Capítulo VII
Año 2020 «Sevilla, España»
Francisco aparece en medio de la calle, sólo que esta, está vacía. Una pequeña nube de polvo se levanta cuando hace contacto con el suelo. Él, escogió una fecha al azar en el artefacto para viajar en el tiempo, casi no tuvo tiempo de escoger la fecha.
Pero supo en que año estaba, las calles estaban desiertas. No se veía ningún auto, ni persona, parecía una ciudad fantasma. Tenía que tratarse del 2020, el año de la pandemia, no había otro motivo en este hilo del tiempo para que la ciudad estuviese desierta.
Las calles estaban cerradas con cintas amarillas. Francisco recordó esos años de confinamiento, de como tuvo que pasar meses sin poder salir de casa.
Tenía que esconderse y rápido. Lo más probable es que Camila lo siga. Cuando una persona viaja en el tiempo, deja una pequeña estela de espacio-tiempo. Esta estela, con un radar, se puede seguir y conocer a dónde y cuándo viajó esa persona.
Camila debía de tener un radar, porque había encontrado con mucha facilidad a Francisco...
El lugar idóneo para esconderse era su casa, pero eso es lo que pensaría Camila, así que necesitaba ir a otro lugar. Le quedaba un solo núcleo de viaje, y era para regresar al 2054 con Francis.
—Señor... ¿y su mascarilla? —le dice un oficial del tránsito a Francisco.
«Maldición» se dijo Francisco.
—Disculpe oficial... lo he dejado en casa —dijo Francisco, estaba en un aprieto y no podía demorarse más.
—Pues tendré que multarle, para que la próxima vez, no se te quede en casa —dijo el oficial, buscándose algo en el bolsillo de su chaleco.
—Lo siento... —dijo Francisco en un murmuro. Se acercó al oficial y le tocó en un punto específico del cuello y del pecho. El hombre cayó dormido al suelo.
«Siempre funciona» fue lo que pensó Francisco, una sonrisa se mostraba bajo su barba.
Francisco le robó la cartera al oficial, una mascarilla que tenía en el bolsillo y las llaves del coche. Esa era su salida de escape, tenía que conducir hasta que Camila le perdiera el rastro.
Se montó en el coche de policía, puso las llaves y aceleró a toda mecha, gastando llantas. Era fácil conducir por las carreteras, no había tráfico, pero algunas calles estaban cerradas. Francisco intentó hacer memoria, necesitaba un lugar tranquilo, donde pudiese poner sus ideas en orden. Debía idear un plan, su madre iba a morir dentro de dos días, y el asesino, aún era una incógnita.
Por fin supo a donde ir, el lago. Aquel lago en donde ellos habían experimentado el miedo. En su memoria, esos recuerdos los sentía reciente, podía recordar con claridad el miedo, la angustia del no saber qué pasaba. Esos sin duda fueron los peores días de su vida. En tan sólo una semana, perdió a dos personas que amaba más que a nadie, su madre y Vero. La chica de sus sueños, el amor que nunca confesó, todavía maldecía su vida, por no haber hablado cuando pudo...
Llegó al lago, estaba justo como lo recordaba, sólo que, ya no tenía las cintas amarillas que cercaban el lugar. Al otro lado del lago, había una caseta que se podía alquilar, pero en estos momentos era muy difícil que alguien estuviese alquilado allí.
Tuvo que bordear todo el lago, le tomó casi diez minutos, el camino todavía seguía siendo resbaladizo y no quería volver a cometer el mismo error de caer. La caseta si estaba distinta, los tablones de la puerta, colgaban aguantados por un clavo. El techo estaba abollado, las paredes mohosas. De seguro, nadie más había venido a alquilarse, no después de lo ocurrido en el 2010.
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The Glass Parte I
Science FictionSinopsis: La juventud es capaz de alcanzar muchas metas con tan solo pensarlas... Están dispuestos a correr el riesgo, a sentir, a vivir, a amar, pero sobre todo, a buscar ese algo que los identifique... Francisco es un joven, como cualquier otro, t...