cafés, bellos como una flor, no hay forma de concentrarse viendo tal belleza.
—Vero... ¿te estás divirtiendo? —pregunta Francis—. «Un poco estúpida la pregunta» se dice para sí mismo.
—Sí, todo bien, gracias por preguntar —dice la chica hermosa de pelo rojo, como el vino de verano—. Mañana es el gran día...
—Jaja sí que locura... —dice entre risas Francis.
Francis era un total desastre hablando con las chicas y en especial con Vero. No pudo sacar ningún otro tema de conversación y Vero, un poco incómoda, le dijo que Sofi la llamaba, y la chica se fue dejando a Francis sentado solo como un completo imbécil.
Raúl dándose cuenta de lo que pasaba, se acerca a Francisco y le pide que venga con él unos minutos. Empiezan a caminar juntos por la orilla...
—Francis, eres pésimo con las mujeres —dice Raúl poniéndole una mano de amigo en el hombro.
—Lo sé, es que me da miedo lo que pueda pensar de mí —responde Francis un poco triste—. Y si piensa que soy un nerd o un tarado...
—Mira, tranquilo... —dice Raúl—. Sabes de sobra que Vero no piensa eso de ti. Además debes de ser sincero con ella y decirle lo que sientes —finalizó tratando de animarlo.
—Gracias amigo —dice Francis esbozando una sonrisa—. Tú si que sabes de chicas...
Mientras caminaban distraídos por su conversación, se habían alejado un buen tramo de donde estaban los chicos. Tardaron unos minutos en darse cuenta, y empezaron a caminar de vuelta hacia donde estaban ellos.
Mientras vuelven, aún hablando y riendo. A Francisco le empieza a doler el antebrazo de una manera insoportable, empezaba a sangrar. Raúl, en un principio no se percata, pero al ver que Francis se tira al suelo del dolor, el se agacha y auxilia a su amigo.
Le sube la manga de la camisa y se horroriza con lo que ve.
En lo que durante toda la mañana, solo había tenido una simple inflamación, ahora tenía un tatuaje, pero este se veía antiguo. Como si se lo hubiese hecho hace años. Del tatuaje manaba mucha sangre.
—Tío esto tiene... muy mala pinta —dice Raúl, empezando a asustarse.
—Me due... le mu... cho jod... er —apenas logra decir Francis.
—Calma, déjame verlo bien, no te muevas —le dijo Raúl, agarrándole el brazo.
—Francis... tío, no sabía que te habías hecho un tatuaje —dice Raúl mirando a los ojos de su amigo.
—¿De qué carajo hablas? —pregunta Francis.
—Mira tu antebrazo... —y le señala en el lugar del tatuaje.
En el antebrazo justo debajo de la muñeca, se podía ver ahora claramente (pese a que sangraba mucho), lo que era un tatuaje de un lago. Raúl mete la mano de su amigo en el agua para limpiarle la sangre, que sigue saliendo a pesar de sus intentos de parar la hemorragia.
—Se me ha aliviado un poco el dolor, gracias amigo —dice Francis, ya un poco mejor.
—No hay de qué, para eso son los amigos —dijo Raúl sonriendo—. ¿Tanto te va a marcar este día, que has decidido hacerte un tatuaje?
—No sé cómo llegó ese tatuaje ahí, hoy por la mañana no tenía nada —dice mirándose el tatuaje—. Te lo juro...
—Es algo muy raro, mucho más raro siendo el tatuaje un lago que es donde estamos ahora —dice Raúl—. ¿Estás seguro que no... ?
—Joder, qué no me hice nada—dice Francis un poco molesto por la desconfianza de su amigo—. Mejor vayamos con los chicos.
Cuando vuelven con los otros y le cuentan lo qué sucedió todos piensan que Francisco les está tomando el pelo. Puesto que es muy raro que un tatuaje aparezca así de la nada en el brazo de alguien y mucho más siendo el tatuaje de un lago. Pasó una hora y seguían debatiendo lo que había sucedido, nadie creía la coartada de Francisco, pero intentaban cambiar el tema para no abrumar al chico.
Al rato, todos estuvieron de acuerdo en volver al agua antes de finalmente marcharse. Las chicas se pusieron sus bikinis y los chicos se quitaron la playera que llevaban puesta. Dentro del agua, los chicos retomaron sus peleas con agua y competiciones de nado, mientras que las chicas nadaban un poco y se sumergían, para luego seguir hablando.
El tiempo volaba y ya eran casi las 7 de la tarde, los chicos nadaron por una última vez antes de regresar a la orilla.
Cuando Carlos que no era común en él, gritó palabrotas a los cuatro vientos, mientras contraía y expandía el pecho con mucha brusquedad. Casi sin habla, llamó a los otros chicos, que estaban un poco alejados de él.
—Carlos, que carajo... —dijo Raúl nadando hasta donde estaba Carlos.
—Venid rápido... —dijo el chico con miedo en la voz—. Miren esto...
Detrás de un tronco caído en el agua, flotaba el cadáver de un hombre boca abajo.
—Hostia, vámonos cagando leches de aquí —dijo Carlos sin mirar al cuerpo inerte que flotaba en el agua.
—¿Qué le habrá sucedido? —pregunta Sofía.
—Ni puta idea, vámonos de aquí —dice Raúl, muy asustado.
—Deberíamos sacarlo a la orilla y llamar a la policía... —dijo Francis, mirando el cadáver con ojo crítico.
—Serás idiota, pensarán que hemos sido nosotros —dice Raúl.
—Cállate ya Raúl, hay que llamar a la policía —dice Vero, mostrando seguridad en lo que dice.
Con mucha cautela y sobre todo pánico, entre todos arrastraron el cuerpo sin vida hasta la orilla. Cuando estuvo finalmente en la orilla, lo voltearon para verle la cara al hombre.
Su rostro estaba desfigurado, en los ojos tenía fragmentos de cristales encajados como si fuesen los globos oculares. La boca estaba cocida de una forma macabra y reflejaba signos de tortura en el resto del cuerpo.
Todos miraban el cuerpo inerte con profundo miedo, ya se les hacía lejano haber estado riendo y divirtiéndose ese día en el lago, por su mente solo pasaban las imágenes del desfigurado rostro. No entendían como alguien pudiese llegar a ser tan cruel y despiadado.
Luego de unos minutos que parecieron horas, Sofía llamó a la policía, y estos llegaron a la media hora. Los policías les hicieron preguntas a las cuales ellos no tenían respuesta, después de un rato de interrogatorios, los dejaron irse a todos.
Esa noche ninguno se demoró en llegar a su casa, ni tampoco hicieron algún comentario al respecto, ya habría tiempo de sobra para hablar de todo esto en la mañana...
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Este capítulo ha sido modificado y corregido.
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The Glass Parte I
Science FictionSinopsis: La juventud es capaz de alcanzar muchas metas con tan solo pensarlas... Están dispuestos a correr el riesgo, a sentir, a vivir, a amar, pero sobre todo, a buscar ese algo que los identifique... Francisco es un joven, como cualquier otro, t...